Opinión

El Rincón de Paco Teva… UN PASEO POR EL PASADO, LA SIEGA

En la actualidad, en el siglo XXI, en el año 2013 y desde hace, ya, bastantes años, es una estampa corriente ver, en los meses de junio y julio, las denominadas cosechadoras, que siegan, separan el grano de la paja, empacan la paja en paquetes con la forma de un paralelepípedo, que servirá para alimentar al ganado, y recogen el grano para su transporte a los silos. Todo esto, hoy día, es lo normal y lo que muchas personas, más jóvenes que yo, desde luego, están acostumbradas a ver. Sin embargo, no siempre ha sido así de fácil, ni de rápido. Eran labores del campo muy duras y sacrificadas. Recuerdo, como si lo estuviera viendo con mis ojos de niño y adolescente, estos trabajos, duros trabajos, para obtener el trigo, la cebada, los arbejanos….etc.

Todo empezaba con la siega que se hacía a mano, en grandes extensiones de tierra calma, donde no había ni una mala sombra, para cobijarse de los tórridos rayos del sol del, recién estrenado, estío. Los segadores eran contratados para el tiempo, que duraba la siega y se les daba comida y alojamiento, además de su jornal, claro está. El almuerzo y la comida se les llevaba al tajo y la cena se les daba en el alojamiento. A las zonas cerealistas como Córdoba, Sevilla, la Mancha, llegaban cuadrillas de otros sitios, buscando trabajo, en la época de la siega. Si habéis visto la película La Venganza con Jorge Mistral, Carmen Sevilla y Raf Vallone, podéis haceros una idea.

De madrugada, al rayar el alba, como decían los hombres del campo, con sólo un café con malta en el estómago, empezaban su trabajo con sus hoces de acero templado y bien afiladas, para degollar las mieses cargadas de espigas bien granadas. Sombreros de paja de anchas alas y un pañuelo debajo, sombreaban la cabeza y la cara de los segadores y mitigaban, en lo posible, ese sol de justicia, que los castigaba de forma inclemente. Armados con la hoz en la mano derecha, generalmente, se ponían unos dediles (fundas de cuero, hechas por ellos mismos) en los tres últimos dedos de la mano izquierda, para evitar los cortes, (si alguno se cortaba, se orinaba en el corte, pues la orina, con la urea y otras sustancias que contiene, servía de hemostático casero, pero muy efectivo) y a empezar la faena. Con la mano izquierda se cogía un puñado de mies y con la derecha se cortaba y así durante muchas horas del día. Las mieses, que iban cortando, eran atadas, con los mismos tallos, en haces o gavillas. Cada hora aproximadamente tenían un pequeño descanso, un rebezo, el tiempo justo para fumar un cigarrillo, descansar un poco, beber agua… y, después, a continuar con la tarea. Algunos días, estando, ya, en el tajo no podían empezar a trabajar hasta que pasaba un rato y el sol calentaba y quitaba humedad a las mieses. Los segadores decían que no podían segar pues estaban relentosas, es decir, el relente, el rocío de la madrugada las había puesto húmedas y la hoz no cortaba bien.

Hacia las diez de la mañana tomaban el almuerzo, una comida fuerte que los mantenía hasta medio día. Ésta, solía ser huevos fritos con tocino y patatas fritas; tomates fritos con carne de pollo o conejo; carne de cerdo y tortilla de patatas… Algún gazpacho se intercalaba para reponer los líquidos, sales minerales y otras sustancias, que se perdían con el abundante sudor. Prácticamente estaban todo el día calados. Se solía decir que las camisas de los segadores, una vez secas, las ponías en el suelo y se quedaban de pie. El agua era tan necesaria que había un chaval joven, que aún no tenía edad de segar, el aguaor, que llevaba el agua a los segadores cuando la solicitaban.

Hacia las tres de la tarde se paraba para comer. Esta era la llamada comida fuerte, que consistía, casi todos los días, en un gran cocido con morcilla y ese tocino rubio, que aún quedaba de la matanza, y que junto con los garbanzos y las patatas, servía excelentemente para reponer las fuerzas y las grasas perdidas. Se acababa con el, nunca bien valorado, gazpacho con el agua de la cántara, estuviera como estuviera. Después de un cigarrillo rápido, una siestecita a la sombra de unas gavillas puestas de pie. Un merecido descanso, que sabía a gloria a pesar del inclemente sol.

A las cinco aproximadamente, después del merecido descanso y con el sol algo más flojo, se volvía al trabajo; otra vez con la hoz en ristre y las energías renovadas. A estas horas, decían los segadores, la tarea era más fácil, pues hacía menos calor y las hoces, con las mieses secas, secas, corrían como si estuvieras cortando manteca. Entre algunos chascarrillos, contados con gran humor, y los cantes flamencos, a los que eran muy aficionados, pasaban las horas hasta terminar la jornada. Acabada ésta, marchaban al cortijo, donde tenían el alojamiento, generalmente andando, después de un día agotador.

Ya en el cortijo, se lavaban y se preparaban para la cena, que era temprano, pues había que acostarse rápido para levantarse al alba. Una vez aseados, y hasta que servían la cena, charlaban de sus cosas, algunos escribían a su familia, y fumaban tranquilos tomando unos vasos de vino.

La cena, acomodados en mesas y sillas, no como en el campo, transcurría plácidamente. Solían cenar ensaladillas o el apreciado ajo blanco y algo más sólido como el queso, embutidos, conservas de distintas clases…Como colofón de esta cena se comían excelentes melones, muy abundantes en aquella época. Después de unos cigarrillos en amigable charla, cada cual cogía su jergón y se tumbaba a pierna suelta, para descansar y reponer fuerzas y energías, pues al otro día les esperaba otra larga jornada de calor y duro trabajo. Trabajo tan duro y agotador que determinados segadores no se sentían con fuerzas para continuar y tenían que abandonar y dar por terminado su compromiso, a pesar del bochorno que eso suponía. Cuando esto ocurría, solía decirse que el segador se había enraspado, haciendo alusión, seguramente, a las raspas de las espigas, que se le habían atravesao, como diría un castizo, con gran ironía.

En Martos, también, había bastante siega, pues la población de olivos era mucho menor que ahora y, por tanto, teníamos bastantes tierras calmas, que los agricultores aprovechaban para sembrar la cebada, que alimentaba a los mulos, el trigo para el pan, los arbejanos para sus cabras, los garbanzos negros para cebar a sus cerdos etc.

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«»La razón de escribir este artículo y otros que vendrán después, si el Director me lo permite, no tiene otro objetivo que refrescar los recuerdos para los que lo han vivido, como yo, y para todos aquellos que no lo han visto, darles unas pinceladas, aunque sean breves, de unas faenas agrícolas que eran lo normal y cotidiano, todos los años, cuando llegaba la época».

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Francisco Teva Jiménez
Maestro / Lic. en Derecho



LOS MUERTOS MANDAN YA MENOS… Lara de Tucci

Lara de Tucci | Tengo que empezar diciendo que existe una novela, “Los muertos mandan” es su título, escrita por el contestatario, controvertido y, por otra parte, gran escritor Vicente Blasco Ibáñez. Una obra en la que este autor valenciano, centrando su argumento en las islas Baleares, les concede a los muertos, en cuanto a antepasados, tal influencia sobre los vivos -los descendientes- que éstos no actúan en su existencia sino en consonancia con las experiencias, las costumbres, los devaneos e, incluso, los caprichos de los que se fueron de este mundo dejando, en la mentalidad de los aún vivos, mil dictados y sugerencias que les proporcionan carácter para recorrer esta misma orilla, espacio donde los difuntos también se desenvolvieron; siéndole muy difícil a cada cual intentar sacudirse siquiera mínimamente los modos y maneras de actuar de los fallecidos.

Lo narrado por el autor de “Arroz y tartana” no pertenecía, desde luego, a la pura ficción ni era un fenómeno aislado, pues era un hecho habitual que todavía se puede observar hoy -y más en estas fechas de difuntos- a poco que nos paremos a estudiar los comportamientos de los otros; de la misma manera que esos “otros” pueden, quizá, comprobarlo al estudiar nuestras actitudes sobre el tema.

¿Quién no mantiene alguna heredada costumbre, muchas veces peregrina, solamente porque era un hábito que tenían sus abuelos o padres? Si hasta hay quienes juegan a determinados números de la Lotería únicamente porque los ascendientes eran abonados a los mismos. ¿Será que, al poner en práctica usos y rutinas de las personalidades que tenían los muertos, cada cual, sin que se caiga en la cuenta de ello, pretenda conocerse mejor así mismo? Algo de esto debe de haber cuando los hombres de todos los tiempos, generalmente hablando, tienen siempre muy en la mente a los que se fueron para siempre incluso de otras generaciones.

Para corroborar esta constante casi general del ser humano, ahí está el interés con el que se siguen, por parte de antropólogos, profesores de Universidad y otros estudiosos en la materia todos los hallazgos de esqueletos en Atapuerca y otros yacimientos semejantes. Pues a la Ciencia le va a valer, escrutando el ADN de los diferentes huesos, para determinar el régimen alimenticio, las relaciones familiares, las costumbres, las características comunes y las facciones de unas comunidades de antepasados nuestros que vivieron hace miles de años.

No obstante esto que estoy apuntando, con los nuevos tiempos, los muertos, por muy familiares que hubieran sido de los que a aquí quedamos, ya no ejercen en nosotros el mismo poder de adaptación a las costumbres que ellos observaron. Hay todavía, como he apuntado antes, casos, claro que sí. Pero, por lo general, los que partieron de este nuestro mundo, se fueron con unas ideas tanatoriales que apenas se siguen por lo vivos. Unos vivos más preocupados con los problemas de cada día, los problemas existenciales, que atentos a las propuestas funerarias de otros tiempos, y no muy lejanos.

Fijémonos, si no, en que hay innovaciones que dan al traste con las modas fúnebres de antes. Los columbarios, por ejemplo, están sustituyendo a los panteones; los nombres del santoral que rotulan aún calles y lugares de cementerios en muchos sitios, ya no sirven en las nuevas parcelas de las nicheras; pues éstas están siendo “bautizadas” con nombres de plantas, de planetas e, incluso, de remotas galaxias y constelaciones de estrellas.

¿Quién le iba a decir a un fallecido de hace medio siglo, sin ir más lejos, que sus descendientes descansarían cremados y puestos en un columbario denominado “Osa Mayor”? ¿Cremado, convertido en cenizas a las pocas horas de haber muerto, para no ser enterrado? Eso si las cenizas no son lanzadas a un río, a una montaña o al mar; como ocurre con frecuencia.

Los tiempos cambian, y con los tiempos anteriores se fueron las costumbres funerarias que se habían transmitido por centurias. Aunque a los que practicamos la fe cristiana nos quedan -y el Año de la Fe nos augura que por mucho tiempo- los funerales de la Iglesia; en estos días de noviembre, días de difuntos, con liturgias de especial significado.



El Rincón de Paco Teva… CURIOSO SUCESO

Buscando entre mis papeles, a veces muy desordenados, encontré algo que, ya, no me acordaba que lo tenía. Se trata de dos folios, de papel reciclado, uno rojo y otro azul, que aparecen en la foto y que conservo como prueba. El caso curioso es que cada uno tiene un poema escrito y envolviendo a ambos una especie de orla de las que los ordenadores suelen hacer. Los títulos de los poemas son, cuando menos, sugerentes y para mí denotan la expresión, pasional y sentida, de un alma enamorada. Dichos títulos son: AMOR AZUL Y AMOR AMOR. El primero, en el folio azul, se trata de un poema de amor y el segundo, en el folio rojo, un soneto de perfecta estructura cuyo tema, también, es el amor. En cada folio y al final de cada poema, hay una firma algo ilegible y después de mirarla mucho parece que pone JOSÉ. Hasta aquí no hay nada que parezca raro, ni interesante. Sin embargo lo curioso del caso es que llegaron a mis manos de una forma algo peculiar.

Fue en Fuengirola, hace algunos años, no muchos, pero, realmente, no sé, exactamente, cuantos. Estaba una noche en un bar (un Gambrinus) tomando unas copas, en compañía de mis hijos y mis nietas (eran las únicas que había entonces) y se acercó un señor con aspecto de pedigüeño, allí hay muchos, y nos rogó que le diéramos una ayuda. En un principio no le hicimos caso, pero me ofreció los folios, que he mencionado, y me rogó que los leyera. Yo, la verdad, que estoy muy sensibilizado con todo lo relacionado con la poesía por mi afición a escribir y leer poemas, cogí con interés los mencionados folios y le dí una ayuda, como me había pedido. Este señor desapareció rápidamente y no pude decirle nada sobre los poemas, pues no había tenido tiempo de verlos. Con gran sorpresa y curiosidad, examiné las hojas y las leí con una atención morbosa, diría yo, y a medida que leía iba comprobando que no era nada vulgar, ni marrullero lo que allí se expresaba. Estaba tan metido en la lectura y tan ensimismado que mi familia, un poco extrañados, me preguntaron qué era aquello que devoraba con la vista tan atento y callado. Tardé algo en responder, porque, un poco emocionado, no sabía qué decir. Pasados unos segundos, les dije que si aquel señor había escrito aquellos poemas y no era un plagio de algún poeta importante, se podían adivinar en él unas cualidades, una sensibilidad y una pasión dignas de un buen poeta. La verdad es que no he podido averiguar si era un plagio o no, para mí siempre han sido dos poemas escritos por aquel sencillo y humilde personaje de corazón sensible y pasional. Después, aunque lo busqué para hablar con él, no lo he vuelto a ver más.

Todo esto me hizo meditar mucho en aquellos días y, ahora, al encontrarlos casualmente, también me está haciendo pensar.

Es un poco dramático que unos poemas de amor tuvieran que servir para solucionar, momentaneamente, las más básicas necesidades de una persona, lo mínimo para subsistir, entregados servilmente, con la esperanza de que la gente los cogiera educadamente y los leyera, sin recibir un mal modo o alguna grosería, esperando que, en compensación, le ayudaran a sobrevivir. Parece que ese es el camino, lleno de espinas, de tantos artistas, que, en un principio, y a veces siempre, tienen vedado el triunfo y acaban dejándolo o destruyéndose mental y sicologicamente. Muchas veces son repudiados por la gente, que no comprende o no quiere comprender que «no sólo de pan vive el hombre», también, hay un espíritu que alimentar.

No he vuelto a ver a este POETA, como he dicho, y como no quisiera que cayera en el olvido, sin más, doy a conocer dichos poemas (los escribo especialmente, pues en sus folios originales es posible que no se entiendan), rindiendo un pequeño homenaje a tantos y tantos artistas, que, como éste, luchan tenazmente para que sus trabajos sean reconocidos.

La determinación del valor de estas composiciones, la dejo al ecuánime criterio de todos vosotros.

AMOR AZUL

Estoy dispuesto a deshierbar los campos
para que ninguna espina pueda herirte.

Has entrado tan hondo
que rebasando mi centro
te expandes y retornas.
Más fácil sería
desprenderme de mi sombra
que del sabor profundo de tus labios,
o de las estrellas que inundan tu mirada.
…mientras me hago sustancia en tus adentros
te vas haciendo sustancia de mi mismo.
Antes que a ti
olvidaré mi nombre,
y en este dulce hambre de ternura,
hasta la delgada tela de tu blusa
se me hace una distancia insoportable.

Siento que amándote me amo
y que estos versos
eres tú quien los ha escrito con mi mano.

AMOR AMOR
(soneto)

Acaso por estar enamorado
es que navego mares de dulzura,
al vivir del amor aquella hondura
de un infinito sueño liberado…..

Cual juego que vital y apasionado
me hiere sin dolor y sin usura;
en el abrazo fiel de su cordura
mi barca de ilusiones ha enlazado,

al puerto celestial de su cintura.
… y al bucear en su aliento esperanzado,
y al sentir lo profundo de su altura,

este amor que me tiene cautivado,
en su alumbrada celda de ternura
me hace libre, teniéndome apresado.

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Francisco Teva Jiménez
Maestro / Lic. en Derecho



La Grana, una Sierra Humanizada I . Por la Protección de la Sierra Sur de Jaén

Miguel Caballero | Hacia ya mucho tiempo que estaba reservando esta ruta, reivindicada por muchos de los seguidores de mi blog, pero debido a la enorme extensión de esta sierra y a los infinitos lugares por fotografiar, me a costado un tiempo poder realizar este reportaje y aun así, lo he dividido en varias partes pues hay mucho por contar de la Sierra de la Grana: una Sierra Humanizada, I Parte.

Hoy tan solo os voy a contar una parte pequeña, para también informar a los muchos marteños comprometidos con el cuidado del medio ambiente y la protección de la naturaleza, de ese gran proyecto bautizado ya por muchos como «Movimiento24N» para dotar de nuestra comarca de una figura de protección ambiental, ya sea Zona de Especial Protección para las Aves, ZEPA o cualquier otra como la Red Natura 2000.

Motivos sobran para ello, y desde este blog ya son muchas semanas hablando de tantísimos tesoros ambientales de los que disfrutamos en la Sierra Sur de Jaén.

Hoy recalo en Martos y os invito a venir de ruta senderista, a conocer seguramente una de las zonas olvidadas de nuestra ciudad, pues muchas veces es tal la admiración de los marteños y marteñas por ese símbolo nuestro por excelencia que es la Peña de Martos, que nos olvidamos de las demás alturas de nuestra ciudad.

Vamos a conocer tan solo una de las múltiples formas de ascender a la Sierra de la Grana, ya que esta montaña habitada y explotada por el hombre desde hace milenios a sido moldeada, modificada y esta totalmente surcada por sendas, veredas y caminos, vestigios de la actividad agrícola y ganadera que aquí se desarrollo.

Comenzamos en el hermoso Barrio de la Cornacha y tomamos la carretera de Los Villares. Pocos metros después de salir del casco urbano, con la imagen de las ultimas casas a nuestras espaldas nos topamos con el Pilar del Sapillo, antiguo abrevadero de ganado donde surge una pista asfaltada y señalizada a la izquierda.

Vamos subiendo…

Mientras vamos ganando altura, caminamos junto a novísimos olivares que ocupan lo que hasta hace pocos años eran zonas de cultivo de cereal, del que se alimentaba a la población de Martos y a su cabaña ganadera, antaño muy numerosa.

Los olivos van quedando atrás conforme nos vamos acercando al entorno de La Maleza, donde se recogen las aguas subterráneas acumuladas en toda esta montaña para el consumo de una parte de el pueblo Marteño.

En este punto, el liviano camino asfaltado desaparece y nos toca «escalar» el primer tramo del Sendero de la Raspa, que inicialmente podrá ser calificado hasta por el mas experto senderista, como un rompe piernas, por su considerable inclinación.

El Sendero de la Raspa en sus primeros metros

Pero la subida merece la pena. Poco a poco nos adentramos en el bosque y en el matorral, mientras la panorámica que va surgiendo tras nuestros pasos se va engrandeciendo.

Podremos realizar un alto en el camino, para recuperar aire y fuerzas en la Era de los Jimenes, donde se construyo hace unos años un pequeño refugio para el descanso del caminante y donde encontramos una muestra palpable de la ocupación tradicional que aquí tuvo lugar, donde se limpiaba y recogía grano cultivado en estas laderas.

Era de los Jimenes

Laderas que en algún momento de la historia estuvieron pobladas por bosque mediterráneo, que desapareció hace siglos aprovechado o explotado por el hombre y que hoy están convertidas en un gran pinar de repoblación que nos acompaña en nuestra subida, junto a antiguas cabrerizas y chozas ganaderas, con manchas de matorral propio de nuestra zona.

Casi toda la senda señalizada, aunque varias señales son actualmente ilegibles por el deterioro del sol y de las inclemencias meteorológicas que soportan en estas alturas.

A mitad del ascenso, nos topamos con un carril, que circunda toda la sierra. Se trata del Sendero de la Grana. En este punto abandono el Sendero de la Raspa que había seguido hasta el momento ( y que continuare en una próxima edición ) para seguir por este camino a veces rocoso y otras terrero para seguir a la izquierda, hacia el Pilar del Marchante, histórico abrevadero donde el paisaje cambia momentáneamente.

El bosque cede espacio a olivares, que en esta zona se convierten en un obstinado capricho del ser humano de cultivar una zona tan complicada. Junto al pilar, surgen también almendros, higueras, majoletos y nogueras, para que el caminante que por aquí pasase, pudiera echarse algo al estomago mientras, quizás sus ganados bebían agua y reponían fuerzas.

En nuestro caminar por La Grana, disfrutaremos de unas inmejorables vistas de Martos, Jamilena, Torredonjimeno y de toda la campiña olivarera jienense.

Entre los pinares podremos comprobar de nuevo, como el hombre adapto completamente esta sierra, pues entre los troncos aun aparecen claramente las terrazas que allanaron terreno para facilitar el acceso y el cultivo.

Algunas encinas que han sobrevivido al paso del tiempo nos acompañaran hasta las estribaciones de la Bermeja, ya en el termino municipal de Jamilena, donde recientemente se construyo un sendero que conecta la antigua cantera y dicho municipio con esta sierra eterna: http://mangelcaballero.blogspot.com.es/2013/10/jamilena-el-sendero-de-sierra-bermeja.html

Y aquí terminan nuestros pasos. Con la solemne promesa de volver a La Grana y continuar contando todo cuanto esconde, llenando también un hueco importante en Internet, que apenas si enseña lo que realmente es…

http://mangelcaballero.blogspot.com.es/2013/10/martos-la-grana-una-sierra-humanizada-i.html



Desde las Llanuras… Corruptos con D.O.

Emilio Almodóvar | La transición fue un paso definitivo hacía la reconciliación de las llamadas dos Españas y un avance más hacía la normalización política y democrática, que siguiendo las corrientes europeas un día conseguimos y siguiendo las corrientes europeas un día nos arrebataron los totalitarismos. Aunque como se suele decir, Spain is different, y aquí quedamos anclados en la infamia durante algunas décadas más que las estrictamente necesarias. Ese atraso, puede ser el responsable de que diéramos por buena esa transición política y toda la legislación posterior que estructuró nuestra Constitución, aun cuando tres décadas después se ha demostrado a todas luces que nuestra democracia no es más que un sistema diseñado por y para una casta corrupta, que no entiende de colores políticos, de militancia o de sociedad civil. Una casta con nombres y apellidos que utiliza a los partidos políticos solo como trampolín para seguir medrando en lo público. Convencido estoy, de no solo por dinero- como ha apuntado hasta la saciedad el Presidente Rajoy- sino por intereses mundanos, como la posibilidad de viajar por el mundo en business y régimen de T.I. o perpetuar sus holgadas finanzas con pensiones vitalicias y otros más místicos, como transcender a la anhelada popularidad y a la inevitable muerte, apareciendo en algún libro de historia, alguna calle en su pueblo o ser el protagonista de cualquier reportaje mediático que forme parte de la hemeroteca, por los siglos de los siglos.

La reciente publicación del libro “Mamá, quiero ser político”, de los periodistas Sandra Mir y Gabriel Cruz, pone de nuevo contra las cuerdas, la calidad de la democracia en este país y las particularidades propias de nuestros diputados y senadores. Una casta donde más del 90% de estos profesionales de la política nunca han trabajado en la empresa privada, aunque luego se atrevan a legislar en materia laboral. Una casta de profesionales de la política que acumulan cargos y sueldos, incitando al resto de los mortales a pensar si sus días tendrán más de 24 horas, para cumplir, con las responsabilidades por las que se les paga, de forma satisfactoria. Una casta que en demasiados casos, no han terminado ni el primer año de carrera o no se les conoce actividad laboral alguna – Elena Valenciano, José Blanco, Leire Pajin o Bibiana Aído el, PSOE es una referencia en este ámbito-. Esa casta de profesionales de la política, que se rodea de asesores, amiguetes o acreedores varios a centenares y que saben muy bien que, la mejor carrera para que sus hijos puedan llegar a las más altas esferas políticas es apuntarles al partido en la pre adolescencia. Véase el caso de la familia Fabra y sus 140 años de gobierno en Castellón.

Pero como nos diría benjamina de la familia desde su “trabajado” escaño- ¡Qué se jodan! Tenemos una ley electoral con listas cerradas para eso. Nuestra ley electoral, donde se pierden miles y miles de votos que no nos interesan, está así diseñada por algo- Y un estruendo en manera de aplausos y júbilo barriobajero, estallaría desde la bancada popular del Congreso de los Diputados, que haciendo uso de su mayoría absoluta, haría pensar al incauto que esa es la voz de la mayoría del pueblo, en boca de sus representantes.

Esa casta de profesionales de la política, son los que manchan el noble servicio que tantas y tantas personas realizan de forma desinteresada como auténticos servidores públicos, ya sea desde una estructura política, una plataforma ciudadana, una asociación o cualquier otra forma de unión, que busque el debate, el consenso y las acciones que favorezcan a la sociedad en su conjunto o a algún grupo en concreto.

Son esas personas, con una perspectiva tan irreal de la sociedad a la que deben servir, las que se han ganado a pulso, legislatura a legislatura, cargo a cargo, puesto a puesto y siempre con las mismas estrategias, sin una mísera dimisión, y un quítate tú que me toca a mí, que uno de los tres mayores problemas que más preocupan a los españoles, sean sus políticos. Ellos son los corruptos, aunque un juez diga que no hay prueba del delito. Son los culpables, no solo por haber robado quién lo haya hecho, sino por violentar nuestra democracia, copando y politizando los medios de comunicación, los Tribunales de Cuentas, las Cajas de Ahorros y hasta la justicia para asegurarse sus intereses personales.

Ellos son los corruptos y corruptores de nuestra democracia. Podemos hablar del IVA, del copago o repago sanitario, de lo que queda del concepto educación gratuita que establece la constitución o del atraco a mano armada a quien aún podía respirar un poco, trabajadores ochocientos euristas, y pensionistas. Corruptos con denominación de origen y desvergonzados que ahora intentan criminalizar a la sociedad, llamando defraudadores hasta a los desempleados con sanciones leves o irregularidades administrativas. Los que tratan a los emigrantes retornados como estafadores, por no haber incluido las rentas percibidas del extranjero en sus declaraciones, cuando se les decía desde la misma agencia tributaria que no era necesario y ahora les piden que paguen cantidades desorbitadas en concepto de atrasos, intereses y multas.

Como emigrante que lo soy y convencido estoy que lo volveré a ser, voluntario y amigo de la Asociación Jiennense de Emigrantes Retornados, puedo contar a decenas los casos que esta medida puede suponer una ruina familiar- a unas personas que en demasiadas ocasiones son el sustento de sus hijos y nietos desempleados y que no se niegan a pagar “si es de ley hacerlo”- pero que solo piden un poco de flexibilidad ante las importantes cuantías que se les reclama después de tantos años, y un poco de comprensión y humanidad, para no pagar además intereses y multas, de algo que ignoraban ellos, con la escasa formación que pueden tener, e ignoraban quien les gestionaba y asesoraba sobre sus haciendas.

Lástima que el Sr. Cristóbal Montoro, ha olvidado que su Jaén natal, es una tierra de emigrantes, donde esta medida va a suponer un importante quebranto para miles de familias humildes que solo han cometido el error de ignorar algo y fiarse de lo que la gente con estudios les decía. Nuestro paisano y Ministro de Hacienda, tal vez lleva demasiados años viviendo de la política, y ya ha olvidado sus humildes orígenes y el esfuerzo que sus padres tuvieron que hacer emigrando para buscar una vida mejor. Tal vez el Sr. Montoro se ha unido a esa casta de profesionales de la política que han creado un Estado Recaudatorio más propio de los Reinos beligerantes medievales, con el agravante de haber entregado a los bancos que no hacen fluir el crédito en las empresas, más de cien mil millones de euros.
Tal vez me equivoque pero ya está bien, de que los corruptos y corruptores de este país con sus nombres y apellidos, nos sigan tratando como delincuentes y estúpidos, sin actitudes ejemplarizantes en este país, que bien podríamos declarar, en Estado de Recaudación.



El Rincón de Paco Teva… ACEITUNAS DE CORNEZUELO

Mirando en facebook, me ha sorprendido, agradablemente, una foto de la web «Yo también vivo en Jaén», cuyas señas son:www.facebook.com/YoTambienVivoEnJaen

Se trata de algo muy simple, pero que a mí me ha tocado la fibra sensible y me ha recordado algo de toda mi vida: una cazuela con aceitunas de cornezuelo, machacadas y aderezadas como sólo en Jaén se sabe hacer. Ha sido un amigo de mi círculo de facebook, Juan León, el que ha compartido esta información de la web mencionada. Yo, incluso, he puesto, además del ME GUSTA, un comentario: «Qué ricas con un vaso de buen vino», pues, efectivamente, cuando hay aceitunas de cornezuelo, mi tapa favorita para tomarme un vaso de vino es estas aceitunas, sobre todo si están gordas porque las lluvias hayan venido en su tiempo (la foto las presenta enormes, apetitosas, diciendo: ¡¡cómeme!! Su pulpa, ya, endulzada y con los sabores y los aromas, que le proporcionan los diversos aliños y especias, un cúmulo de matices distintos, es un bocado único y no es que quiera hacer una alabanza gratuita e inútil de las mismas, es que forman parte, para mi gusto, de los manjares, con mayúscula, humildes, baratos y al alcance de nuestra mano. Creo, sin lugar a dudas, que es algo ancestral, de muchos siglos, metido en nuestra tradición olivarera, que forma parte de nuestras costumbres culinarias y que cumple todo un rito para los que somos de Martos y por supuesto de Jaén. Yo, que procedo de una familia de agricultores, con algunos olivos en propiedad, recuerdo, con nostalgia y alegría, cuando, todos los años, al llegar mediados de octubre y según la «luna», hemos ido a recoger la aceituna de cornezuelo, junto con otras gordales y la corriente picual. Como el olivo es «vecero», o sea que suele tener un año sí y otro no, se ha procurado hacer los injertos de cornezuelo, – qué sabiduría tienen los hombres del campo-, de forma que pudiera conseguirse, todos los años, alguno que tuviera y cubrir las necesidades de la casa.

En Martos, hablar de aceituna es algo normal. La aceituna u oliva, como le dicen en otros sitios, que ése es su nombre, forma parte de nuestros más profundos sentimientos y el olivo, padre de estas criaturas de vientres abultados, que se van llenando del secular aceite, nuestro árbol mágico y emblemático, que define nuestra cultura, nuestra idiosincrasia, nuestra forma de ser, de sentir, de alimentarnos, musa de poetas, pintores, escultores…Martos es como un gran océano, que se mueve al ritmo de los vientos, observado por la «Peña», desde su atalaya. Océano que nos dona lo mejor de sus entrañas: ese bálsamo sagrado amargo y rubio.

Mirando en la Enciclopedia, he podido averiguar que la aceituna de cornezuelo de Jaén y, por supuesto de Martos, es de la variedad CORNICABRA, aquí le llamamos CORNEZUELO, aunque es más alargada y puntiaguda.
En Murcia, donde voy con frecuencia, lo he podido comprobar, pues allí existe la cornicabra normal.
¡¡¡¡Qué rica, qué sabrosa!!!! ¡¡¡¡Cómo alegra nuestras mesas!!!!

Quiero finalizar esta sencilla alabanza a las aceitunas de cornezuelo, con un poema de mi libro, mi único libro publicado, Alientos de Vida, que describe, creo, con bastante exactitud el ambiente meteorológico y circunstancial de estas aceitunas.

APUNTES

La canícula estival
va perdiendo su justicia;
las blancas nubes inciertas
van preñándose de lluvia
y el viento, que juega absorto,
va cambiándolas de sitio
mientras los viejos olivos
se abanican con sus hojas,
exhalando sus suspiros.

El olivar duerme inquieto
mirando el cielo plomizo
y se despierta sediento
en un cielo azul y limpio,
que lo envuelve con su luz,
que lo abrillanta y lo adorna
con infinidad de espejos
en la plata de sus hojas.

Septiembre va agonizando
y esperamos con anhelo
que la lluvia, tibia y fina,
envuelva con su misterio
la corona de la “Peña”
con singular esclavina.

Aceitunas alargadas,
de puntiaguda semilla,
verdean en el olivar
con siluetas delgadas.

Tienen miedo que la luna
de “llena” pase a “menguante”,
no quieren ser arrancadas,
de las ramas una a una,
para el honor de las mesas,
para halagar paladares
curadas con blanca sal
del estero de los mares.

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Francisco Teva Jiménez
Maestro / Lic. en Derecho



UN LIBRO DE ANTONIO ARANDA… Lara de Tucci

Lara de Tucci | Ya habrá ocasión para escribir sobre la Asociación “Manuel Aranda” y de la beatificación de aquel joven mártir que le da nombre a la misma. Pues es un tema a tener en cuenta no sólo en lo que se refiere a la cultura marteña, sino también en lo tocante a nuestras tradiciones; sobre todo, a las tradiciones religiosas. Ya habrá ocasión, digo, porque ahora voy a hacerme eco del libro UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE, de un sobrino carnal del mártir que va a subir a los altares: Antonio Aranda Calvo, que es canónigo de la Catedral de Jaén y consiliario desde el año 2000 -creo que lo sigue siendo- de la citada Asociación; constituida formalmente un año después de sus inicios, en 2001.

Antonio Aranda publicó allá por el año 2006 ese interesante libro, que versa sobre nuestros mártires jiennenses. Que por estas fechas, con motivo de la canonización de su tío Manuel entre otros, toma una especial relevancia documental. Pues la obra refleja con claridad el testimonio de vida y la ejemplaridad de unos mártires, que por medio de su inmolación se nos presentan desde entonces y para siempre como testigos del mensaje evangélico.

Lógicamente, Antonio Aranda Calvo se extiende más en su libro en resaltar los valores cristianos de su tío. Pero también destaca, y de qué forma, pues ese es el objetivo de la publicación, la grandeza de ánimo de las diferentes figuras martirizadas que aparecen en la misma. Constituyéndose el autor, por medio de su panegírico trabajo, como recopilador de unos datos biográficos y de unos testimonios cristianos que todos los creyentes de la diócesis tendrían que leer. Ya que aparte de adquirir conocimientos acerca de unas personas dotadas de inmenso amor, los lectores se enriquecerían, culturalmente hablando, gracias a la pluma y la maestría literaria del autor; a quien yo ya leía en el Diario Jaén, cuando ambos colaborábamos en ese periódico. Pues Antonio Aranda trata el tema con todo lujo de detalles; incluso utiliza fragmentos de homilías papales sobre el tema en dos capítulos para enfatizar sobre la causa de beatificación que dentro de unos días vamos a vivir en Tarragona.

Antonio recalca oportunamente en las páginas de su libro que estos mártires han dado sus frutos a la diócesis de Jaén y que, a su vez, ellos son frutos de la misma; que ha sido enriquecida por Dios con sus valiosos ejemplos de santidad. Y abunda en el tema refiriendo el hecho de que “desde el comienzo de la historia de la Iglesia, resplandecen los mártires en tierras de Jaén; donde celebramos a San Eufrasio; a los Santos de Arjona, Bonoso y Maximiliano; San Amador; San Pedro Pascual; el Beato trinitario de Andújar, Marcos Criado, y el último canonizado, San Pedro Poveda, que elevó a los altares Juan Pablo II en Madrid en mayo de 2003”. Pero termina añadiendo que son otros muchos los testimonios de santidad que han dado las tierras del Santo Reino.

El lector del libro podrá comprobar cómo la apertura del proceso de beatificación que ahora vamos a presenciar comenzó el 24 de octubre de 1994 con una misa solemne en la Capilla Mayor del Seminario; como “Causa de Canonización de Mons. Basulto, obispo de Jaén y Compañeros”.

Pero aparte de apercibirse los lectores del libro de los datos biográficos de los martirizados y de los esenciales valores cristianos que todos abrigaban; cada cual puede sacar apropiadas conclusiones del momento que a los mártires les tocó vivir. Para ello pueden aprovecharse de los capítulos del libro en los que se resaltan los testimonios pasados y actuales de los que se sintieron llamados a publicar sus opiniones sobre los mismos y de los que -caso de los Papas- recurren al ejemplo de los martirizados para catequizar a los fieles católicos con apropiadas referencias para fomentar la fe en la Iglesia; que es la fe en Jesucristo, por cuya causa los mártires vertieron su sangre.

A tal efecto, del libro que comento destaco yo lo que el canónigo Antonio Aranda transcribe en el mismo. Y lo hago con la sana invitación de que se haga con la obra el lector de este artículo.

En primer lugar, unas palabras del propio Juan Pablo II: “con su sacrificio, el mártir grita ante el mundo su elección libre de la verdad de Dios contra toda lisonja o amenaza de quien se opone a Dios”. Y por último el filósofo y mártir San Justino, martirizado en el año 165 en la persecución de Marco Aurelio por negarse a ofrecer sacrificios a los dioses paganos, se expresó -apunta el libro UN AMOR MÁS GRADE QUE LA MUERTE- del siguiente modo: “es nuestro deseo más ardiente sufrir por amor a nuestro Señor Jesucristo, para ser salvados. Este sufrimiento -repite- nos dará la salvación”.



El Rincón de Paco Teva… VIENTOS DE OTOÑO

Ha pasado el verano, parece que hubiera sido un suspiro, que hubiéramos dado velocidad a las agujas del reloj. Pero no es así. El tiempo tiene su cadencia, tiene su ritmo, es inexorable. Sin embargo los humanos sentimos su «pasar» según son los acontecimientos que van ilustrando nuestras vidas. Unas veces el tiempo corre mucho, otras, va demasiado despacio para nuestro gusto, pero el tiempo es como es y lo demás son apariencias, apreciaciones personales y nada más.

Llegué a Martos hace algunos días y vuelvo a escribir en este medio después de tres meses de vacación y ausencia y, podéis creerlo, de verdad de la buena, que tengo como «mono», necesito poner algo, aunque sea sencillo e intrascendente, en estas entrañables páginas en las que he publicado durante años.

Desde mi último artículo publicado en Martos al Día, han ocurrido muchas cosas en todos nosotros. Seguro que todos tenemos muchas cosas que contar, unas alegres, con el matiz de la felicidad disfrutada, otras menos alegres, con la pena contenida en nuestros frágiles corazones, que han enturbiado y oscurecido la diáfana luz de un verano de bochorno, placidez y quietud. Lo importante es saber aprovechar los momentos felices como si fueran los últimos que vamos a tener y desterrar, de nuestra existencia diaria, aquellos menos felices, pensando que sólo ha sido un mal sueño, producto, más bien, de la modorra y el sopor.

El verano llegó, 21 de junio, formal a la cita, sin plazos de gracia, con exactitud astronómica, inmerso en la luz, en la tibieza de un nuevo sol, de rayos anaranjados, que la «fragua de Vulcano» ha dejado escapar para deleite de unos, para el horror y fatiga de otros muchos. En fin, es VERANO, esa estación mágica, alegre, luminosa, que cambia todo el panorama vital de las personas.

Para recordar esa fecha, que se nos fue sin remedio, tengo este poema, que puede ilustrar todo lo que acabo comentar y que, no os quedará la menor duda, es mi estación preferida.

APUNTES VERANIEGOS

Es el día más largo, por fin llegó,
veintiuno de junio, solsticio, calor.

Bonitos recuerdos de aquel veraneo,
aventuras locas en baños de sol.

Frente sudorosa, neuronas febriles,
los ojos ardientes, angustia, sopor.

Noches bochornosas, sedientas de amor,
contactos fugaces, la noche pasó.

Sí, pasó la noche, azarosa noche, que me cautivó
sumido en sus horas, preñadas de amor.

La noche se muere, la luna se oculta
entre los cendales del alba difusa.

Los rayos naranja, de un sol de justicia,
son los compañeros de este nuevo día.

La vida retorna, promesa caliente,
pasarán las horas, volverá la noche.

Ahora, ya en octubre, todo ha cambiado. Es otoño, que ha llegado con la inexorabilidad y la exactitud astronómica, que caracteriza estos fenómenos. Todo ha dado un vuelco, al menos en las latitudes en que nosotros nos movemos. La luz; la tibieza; el viento, a veces inclemente; los colores; los cambios en la naturaleza; la actitud de los animales; el ocio; la actividad, que nos exige nuestro trabajo (y que no falte); incluso, todas nuestras células se mueven con otras órdenes internas. Bueno, es OTOÑO, qué le vamos hacer. Ha venido como se fue el verano, sin avisar, y como nos sorprenderá el invierno. Pero nuestro organismo y, sobre todo, nuestra mente (la naturaleza es sabia), están preparados para asumir estos drásticos cambios, que, aunque pudieran ser «copernicanos», serán contrarrestados por todas las defensas de nuestro cuerpo. Y a seguir viviendo y disfrutando de la vida, que es hermosa, a pesar de los pesares.

Un poema, que escribí hace algún tiempo, creo que expresa, con finos matices, algunas de las características del otoño tan distintas de las del verano.

TARDE DE OTOÑO

Negras nubes, encajes de fina lluvia,
venas de agua al correr.

Fuerte viento, inclemente, que los árboles lacera,
infinidad de hojas hace caer.

Festones grisáceos, cobrizo horizonte,
tristes presagios del anochecer.

Tarde trémula, fría, crepuscular,
mi alma acabó por encender.

Dulce inquietud del que sufre la esperanza
de los amores por ver.

Pulida y limpia mi alma, henchida
por un querer.

Tarde de otoño, sublime eclosión,
no lo acabo de creer.

El fantasma del otoño, nunca supimos por qué,
el viento llevó muy lejos,
el amor debió de ser.

Sirva el presente artículo de saludo después de «esta parada biológica», que se ha producido, como todos los años, y espero estar con todos vosotros, lectores de MARTOS AL DÍA, en muchas más ocasiones. Mis mejores deseos.

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Francisco Teva Jiménez
Maestro / Lic. en Derecho



Desde las Llanuras… Nosotros los farsantes

Emilio Almodóvar | Cada mañana, salgo de casa vistiendo una sonrisa. Los llantos se quedan de puertas para adentro. Es un hábito saludable, que tomé tras una lectura, de esas que te marcan. Que te sirven para ser más feliz. El libro se llama «Un mundo sin quejas» de Will Bowen y su lección es clara.

Ante la adversidad, levanta la cabeza, aprieta los dientes y continua hacía delante, sin perder el tiempo en quejas y lamentos que nada puedan solucionar. Quejarse es solo algo obligado, cuando sirve para cambiar el rumbo de las cosas. Y ahora, siento que ha llegado ese momento.

Como miembro de familia numerosa, donde ambos cónyuges son desempleados y uno de ellos sin prestación alguna, comprenderán que llevo años buscando estabilidad. Una situación que no llega y me obliga a estar constantemente buscando oportunidades donde sea y como sea. Además he vuelto a estudiar, hago cursos. Colaboro en asociaciones y mis aficiones se han ido ajustando al presupuesto familiar. La misma historia de millones de españoles, que nos sentimos parte de la sociedad. En esta actividad frenética, que me hace sentir vivo ante tanta precariedad económica; donde siempre prima la búsqueda de empleo, se me ocurre hasta presentar solicitudes a convocatorias públicas, confiando en la limpieza de todo proceso administrativo y con la convicción de que si cumplo los requisitos me aceptarán y si no los cumplo, mi solicitud será desestimada. O eso creía.

A continuación, y con mucho ánimo de crear polémica o por lo menos molestar, paso a relatar el proceso de selección de las personas que se van a beneficiar de la convocatoria de empleo, que el Ayuntamiento de Martos, en connivencia con los Servicios Sociales municipales, ha gestionado recientemente, dentro del Decreto-Ley 7/2013 promovido por la Junta de Andalucía.

Todo comenzó, una vez entregada la solicitud, con una llamada telefónica en la que una Trabajadora Social, me comunicaba su intención de visitarme el mismo día en mi domicilio particular, para valorar un informe de exclusión social. Con cara de póquer acepté la visita, sin comprender muy bien donde estaba la duda. Me sentía y me siento parte de la sociedad. Ya lo he dicho, aún me siento vivo. En esta entrevista, la funcionaria me confirmó lo evidente. Aunque los ingresos de la unidad familiar eran mínimos, la ayuda constante de nuestros padres, nuestro piso normal donde vive una familia normal y nuestra actitud constante de movernos de no estarnos quietos, eran síntomas claros de que mi familia no se encontraba en riesgo de exclusión social. ¡Qué alivio! Charlando con nuestra invitada, nos confesó que la Junta de Andalucía, había impuesto unas condiciones muy duras para ser considerado a tal efecto. (Condiciones que dicho sea de paso están vetadas al público al no aparecer Ley o Reglamento alguno que las indique, por lo que me lleva a pensar que es un juicio personal de los Servicios Sociales de cada municipio). Por ejemplo casos de familias desestructuradas, situaciones de hacinamiento en la vivienda, marginalidad y ese tipo de cosas. Entendí perfectamente el objetivo del plan, y me alegre por aquellas personas que en situaciones de dificultad extrema (más allá de las económicas) pudieran aprovecharse de hasta tres meses de alivio.

Como era de esperar, no me aceptaron. Reclamé… si, reclamé y volvieron a desestimar mi solicitud, por no contar con el dichoso informe de los Servicios Sociales.

Lo bueno y lo malo de los pueblos, es que casi todos nos conocemos.

Reclamé, porque en esa lista de admitidos, donde seguro hay personas en riesgo de exclusión social, entendido como a mí me lo explicaron; muchos, no todos recalco, son vecinos que también forma parte de la sociedad, del colectivo, que posiblemente estén pasando malos momentos económicos, igual que quien les escribe, pero en ningún caso peores. Lo aseguro. Son personas que tienden a pensar que sus problemas son más importantes que los del resto del mundo y colapsan con sus peticiones a políticos y trabajadores públicos día tras día, amparándose en el derecho a ser escuchados. Derecho del que abusan perjudicando con ello los procesos públicos, abiertos para el colectivo y que deberían de mantener la equidad e independencia sean conocidos o no por quienes tienen que tomar la decisión. Estoy seguro, que luego algunos se auto proclamaran socialistas, con este tipo de actitudes liberales. Incongruencias del pensamiento. Aún así, ese individualismo extremo de esa parte de la sociedad, que piensa que el Ayuntamiento es una casa de empleo y tiene la obligación de proporcionarles trabajo, por el simple hecho de que lo están pasando mal, no sería ilegal si desde nuestro ayuntamiento y los Servicios Sociales municipales se limitarán a cumplir la ley. Pero no lo han hecho, por lo que el proceso es ilegal.

Reclamé, porque cuando acudí a pedir explicaciones a Servicios Sociales, intentaron convencerme de que ellos no eran detectives que bucearan por las economías sumergidas de las gentes. Bendita economía sumergida, aquella que sirve para sacar adelante una familia. Como si, con la documentación que requería la solicitud no fuera suficiente para ver que en esa lista hay personas donde ambos cónyuges cobran un subsidio de desempleo y no tienen la condición de familia numerosa. Hay personas que no tienen hipotecas, bien por residir en viviendas heredadas o que con mucho esfuerzo a lo largo de sus vidas, estoy seguro, ya las han pagado. Hay personas con todos sus hijos emancipados y trabajando. Personas que han estado trabajando en situación legal, antes y después del proceso. Existen casos, hasta de gente admitida, que una vez presentada la solicitud se ha marchado a trabajar al extranjero y siguen allí. Me pregunto ¿Dónde están los informes de exclusión social de esas personas? No es necesario ser detective para comprobar estas situaciones, simplemente ojear los documentos aportados o realizar la misma visita de cortesía a todos los solicitantes. Pero no han hecho nada de esto, por lo que es un fraude al conjunto de la sociedad.

Reclamé porque el Ayuntamiento de Martos escurre el bulto al informe de Servicios Sociales, y estos a su vez a que la documentación que tenían que aportar los solicitantes no pasaba por sus manos. ¡Qué coordinación es esa!
La respuesta para mí, está clara. Varios admitidos ya me han confesado que ha ellos no les ha visitado nadie, y en otros casos es imposible pues no se encontraban en España durante el proceso, incumpliendo así el artículo 8 del Decreto-Ley donde se habla de los requisitos de las personas solicitantes y en su apartado C, se puede leer “Que la persona solicitante forme parte de una unidad familiar en situación de exclusión social o en riesgo de estarlo, acreditada mediante Informe Social de los Servicios Sociales Comunitarios.”. (Decreto-Ley 7/2013 de 30 de abril).

En las calles se escuchan las mismas quejas que aquí presento. Por lo que todo este proceso, me suena que ha sido una pantomima para agradar a conocidos y desconocidos molestos, dándoles quince míseros días de trabajo y cerrar la boca de actitudes victimistas. Por lo que, como en mi caso, estoy convencido que ha quedado mucha gente fuera, con peores o al menos las mismas situaciones, simplemente por el hecho de no molestar, de no llorar, de no quejarse por una situación de índole personal. Se han quedado fuera por luchar al margen de la pena y enfrentarse a los problemas de cara. Todo esto no tendría sentido denunciarlo, (pues cada cual es libre de vivir su desesperación como quiera, hablar con quien quiera y tomarse sus problemas con la aptitud personal que quiera), si tanto Ayuntamiento de Martos, como Servicios Sociales no lo hubieran consentido. Pero han sido cómplices y máximos responsables de esta farsa.

Termino con una reflexión personal, respecto a nuestra sociedad, en la que por los motivos antes esgrimidos me incluyo. Si nosotros los farsantes, prostituimos con nuestro individualismo, los procesos administrativos colectivos, de tal forma que «obligamos» a nuestros representantes públicos a actuar de forma injusta e ilegal, que derecho tenemos luego a quejarnos y a denostar a la clase política, cuando son ellos, como estamos viendo día sí, día también,  los que se saltan los procesos y adjudicaciones en su beneficio particular. Qué ejemplo estamos dando como sociedad, que pretende estar muy por encima de sus gobernantes.

P.D.  Mi intención no es otra, que la de denunciar una situación, que si bien existen voces que desde hace tiempo indican estas actuaciones en muchos ayuntamientos, a título personal me ha tocado vivir y experimentar en esta ocasión. Me gustaría aclarar que no pertenezco a ningún partido político, y que si hasta la fecha, he sido un mero observador, preocupado por la política, crítico y espero que constructivo, esta situación me ha llevado a replantearme seriamente mi participación en ella.

Como siempre en los momentos difíciles, cuando más ganas tienes de abandonar, la pulsera oficial del libro referido al inicio, acompañará mis días.



SIFRIBEO Y BERNARDINO, DE MARTOS… Lara de Tucci

Lara de Tucci | Con frecuencia se tropieza uno, en las páginas de los libros y otras publicaciones, y en los mismos viajes, con curiosidades que llaman la atención y que nos hacen caer en la cuenta de la enorme cantidad de cosas que no llegaremos a conocer nunca: hechos, acontecimientos, historias, sucesos, etc.; noticias que han podido tener lugar en nuestro mundo y de las cuales nosotros lo ignoramos todo. Como igualmente ignoramos la existencia de muchos de los personajes que nos precedieron y que pudieron haber dejado sus influencias, a través de sus obras y gestas, en nuestros lugares de origen y en los que frecuentamos en los desplazamientos. Sin embargo, ocurre a veces que, llevados de nuestra curiosidad o por casualidad, llegamos en algún momento a descubrir la realidad de sus vidas.

Y ha sido la casualidad, precisamente, la que me ha brindado la oportunidad de saber de dos hombres ilustres que o fueron naturales de Martos o tuvieron una importante relación con la Ciudad de la Peña: Sifribeo y don Bernardino López de Carvajal y Sande, ambos clérigos. La existencia del segundo de los cuales la descubriría yo en una visita turística que realicé con los míos en un grupo parroquial a Sigüenza, interesante ciudad de origen prerromano bañada por el río Henares.

Resulta que en el claustro de la catedral de dicha ciudad de Guadalajara (tengo que decir, de paso, que en este templo se encuentra El Doncel, célebre monumento funerario del joven comendador Martín Vázquez de Arce, muerto en 1486 durante la campaña de Granada, años finales de la Reconquista) se hallan labrados todos los escudos de los obispos que se han sentado en aquella sede. Y fue una grata sorpresa para mí oír cómo el canónigo archivero de allí, don Felipe Peces -gran historiador demás-, explicando a un grupo de turistas la heráldica de tales escudos, refería de uno de ellos que perteneció al ya citado Bernardino López de Carvajal, obispo que fue de Sigüenza entre los años 1495 y 1511.

«Sobre campo esmaltado de oro, la diagonal en azur -así, con erre final, se dice en la terminología heráldica-, que lo tercia en banda a la soslaya, decidió el prelado que se trocara en sable, como luto del trágico fin que tuvieron, despeñados y mutilados, los hermanos Carvajal desde el Tajo -léase el precipicio de la Peña- de Martos (Jaén) en 1312. Don Bernardino era, al parecer, de carácter indómito, propenso a la acción -algo muy común en su época- y eficacísimo político; tanto que llegó a ser Cardenal Decano. Siendo oportuno comentar que desde ese alto cargo convocó al Sacro Colegio en Pisa para pedir la destitución del Papa. Naturalmente, el Papa, que no era otro que Julio II, le excomulgó y consiguió del Rey Fernando el Católico que le privara de la diócesis de Sigüenza. Por otra parte, todo se arregló con la llegada al papado de León X. Y ostentando posteriormente don Bernardino el Capelo de la Santa Cruz de Jerusalén, en cuyo templo yace, parece ser que tuvo muchas opciones para alcanzar el pontificado en los cónclaves en los que se votaron a Adriano VI y a Clemente VII”; concluye la histórica referencia de este Carvajal, en palabras del canónigo seguntino.

El otro de esos marteños ignorado por mí hasta no hace muchos años fue Sifribeo (supongo que otros más estudiosos y entendidos que yo en el tema de la Historia querrán comprobar después lo que voy a decir), muy anterior en el tiempo a don Bernardino. Afortunadamente tuve noticias de su vida por el libro «Cuacos y Yuste: dos lugares para la historia», de Delfín Hernández Hernández, donde se comenta que unos cuantos obispos y presbíteros de importantes ciudades andaluzas, entre ellos Sifribeo, de Martos, huyendo de la rabiosa persecución de los moros en el año 714 vinieron a refugiarse a una basílica visigótica existente en lo alto de la sierra de San Salvador en los montes de la Vera, en Cáceres; lugar enclavado entre las localidades de esta provincia Garganta la Olla y Cuacos.

Mas de poco les valió a los prelados andaluces huidos alcanzar aquel refugio de 1.200 m. de altitud; pues, hallándose celebrando juntos la Santa Misa en aquella basílica, termina diciendo Delfín Hernández en su libro, fueron sorprendidos por las mahometanas huestes invasoras y asesinados allí mismo sin compasión.



EL CRISTO DE DALÍ Y EL GUERNICA… Lara de Tucci

Al pintor José Domínguez, que cada año enriquece nuestra feria de San Bartolomé con una exposición pictórica.

Lara de Tucci | Llevado por la gran expectación y acogida -300 personas cada media hora, el cupo que admite la muestra- que la exposición de Salvador Dalí está teniendo en el Museo Reina Sofía, de Madrid, que se clausura el próximo 5 de septiembre; contribuyo con este artículo al reconocimiento que los amantes de su arte en particular y los aficionados a la pintura en general le están concediendo estos días en la ciudad del Oso y el Madroño al genio de Cadaqués. Siendo numerosos los elogios que están recibiendo, por parte de la crítica, los responsables de la muestra; concretamente, la Fundación Abertis en las personas de su presidente, Salvador Alemany, y del consejero delegado, Francisco Reynés.

Y mi particular homenaje lo expongo haciendo una personal y oportuna reflexión sobre las muchas divergencias que encuentro entre el lienzo del famoso “Cristo” de dicho excéntrico pintor y la aún más famosa pintura del “Guernica” del inefable Picasso. Pintura esta que recuerda permanentemente los desastres de nuestra Guerra Civil y que, de la misma manera, puede constituir, según mi opinión, una remembranza de cualquiera de los hechos y sucesos apocalípticos sufridos por la humanidad a lo largo de la Historia. He aquí, pues, otra de las habilidades de Picasso, añadida a las extraordinarias dotes pictóricas que acumulaba: la de haber sabido dejar, entre su valioso legado artístico, una obra que será causa de fustigación para todos los que la contemplen, de igual manera que lo viene siendo ya para cuentos la han visto; provocando, su dantesca panorámica, contradicciones entre las multitudes.

Es una herencia estigmatizante esta del “Guernica” para los españoles y para el mundo, independientemente de que el artista malagueño la realizara con buenos o malos propósitos -aunque a decir de los que le trataron, de estos últimos tenía Picasso muchos- e, independientemente también, de que el cuadro sea para bien o para mal, psicológicamente hablando, de aquellos que lo vean y pretendan captar íntegro el mensaje que presenta; por más que no lo comprendan en su justa medida. Ya que ésta es otra de las hábiles “trampas” que Picasso imprimió en dicha pintura.

¿Qué tendría en la mente y en el corazón Picasso cuando se propuso la realización del “Guernica”? Él, un hombre que llegó a reconocer -esto nunca lo comentan sus progresistas admiradores- que maltrataba psicológicamente a las mujeres de su influencia y entorno. ¿Qué abrigaría en sus interioridades para realizar un cuadro que sólo refleja, en tan artísticos trazos, caos universal y división humana en el más amplio sentido de la palabra?

Unos fenómenos constatados en las figuras y elementos allí recreados. Incluso las bestias, como si las hubiera dotado de inteligencia, se lamentan con pavor de la anarquía dominante en la escena. Y las personas, con abrumadora desesperación por el dolor y el desgarro, claman contra todo, hasta contra consigo mismas. Todo, desde luego, como ocurre en cualquier guerra o en cualquier desastre natural de grandes proporciones. Sólo que, tras las guerras y los desastres, las capacidades humanas de recomposición de ideales, de recuperación anímica e, incluso, de perdón, van curando las heridas y el traumatismo hasta que se consigue el restablecimiento de un orden nuevo. Pero en el “Guernica” esto no es posible: en el “Guernica”, la desproporción del mal y sus imposiciones permanecerán para siempre.

Ahí, precisamente, están las divergencias con el “Cristo de San Juan de la Cruz”, pintado en 1951 por Salvador Dalí como a vista de pájaro; que tiene como objetivo la cabeza inclinada de Jesús. Este icono de Jesucristo (el pintor de Figueras tuvo el singular acierto de darle a su “Cristo” el nombre de un santo poeta), suspendido en majestuosa levitación, compendia, ¡y mucho!, sobre la tierra y el mar, el mensaje evangélico. Pues, en el cuadro, se aprecia que todo lo pacifica y lo armoniza en un orden transido de esperanza, mientras lo escabroso y las tinieblas, presentes también en la obra, van cediendo paulatinamente al empuje de la más completa, sutil y diáfana seguridad de los espacios despejados, en cuyo seno se respira la paz que domina sobre las criaturas y las cosas cuando todo está ya ajustado -véase la mar en calma, donde reposa la barca, y la serenidad del paseante en el muelle- al equilibrio de una disposición recreante que ahuyenta desquiciamientos y esquizofrenias. Y proporciona estabilidad para que nada se descontrole en la naturaleza que persigue la superior dignidad que reclama el espíritu humano cuando no está manipulado por extravíos.

A Salvador Dalí, que fuera calificado de mal catalán porque dejara su herencia al Estado español, bien pudiera considerársele, únicamente por la concepción de su “Cristo”, de universalista. Ya que sólo la universalidad de la fe cristiana pudo inspirarle a sus pinceles tal obra. Un cuadro que se superpone, tal vez, en magnitud creativa a toda su producción, y obra que condensa su arte en una realidad pictórica digna de la admiración de cuantos alientan sentimientos de unidad y fraternidad. Que aquí es adonde, creo yo, que Dalí quiso llegar tras su vuelta a España en los años cuarenta, cuando fraguó la idea de dicha obra; óleo sobre lienzo que siempre ensombrecerá al “Guernica” de Picasso, al ser éste, dentro de su originalidad, que nadie le niega, y con sus duras imágenes, una fantasmagórica y caótica descomposición de la armonía y la convivencia del mundo, aunque tales valores, por otra parte, falten en realidad y por desgracia en bastantes lugares del mismo.



Venta de Pantalones, mucho por descubrir

Miguel Caballero | Y hoy quiero escribir esta entrada que hacia ya mucho tiempo que tenia pendiente, por numerosos motivos:

Primero para dar a conocer una zona de esta provincia, completamente desconocida, tanto que si uno consulta esta enciclopedia mundial que es Internet, en donde existen millones de paginas y datos (otra cosa es que sean ciertos o falsos) no encontrara nada de este enclave llamado Venta de Pantalones.

Segundo, por justicia, ya que la Venta de Pantalones es un lugar «con mala fama» según algunos,como el Diario Abc, que califico a la Venta de Pantalones, junto a otros muchos lugares de España, como «el pueblo de Jaén con peor fama digital». Seguramente esos periodistas ni siquiera conocían ninguno de los lugares de los que escribían.

Tercero y ultimo, para reivindicar no solo que se de a conocer esta pequeña aldea, si no para que se tenga consciencia de todo cuanto guarda y de como se podría poner en valor.

En estas ultimas semanas habéis conocido de mi mano, el Nacimiento del Río San Juan, o el Nacimiento del Río frío, o el Área Recreativa del Charco del Aceite, hermosos lugares, en los que en algún momento los ayuntamientos, o la Diputación se fijaron en ellos para acondicionarlos y adaptarlos para disfrute de todo el mundo.

Pues bien, aquí en este lugar conocido y visitado sobretodo en verano, también podría crearse una pequeña área recreativa, muy necesaria para el disfrute de las muchas personas que lo visitan hoy en día, sin

ningún tipo de infraestructura y de muchas otras que seguro serian atraídas hasta este lugar.

Y te preguntaras: ¿ Que es esto de la Venta de Pantalones ?

Se trata de una pequeña aldea, situada en la frontera de Martos con Alcaudete.

Para llegar hasta aquí se debe tomar la carretera que une los

dos pueblos y pocos metros después del cruce hacia Las Casillas de Martos, surge un desvío hacia la carretera a-6051, antigua carretera que hoy en día apenas soporta trafico alguno.

La Venta de Pantalones, seria una de tantas aldeas surgidas junto a las vías pecuarias y carreteras transitadas que comerciarían con los transeúntes, todo tipo de productos e incluso ofrecerían hospedaje y comida.

Probablemente en esta aldea, existiría algún tipo de confección de pantalones que alcanzo cierta fama y ese sea el origen de su actual denominación.

Actualmente la Venta esta despoblada y a quedado como zona de veraneo, pero sus casonas aun guardan todo su esplendor de antaño, y aun siguen sus pequeñas calles junto al recuerdo de un horno de pan, su tienda y de sus antiguos habitantes.

Aun así, esta zona es muy concurrida en verano, sobretodo por marteños y alcaudetenses, ya que muy cerca de las casas discurre el Río Víboras ( del que hablare muy pronto y que no tiene absolutamente nada que ver ni con serpientes ni víboras ) que forma varias pozas y profundos remansos en todo el entorno próximo a la aldea.

Discurre además por un puente histórico, construido en tiempos de Isabel II en el que se refugian los bañistas ya que bajo sus pilares, construyeron una obra hidráulica para el riego, que forma un improvisado tobogán y una zona para colocar mesas o sillas. Unos pilares además que guardan mas de una historia, ya que algunas de sus piedras están toscamente labradas y dejan entrever inscripciones como: «Viva Rusia» o «Viva la Cnt» que apenas ya se aprecian pero que nos cuentan historias quizás, de los maquis que estuvieron escondidos por estas sierras o de algún trabajador que vivió por la zona en tiempos de Alfonso XIII o la Guerra Civil.

Las frescas y transparentes aguas del río, son un regalo para los niños y adultos que pueblan sus orillas en este tiempo, y algunos incluso pasan semanas acampados en las alamedas que crecen alrededor del río.

Como digo, si esta zona ya es bastante concurrida sin existir apenas nada, mas que lo que da la propia naturaleza…con un poco de esfuerzo aquí podría surgir una bonita zona de baño.

Pero la Venta de Pantalones guarda aun muchas sorpresas. Por aquí también pasa la Vía Verde del Aceite y si seguimos su trazado desde este punto, a escasos dos kilómetros hacia Alcaudete nos encontramos un particular y curioso trozo de historia.

Un puente romano, con restos de lo que fuera su antigua calzada se alza como símbolo del esplendor de la antigua Roma por estos lares.

Pero la estampa de este puente se torna aun mas curiosa cuando a escasos metros, se construyo en el siglo XIX un puente metálico para el Tren del Aceite, que fue una autentica obra de ingeniería para la época ya que era uno de los mas grandes y mas largos construidos en España.

La imagen de ambos puentes unidos por la historia es muy especial y fotogénica.

Pero no termina aquí, nuestra ruta.

Si uno se aventura a discurrir por el cauce del río, entre floridas adelfas y chopos, se adentra en un corto cañón fluvial de considerable profundidad, en el que son muchas las personas que también encuentran una zona de baño, ya que también debajo de este formidable puente, bautizado como «El Pontón» se construyo una pequeña presilla, para embalsar agua de riego, que forma una hermosa zona húmeda rodeada de flores y de cascadas.

Como veis, son muchos y numerosos los motivos para conocer este pequeño rincón olvidado de Jaén y muchos mas para darlo a conocer.

Espero que lo disfruten.

http://mangelcaballero.blogspot.com.es/2013/08/venta-de-pantalones-mucho-por-descubrir.html



Foto Denuncia: Estado lamentable del acerado

Ada Jiménez | Con estas fotos quiero denunciar el estado de esta acera, pues ya no sé donde acudir, ni yo, ni los vecinos que año tras año vemos esta esquina peor con su deterioro progresivo, en la cual es muy habitual ver gente caerse aquí  y parece ser que hasta que no pase a mayores esto no se va a arreglar, es la esquina de Avda Europa con Avda Fuente de la Villa.

Como veis ha llegado a un nivel de deterioro más que preocupante y ya no es solo a lo que a estética se refiere, sino al peligroso estado de esta acera, la semana pasada mismo cayó una persona mayor.

Nos hemos dirigido durante varios años a atención al ciudadano para informarles de este hecho,sin recibir respuesta ni solución.

Espero que esto sirva de algo antes de que suceda algo peor.



VOCES YA EN HISTÓRICO SILENCIO… Lara de Tucci

Lara de Tucci | Hace unas cuantas semanas escribí en este mismo medio, MARTOS AL DÍA, acerca de un galardón que recibí en abril; por cuanto dicho galardón lo gané gracias, entre otros motivos, al concurso y a la participación de la Coral Tuccitana. Hoy vuelvo a referirme a este conjunto de voces, pero por razones muy distintas; razones un tanto descorazonadoras, de esas que nos dejan, ya para siempre, sólo a merced de la nostalgia, envueltos en unos recuerdos que, aunque imperecederos, son, no obstante, eso: recuerdos.

Porque son los recuerdos y la nostalgia -conjuntamente con la historia, como reflejo en el soneto con el que finalizo este artículo- lo único que nos va a quedar desde ahora mismo de “nuestra” Coral; la cual desaparece, como me dice en un correo Miguel Ángel Cruz Villalobos, tras más de treinta años de recorrido artístico de la mano de su director, fray Fernando Colodro. Amplio recorrido que le ha servido al grupo para sembrar de voces cadenciosas y de tonos musicales todos aquellos lugares y escenarios que han venido pisando sus miembros; llevados únicamente por sus aficiones cantoras y por el amor a las notas musicales de vocalización que todos demostraron siempre con creces.

Y sin que, en tantos años, decayeran los ánimos que abrigaban por participar conjuntamente en el grupo que naciera -quizá ignorantes aún de que aquello llegaría a ser una institución de suma importancia- con el loable propósito de ser tan sólo una referencia cultural marteña; con la Peña, como testigo, de su creación primero y luego de su desarrollo y de lo que sería su experimentada expansión. Todo, paso a paso, ensayo tras ensayo, actuación tras actuación, con sacrificios y esfuerzos sinnúmero. Dedicaciones, en fin, dignas de todos los elogios que han acumulado en muchos sitios cada uno de sus componentes en particular y el conjunto polifónico en general.

Son muchos años de dedicación al arte de la vocalización, siempre tan recreante en actos festivos, culturales e, incluso, religiosos. Años de media vida humana en los que hay que destacar, muy principalmente, la labor del antes aludido director, Fernando. Pero igualmente la labor de aquellos miembros del grupo que siempre estuvieron ahí, interpretando con inusitada entrega lo que hubiera que interpretar de los temas más variados: la labor del también citado Miguel Ángel, que ya tenía en la coral una continuadora de la familia, su hija Cristina, de encanto singular; la de Mari Carmen Abolafia, excelente soprano -creo recordar que un día le dije, tras una actuación, que de haber vivido en Madrid habría alcanzado mayores metas artísticas con su voz-; la del esposo de ésta, Pepe Colodro; la del matrimonio formado por Fidel Cuesta y Encarnita López; así como la labor, para terminar, de tantos componentes que se fueron sucediendo o permaneciendo activos, cuyos nombres o apellidos lamento de veras ignorar.

Han sido muchos años los que el grupo estuvo unido en su función artística. Y ahora ha llegado a su fin. Todo en esta vida tiene conclusión. Pero la Coral Tuccitana deja una historia cultual tal, que hasta las futuras generaciones de marteños tendrán que reconocerle el mérito; de la misma manera que yo, asociado colaborador, se lo vengo reconociendo desde siempre. Mas ahora, con la inspiración del siguiente soneto.

En silencio se quedan las gargantas
que por años de artística vigencia
entonaron con coplas de cadencia
actuaciones de puras normas tantas.

Sus proyecciones -¡oh, en verdad, cuántas!-
del marteño renombre en referencia
polifónica fueron una esencia
de notas bien profanas o bien santas.

Los muchos escenarios que pisara
la Coral Tuccitana, sus telones
echan, pues son ya velos de tristeza.

Pero queda su historia, que iniciara
fray Fernando Colodro con canciones
que el grupo interpretó con sutileza.



Desde las Llanuras… Nuestra imagen digital

Todos, independientemente del tiempo que dedique a su «envoltorio», nos preocupamos por la imagen que va a proyectar al exterior. Se trata de una serie de normas no escritas, que favorecen nuestra convivencia, nos hacen sentir seguros de nosotros mismos o simplemente son el decoro que nos impone la necesidad  de vivir en sociedad. Porque nuestra imagen personal, no es solo la envoltura, sino también la forma de expresarnos o de relacionarnos  con los demás. Estas reglas tácitas, nos indican, entre otras cosas, que no es lo mismo hablar con nuestra familia y amigos, que hacerlo ante personas con las que mantenemos una relación más distante o profesional. La sinceridad, en este último caso, el decir lo que pensamos sin tapujos, ante personas que no forman parte de nuestro círculo más íntimo, siempre deja paso al respeto debido para mantener la concordia. No se trata de ir haciendo amigos por la vida, simplemente de mantener una imagen respetuosa con los demás, para ser tratados de igual forma. Las afirmaciones más severas, nuestros odios internos o nuestros pensamientos más mezquinos, (que digan lo que digan todos tenemos y como es normal son erróneos y reprochables) se suelen dejar para ambientes más distendidos, donde equivocarse no va más allá de un rato de risas o una discusión sin mayores consecuencias.

Equivocarse. Algo tan humano y normal en ambientes distendidos, por la propia relajación a la que sometemos a nuestra imagen personal, y frecuente también, en otros ambientes, debido a las tensiones de un momento, a una traición del subconsciente o a cualquier otra circunstancia que no podemos controlar. Es la esencia del ser humano. Todos entendemos que alguien, por mucho que cuide la imagen que quiere proyectar hacía los demás, en un momento determinado se relaje, como si estuviera en familia, salte con un improperio, un desplante, una falta de respeto o sencillamente le pierdan las formas. No somos máquinas perfectas. Todo se olvida, las palabras se las lleva el viento y siempre nos quedará un PERDÓN.

Pero todo aquello que es válido para justificar, el fallo en los engranajes de nuestra imagen personal, nunca es válido para nuestra imagen digital.

Las nuevas tecnologías, brindan al ser humano la oportunidad de proyectarse al mundo, como nunca antes había imaginado, a través de las redes sociales. Es nuestra decisión, participar de ese avance o no. Pero si decidimos participar de ese progreso mayúsculo, que lo es, aunque también es cierto que el acceso a tanta información puede ser perjudicial para las mentes más cómodas, es necesario aceptar las condiciones. Y una condición intrínseca que va asociada al uso de las redes sociales, es que vamos a crear una imagen digital. Aunque no nos guste.

Según un artículo que leí en un blog especializado, se avisaba hará una semana, de que los españoles, somos los usuarios de las redes sociales, que más infravaloran los contenidos que manejan en sus redes. Basándose en un estudio elaborado por la Universidad de Stanford, se apuntaba que subestimamos la audiencia real de nuestros comentarios, post o imágenes en un 35%. Como causa más probable, se indicaba que seguimos tratando las redes sociales como una red de «amigos». El problema es que una vez que descontamos aquellas personas de nuestra red, con los que tenemos contacto diario, nos queda una vasta red de conocidos, «amigos virtuales», compañeros, ex compañeros, amigos de amigos, seguidores de seguidores, y un sinfín de personas que diariamente ven como nos mostramos, a través de nuestra imagen virtual. Como es lógico, esto que puede suponer una herramienta fundamental para todo ser humano, que quiera aprender, informarse, proyectarse como profesional o simplemente como persona, se puede convertir en algo contraproducente si no se cuida, además de forma exquisita. Porque si antes hablaba, de que nuestra imagen personal es susceptible a relajarse y todo el mundo lo puede entender, en nuestra imagen digital no cabe esa posibilidad, ya que nadie está obligado a reaccionar ante las circunstancias del momento, como en la vida real, y nadie está obligado a  escribir un artículo, un comentario en facebook o mandar un tuit, si las condiciones y el entorno no le son favorables para hacerlo, por lo menos con cortesía y respeto. Además en la red, las palabras no se las lleva el viento.

Entre las características de los usuarios españoles de estas plataformas, el estudio destaca las imágenes inapropiadas, la forma de expresarse y las faltas ortográficas, además de lo poco profesionales que son nuestros perfiles. Los investigadores indican, y con razón, que ante una selección de candidatos para un empleo, al seleccionador le basta con buscar la imagen proyectada por los candidatos en las redes sociales, para hacerse una idea más clara, de cuál será su elegido. Aunque esto también es válido para cualquier ámbito. Trabajadores freelance que necesiten que les aprueben proyectos, empresarios, personas con inquietudes artísticas, inquietos intelectuales que busquen el aprendizaje a través de lo que se comparte en las redes sociales…etc. De una forma u otra, la imagen digital que proyectamos a través de las redes sociales, nos puede afectar en la vida de manera negativa. Y de eso saben mucho aquellas personas que ya lo han sufrido en sus carnes.

A la amplia lista de políticos que cuidan sus perfiles, sus comentarios o sus blogs personales, hay que añadir aquellos que continuamente están metiendo la pata por su visión tan pobre de estas plataformas. Toni Cantó, diputado de UpyD, es tal vez el máximo exponente. Su afán de protagonismo, lo coloca habitualmente en el blanco de todas las críticas, en muchos casos merecidas. Pero no es el único. González Pons es otro asiduo de los disparates tuiteros y quién sabe si esa no es la causa por la que no se le diera un ministerio, cuando el PP consiguió la victoria electoral. Socialistas que más bien parecen hooligans, como una tal Martu Garrote, también existen. Esto no es un problema de partidos, es un problema de imagen digital, y en todo caso personal, pero que hacen un flaco favor a su formación cuando utilizan las redes sociales para que sus “amigos” les rían las gracias. Son personas que no profesionalizan sus perfiles. Los mantienen solo y exclusivamente para sus acólitos, cuando desde mi humilde percepción un político debe dedicarse a hacer política, es decir, a proponer, debatir y buscar soluciones para la mayoría, sean de los tuyos o no.

El ejemplo más ilustrativo de esto, tuvo lugar con la famosa expresión de “catalanes de mierda, no se merecen nada”, que el responsable de la Marca España, Juan Carlos Gafo, tuiteó cuando puñado de personas silbaron el himno, como si ese puñado fueran la voz de todos y cada uno de los catalanes del mundo. En su fuero interno, tal vez piense que los catalanes son una mierda e incluso soltarlo en una barbacoa con los amigos, pero en lo que respecta a las redes sociales, tiene dos opciones, o callar o hablar con respeto, al igual que lo haría en una reunión profesional. Sus palabras, no se las llevó el viento y lógicamente fue destituido.
Pero, aunque a los políticos siempre los tenemos más a mano, es cierto que la utilización como herramienta de juego, más que profesional, que hacemos de las redes sociales es algo generalizado. Y las consecuencias pueden ser muy graves.

El trágico accidente ferroviario, del pasado 24 de julio, en Santiago de Compostela, nos ha vuelto a dar una lección de hasta cuanto puede afectar nuestra imagen digital a nuestra vida. Mientras, que por norma general, los políticos estuvieron a la altura de las circunstancias, también en su imagen digital, el perfil de facebook del maquinista del tren se colapsó, al filtrase por twitter, una conversación, entre amigos, (siempre entre amigos) donde este señor se jactaba de la velocidad que alcanzaba con su tren. Como es lógico, esto no demuestra nada, pero la imagen que aporta de este señor es deplorable. Una vez más, la utilización de forma banal de una red social, hace que al maquinista, la sociedad ya lo haya juzgado, solo por comentar entre amigos, lo que nunca hubiera comentado en una reunión con los responsables de RENFE.

Está claro, que a través de las redes sociales somos espiados. Lo que no está tan claro, es si eso es bueno o malo. Todo depende del uso que les demos. Por mi parte, me pueden encontrar en facebook, google +, en @emilioalmodovar o en el blog www.desdelasllanuras.blogspot.com donde creo que cuidar mi propia imagen digital, es algo que estoy haciendo bien, no obstante pondré más celo a partir de ahora.
Prometido.

Emilio Almodóvar