Cuentame como pasó… Lara de Tucci

Lara de Tucci | Tras las campanadas de Fin de Año las diferentes cadenas de televisión siempre nos emiten largos programas de lo más variado y caprichoso para amenizarnos la noche una vez tomadas las doce uvas. Y, en ocasiones, incluso nos “regalan” con espacios ya emitidos en otras ocasiones. Pero, por lo general, unos y otros son programas con poca o nula trascendencia informativa, cultural o divulgativa, y es que en tales horas de excesos festivos las mentes y el entendimiento están para pocas cosas más o menos serias.

Viene esto a cuento porque a lo largo de esta temporada, y ya van para trece o así, estamos viendo la famosa serie televisiva “Cuéntame como paso”. Serie que merece, cuanto menos, un comentario. Pues la misma nos sitúa mentalmente -excepto a las personas que se hallan en la treintena- a aquellos tiempos no tan lejanos de los primeros atisbos de la movida madrileña que dieron paso a la Constitución del 78, por la que ahora nos regimos. Los diferentes guiones de la serie nos sirven para despertar de sueños de neblinas políticas, y una vez abiertos los ojos, los hechos argumentados nos dan la sensación de que de nuevo vamos a experimentar las posibilidades de una libertad que tenemos que ir consiguiendo de continuo con nuestros votos en las sucesivas elecciones.

Son ya más de doscientos capítulos, y creo que tiene otros tres años asegurados, los que “Cuéntame” viene desarrollando, por medio de guiones muy adecuados -aunque los hay también que se salen algo de la realidad-, las vivencias y el cotidiano latir de la sociedad española a lo largo de estos casi cuarenta años de democracia. Y a través de los diferentes argumentos de ficción de la familia Alcántara no hemos dejado de ponernos al día de unos acontecimientos que los españoles todos hemos protagonizado; cada uno, dentro del puesto que ocupa en la sociedad; cada uno, también, en el nivel de participación que le haya correspondido.

Bien lo dio a entender esto la anterior ministra de Cultura, Gonzáles-Sinde, acertada ella a medias, hace un par de años, cuando la entrega a “Cuéntame” del Premio Nacional de Televisión 2009, dotado con 30.000 euros: “`Cuéntame cómo pasó´ -dijo la hoy exministra- reconstruye visualmente, como un retrato, nuestra memoria más reciente… y a través de la serie se les está transmitiendo a las generaciones presentes y futuras los valores del diálogo; que es el mejor legado de la Transición”.

Por supuesto que con “Cuéntame” venimos captando los positivos pasos andados en nuestras libertades públicas; así como otros valores consubstanciales a esas libertades. Siendo el de mayor calado el referido a la igualdad de todos los ciudadanos independientemente de su sexo, sus creencias y su cultura. Pero, ¡ay!, en ese `retrato´ que “Cuéntame” realiza de la evolución social de España (evolución que, cuando una parte se ha alcanzado de la mano de la izquierda, ellos la llaman con rimbombancia progresismo) no se aprecian en absoluto otros planos -por emplear términos propios de la fotografía- que yo no sé decir si corresponderán a la naturaleza de ese mismo progresismo que con tanto entusiasmo se nos presenta a veces.

Y así las cosas, echamos de menos en dicha serie que, ya con la Transición, en España tuvimos que crear -hoy son ya más de 100.000- la figura del vigilante jurado; que antes no existía. En la actualidad podemos ver que estos vigilantes se hallan en los diferentes centros públicos y privados, y en cualquier sitio donde concurren los ciudadanos con más o menos afluencia; sobre todo, en estaciones y aeropuertos. A pesar de lo cual, por la megafonía de tales lugares no cesan de advertir a los usuarios que, por su propio interés, mantengan sus pertenencias controladas en todo momento.

De la misma manera (dejando a un lado el avance del consumo de la droga, de la prostitución y de la trata de blancas en España, con las mafias explotando a pobres e indefensas mujeres), a partir del estreno de las libertades públicas, la ciudadanía empezó a colocar sistemas antirrobo en los coches y a poner puertas blindadas y cierres de seguridad en pisos y viviendas. Los comerciantes se vieron obligados a instalar cierres metálicos en sus establecimientos. Las administraciones de Lotería, las farmacias y los bancos, mamparas de seguridad, y en estas últimas entidades, así como en los trenes, museos y otros centros de diferentes actividades sistemas de vídeo-vigilancia. En fin, todo un conjunto de métodos de control para garantizar la seguridad de los ciudadanos; como negativo exponente de un deterioro de la moral que eluden los diferentes capítulos de “Cuéntame”. Con lo cual la serie está quedando, en mi particular opinión, bastante incompleta; aspecto que pasaría desapercibido para los televidentes si se la proyectaran cuando están bebiendo y cantando recibiendo el Año Nuevo.

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3 comentarios
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  1. La verdad es que cuentame merece todos los reconocimientos,es una gran serie.por otro lado,la movida dio paso a la constitucion?yo creo que es mas bien al reves

  2. 1º. Por los actores: malos, pero malos. Recuerdo una portada, no sé ahora si de El Jueves, en la que aparecía repetida veinte veces la misma cara de Imanol Arias y se leía: «Así expresa Imanol Arias la alegría, la pena, la ira, el miedo……»
    2º. Porque para cuentos, los de Hans Christian Andersen. O los de Calleja

  3. Como para fiarse de ti jajaja,actores malos dice…imanol arias,juan echanove….

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