Es una frase oída y requeteoída, sobre todo en las películas americanas, a las que tan aficionados éramos todos los de mi edad. Oíamos esta expresión, que, yo, la creía, como el «Malboro», tipicamente americana y, ya, sabíamos que significaba no tener ni una «gorda», moneda de poco valor, traducido a nuestro idioma español, tan rico en expresiones. Pero investigando un poco, he aprendido que esta expresión es españolísima. Ni es americana, ni perico que la pintó, que, también es una expresión muy española.
La expresión ESTAR SIN BLANCA viene de la palabra BLANCA que, en tiempos de Felipe II de España, era una moneda de poco valor. Por lo tanto » estar sin blanca» es estar sin monedas de valor, no tener nada de dinero.
La blanca era una moneda del sistema monetario de Castilla muy anterior a Felipe II. Moneda llamada «Blanca del Agnus Dei» Su origen es medieval y, ya, en el s. XIV se acuñaban blancas. Fue acuñada en el año 1386 durante el reinado de Juan I de Castilla con motivo de las guerras con el Duque de Lancaster. Se trata de una moneda de vellón (aleación de cobre y plata), de bajo valor, llamada blanca porque era tratada con un blanqueado que le daba el aspecto plateado y claro, frente a otras monedas de vellón de color más cobrizo y oscuro.
Circula por ahí el bulo de si su nombre «blanca» sería porque se acuñó con el rostro de algunas de las varias princesas de Castilla llamadas Blanca. Nada de eso es real, y tal afirmación se basa en una interpretación popular de la popular y conocida «letrilla» de Francisco de Quevedo, PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO, en que llama a la blanca, metafóricamente, «Doña Blanca de Castilla». En la cuarta estrofa aparece claramente:
«»»¿A quién no le maravilla
Ver en su gloria,
sin tasa,
Que es lo más ruín
de su casa
Doña Blanca de
Castilla?
Más pues que su
fuerza humilla
Al cobarde y al
guerrero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.»»»
La expresión «estar sin blanca» con el sentido de no tener dinero es, además de muy frecuente en el español actual, bastante antigua. Si consultamos el CORPUS DIACRÓNICO DE LA RAE (el banco de textos antiguos de la academia , CORDE para los amigos) encontramos 162 apariciones de la expresión «sin blanca», siendo el registro más antiguo de alrededor de 1460.
Dado que la «blanca» era la moneda de más bajo valor, la expresión «estar sin blanca» es equivalente a decir que no se tiene ni la menos valiosa de las monedas, idéntica a decir «estar sin un céntimo», o «estar sin un duro», o «no tener un real», o «no tener una chica» etc. etc….
Hoy, y es mi pena, hay mucha gente que dice, y no por costumbre, sino por necesidad, «estoy sin blanca», «no tengo un duro», «no tengo un céntimo»…….Estoy sin trabajo, no sé lo que hacer, estoy desesperado…..Puñetero paro, ¿se acabará alguna vez?, ¿saldremos de esta crisis recalcitrantre?…
Es una pena y una nueva orientación de las estructuras familiares, producto del desempleo, la crisis y la paralización de la economía, que los padres tengan que llevar la economía familiar suya, la de los hijos y, a veces, la de los nietos. Es algo, totalmente anormal, que los padres, que aún cobran las pensiones, en su última etapa vital, tengan que solucionar los problemas familiares de los más jóvenes, cuando vemos, y ahí están los medios de comunicación, que hay quien se lo lleva crudo y dentro de diez o doce años, pues la justicia es así de lenta, ya, no se sabe nada de nada, ni nadie se acuerda de lo que pasó, pues la memoria es frágil y se rompe con el tiempo. Ojalá no se olviden los que no deben olvidarse y esos malvados paguen, religiosamente o justicieramente, lo que deben y sea un ejemplo para esta nueva sociedad, que se está fraguando a pesar de los pesares.
Mi última reflexión es para pedir a todas las instituciones públicas que arbitren medidas, que unan esfuerzos, que no cejen en los esfuerzos para que los jóvenes, sobre todo, y todos los demás, menos jóvenes, pero aún en edad de trabajar, tengan la oportunidad de poder llevar a su casa un sueldo, que los haga independientes y sin necesidad de sacrificar a padres y abuelos, personas dignas de vivir sin los agobios, ni los sacrificios de esta etapa, una etapa aciaga, que, para algunos, supone un estado de depresión enfermiza y una situación sin salida, ni solución.
.
Francisco Teva Jiménez
Maestro / Lic. en Derecho