Un Marteño desde Murcia…LA MILLA VERDE
De Redacción | 4. septiembre 2011 | Categoría: Clásica, En Portada, Opinión | 2 comentarios ComparteTweetRedacción | Hacía más de dos años que Juan Rízquez Molina, «un marteño desde Murcia», no asomaba su pluma por este medio. Se bienvenido de nuevo Juan y muchas gracias por tus relatos y reflexiones. Espero que sigas colaborando con Martos al Día.
Juan Rízquez retoma sus colaboraciones con una reflexión que sin duda no dejará indiferente a nadie y que probablemente generará cierta polémica.
Recordar que Martos al día no tiene por qué compartir las opiniones manifestadas tanto por sus columnistas como por los comentaristas de las noticias y relatos publicados.
El titulo de este relato, está basado en la película del mismo titulo. Se refiere a la pena de muerte en algún estado de Norteamérica, teniendo que aguantar aquella persona que por el delito cometido, tiene que esperar un tiempo en una celda esperando que le llegue el día de su ejecución.
Según cuentan, testigos presenciales, y personas que por algún motivo no han sido ejecutados, ese tiempo que transcurre entre el juicio y la ejecución, es tremendo.
Los seres humanos no nos damos cuenta que en el trascurso de nuestra vida, empezando, primero por espermatozoide, que siendo tú que me lees y yo que lo escrito, dos espermatozoides, que entre millones, fuimos elegidos para vivir. Y a partir de ese momento que nos introducimos en el óvulo de nuestra madre, empieza nuestra sentencia de muerte. Primera sentencia, los nueve meses que pasamos en el vientre de nuestra madre, que ya, empieza esa milla verde pues no sabes si vas a salir con vida de aquella celda, o te van a ejecutar en la misma y sales muerto. Si tienes la suerte de salir vivo, lo primero que firmas es la pena de muerte, otra espera en la milla verde de la vida, ¿llegarás al final por un desgaste natural? ¿O serás ejecutado por una mano asesina antes que Dios te llame?.
Eso es lo que hoy nos está pasando en la vida, primeramente el aborto ejecutando ese feto sin ser juzgado y autorizando la justicia ese crimen y, segundo por la violencia de genero que con tanta facilidad se comete sin tener una explicación, pues nos decimos muchas veces, en esos casos insólitos, ¿Cómo es posible que esa pareja, que yo tanto conocía, haya ejecutado ese hombre a su esposa de esa forma tan brutal?.
Toda esta violencia de género, siempre ha existido, pero no con la frecuencia de ahora, yo creo que toda la culpa es de que hoy, antes de ejecutar a una persona, ya sabes lo que tienes que estar en la cárcel y las comodidades que vas ha encontrar en ella por lo que esa violencia que llevamos todo ser humano sale sin tener miedo a la justicia.
Antiguamente no pasaba esto, ya que sabías que empezando por la pena de muerte o cadena perpetua era lo que te esperaba, además de las incomodidades de una prisión.
Según leo y vemos por televisión, hoy es más cómoda una prisión que una residencia, en la prisión gozas de todos los adelantos, buenas comidas, atenciones médicas y muchas comodidades que no quiero enumerar. En cambio en una residencia después de tener que pagar un dinero todos los meses lo tienes todo limitado.
De todo este tema hay mucho que hablar, yo procuraré, dentro de mis conocimientos, escribir en esta página, todo lo que por experiencia de vida conozco.
Juan Rízquez Molina
Amigo Juan: es para mí un placer poder leerte en este medio, donde, también, publico. Como los buenos vinos, vas mejorando con los años y estas reflexiones son dignas de personas con una acrisolada experiencia, como es tu caso. Sigue escribiendo y no abandones a tus amigos marteños. Un cordial saludo. Francisco Teva Jiménez.
Es cierto lo de las comodidades en las actuales cárceles, pero, ¿sabemos realmente que nuestro sistema está orientado a la reinserción? Si quieren instaurar la pena de muerte, cambiemos la Constitución, puesto que ese principio viene recogida en ella. Eso sí, no porque exista la pena de muerte va a descender la criminalidad.
Menos comodidades sí, las justas para la vida decente y para lograr ese principio tan utópico como la reinserción, ¿o no?