Nota: el siguiente artículo no tiene porqué coincidir necesariamente con la posición que de este tema tengo yo como responsable de Martos al Día.

TAUROMAQUIA
de Francisco Teva Jiménez
Maestro Lcdo. en Derecho

La palabra Tauromaquia viene, etimológicamente, del griego “tauros”, toro y “machésthai”,luchar. Por poco que relacionemos las palabras, inmediatamente nos encontramos que Tauromaquia no es sino “luchar con el toro”. Como definición, el Diccionario nos dice que Tauromaquia es “El arte de lidiar toros”. Es una definición mucho más evolucionada, donde aparece la palabra ARTE, pues, modernamente, no es una simple lucha como en Grecia y Roma, donde tuvo sus comienzos, sino un ARTE donde la lucha entre hombre y toro adquiere matices exquisitos, siempre que se realice con conocimiento, dulzura y corazón. Y es que, aunque parezca una lucha cruel y desigual, no lo es en absoluto, ya que se trata de equilibrar la fiereza y bravura de ese animal maravilloso, criado especialmente para esto, con la inteligencia y conocimiento del hombre.

Volviendo a la definición: “Arte de lidiar” y viendo, nuevamente en el Diccionario, vemos que “LIDIA” es “El conjunto de faenas y suertes que se practican en la plaza de toros por los toreros desde que se suelta la res hasta su arrastre”. Poco puede disfrutarse de la lidia de un toro si no se conocen las distintas faenas y suertes. Por eso, ese ARTE de Cúchares, de Pepe-Hillo, de Paquiro, de Costillares y de tantos otros que han brillado con luz propia como toreros, ese ARTE que forma parte, tan profundamente, de nuestro acervo cultural y que está tan enraizado en nuestra idiosincrasia, no sólo andaluza, sino española, necesita como cualquier otro arte ser conocido, explicado y promocionado, no solamente en las grandes ciudades, sino en los pueblos. Muy digna es la labor que hacen, en las retransmisiones de corridas de toros, los comentaristas toreros, esos señores que han sido toreros y que saben del toro y de la “Fiesta” más que nadie, pues la llevan en la mente, en el corazón y en su propia piel.

Sólo conociendo ese ARTE singular se puede apreciar su belleza, su colorido y su valor. Por eso, como aficionado, entiendo que, en la programación de las distintas cadenas de televisión, deben contemplarse cada vez más eventos de este tipo; asimismo ayudar y proteger, por parte de las Instituciones, a las Escuelas Taurinas que son el germen de la buena cantera de toreros nuevos y que gracias a las novilladas de promoción, más de un chaval, lleno de afición e idealismo, puede hacer realidad sus sueños.

Los toros, las ganaderías, las distintas suertes, deben ser conocidas, pues sólo de esta forma, como cualquier otra disciplina o arte, pueden ser apreciados y disfrutados.

Me gustaría, con estas líneas y este sencillo poema lleno, creo, de colorido y pedagogía, romper una lanza para que la afición y los festejos taurinos no decaigan, no pierdan su pureza y sean el revulsivo y sirvan de eficaz contrapeso de algunas campañas de muy pobre calificación, que tratan, en aras de una filantropía equivocada, borrar de nuestra geografía el “Arte de los Toros”, las “Corridas de Toros” con toda la luz, belleza, cromatismo, música….que las mismas conllevan, borrarlas de nuestra cultura, de nuestra “Historia”, de nuestra más honda genialidad.

Hay que destacar también y muy especialmente, la labor de selección genética que hacen los ganaderos de reses bravas, que se exporta al extranjero, y que es una labor seria, callada y a muy largo plazo. No podemos olvidar tampoco, el potencial económico que suponen las ganaderías de toros bravos, y, como es lógico, todo ese valor de investigación genética y económico se perdería, sin remisión, si las “Corridas de Toros” , por un mal entendido sentido de la dignidad animal, que la tienen, desaparecieran. Entiendo que esa dignidad de los animales se respeta y se engrandece siendo una lucha equilibrada entre el hombre y el animal.

TARDE DE TOROS

I

A las cinco de la tarde,
será a las cinco de la tarde.

Los capotes de paseo
con primor de filigrana
reverberan con la luz
de un sol de justicia y calma.

Ya desfilan en la arena,
en el albero que sangra,
al compás de un pasodoble
bordado en batuta sabia.

Ya despliegan los capotes,
de azabache, oro y plata,
en un alarde torero
para lucir en la plaza,
realzando la belleza
de las recatadas damas,
que despliegan abanicos
para ocultar de su cara
el rubor, rojo encendido,
como una rosa temprana,
que el torero la ha mirado
con mirada enamorada.

II

El primero está en el ruedo,
recorriendo está la plaza
ese toro jabonero
de altiva y torera estampa.

Ya lo ha parado el torero
con lances de luna blanca,
su capote coquetea
pasándoselo con calma
con verónicas soñadas,
chicuelinas ajustadas,
gaoneras y navarras.

La plaza se ha puesto en pie,
cómo retumban las palmas,
emocionado el torero
saluda montera alzada.

III

Los caballos de picar
ya están saliendo a la plaza,
los picadores macizos
preparan sus varas largas
para medir la bravura
de ese toro jabonero
de raza y torera estampa.

El toro acude a la vara
metiendo bien los riñones
con cara baja y empuje
y repite hasta tres varas.

Suena el clarín anunciando
que ha terminado el castigo,
los varilargueros salen
entre aplausos del anillo,
mientras, la sangre chorrea
espesa, caliente y grana.

IV

El maestro está lanzado
y toma las banderillas,
de frente al toro citando,
dando saltos de puntillas.

El toro se arranca rápido
y se produce el embroque,
como un abrazo de amor
que a toro y torero entronque.

Los dos palos han quedado
en el anillo de muerte
y la música se arranca
entre la gente que aplaude.

El torero, entre aplausos,
levanta altivo su mano
sintiendo que el corazón
se está quebrando en pedazos.

La locura se produce
y se repite tres veces,
el toro babea de rabia
mostrando su brava especie,
que no decae ante nada
siempre luchando de frente.

V

Suena el clarín nuevamente
con floreados matices,
ha llegado ya la hora
de medirse frente a frente.

La muleta, rojo sangre,
tremola citando al toro,
que se arranca sin pereza
entrando derecho y claro
sobre la mano derecha.

Qué bien toma la muleta,
cómo repite y repite,
el torero lo sujeta
con la franela entre cites.

El toro humilla y embiste
por la derecha y la izquierda
bordando de pinceladas
el albero reluciente.

A los gritos de ¡torero!
se va cambiando de mano
hilvanando los de pecho
con desplantes agraciados.

El torero que se gusta
está tentando a la suerte,
de espaldas citando al toro
para seguir en redondo,
dando el de pecho suave
preludio, ya, de la muerte.

No quiere que a la faena
le falten “manoletinas”
como homenaje al ausente,
el llorado “Manolete”.

VI

Borracho de torería
saluda a los cuatro vientos
esperando que la espada
busque el hoyo de la muerte.

Se perfila con la espada,
marcando está el volapié,
apuntando está el estoque
hasta dejarse caer
en el testuz carifosco
de ese toro de Domecq,
que en la suerte natural,
casi en mitad de la plaza,
como bravo, que lo es,
el acero se ha tragado,
cayendo en el redondel.

Blanca se ha puesto la plaza,
pañuelos de blanca tez
al Presidente le piden
los trofeos por doquier.

Las orejas le ha cortado
y estando el toro a sus pies
los aficionados piden,
con insistencia otra vez,
que al toro le den la vuelta,
ese toro de Domecq,
que ha derrochado bravura
y nobleza sin doblez.

Qué inicio tiene la tarde,
el segundo va a salir,
los capotes preparados,
ojalá que siga así.