Un Marteño desde Murcia…LOS BESOS PRESOS
De Redacción | 9. septiembre 2011 | Categoría: Clásica, Cultura, En Portada | 1 Comentario » ComparteTweetLOS BESOS PRESOS
Relato corto de Juan Rizquez Molina
En la puerta de aquel chalet, o casa de campo, se paraba un todoterreno. Del mismo se bajaba un hombre de unos cuarenta años, con una ropa de trabajo muy adecuada a su profesión, era Ingeniero, llevaba la dirección de un puente en una autovía con una responsabilidad muy importante.
Al entrar a la casa es recibido por una mujer de unos treinta y cinco años, muy guapa, de la mano llevaba, una niña de seis años y un niño de cuatro. Al ver ambos a su papá se soltaron de la mano de su mamá y se colgaron del cuello de su papá dándole un beso con un abrazo muy fuerte. Eran la alegría de aquella casa y la realización plena de aquel matrimonio que se querían con un amor inmenso.
El contratista que realizaba la obra era una persona de su confianza, muchos documentos que daban la conformidad de los materiales gastados, las resistencias exigidas de los mismos, muchas veces les daba la conformidad sin haberlos leído, era una persona de su total confianza.
Eran las siete de la mañana, faltaba una hora para que todo aquel movimiento de maquinaria empezara a funcional, solamente había en la obra, bajo aquellos pilares tan enormes de cemento y hierro algunos de los vigilantes que terminaban su turno de la noche. Todo fue un segundo un estruendo enorme seguido de un derrumbamiento total de aquellos pilares fue todo. Toda la parte más avanzada de la autovía se había venido abajo.
Todo el personal que esperaba la hora de enganche en la obra dirigiéndose al accidente empezó a buscar los cuerpos de aquellos cuatro vigilantes de la obra que se encontraban en esos momentos en aquel lugar. Todo fue inútil dos de ellos salieron con vida aunque muy graves, los otros dos solo encontraron sus cadáveres entre los escombros.
Aquel ingeniero, un hombre con una gran reputación profesional, era el responsable de todo aquello, pero no el culpable, el culpable fue su amigo el contratista que abusando de las buenas relaciones con él se aprovecho para utilizar un producto químico acelerante para el fraguado del cemento, cosa que este ingeniero no lo hubiese permitido, pero que el contratista lo utilizó sin su consentimiento, ya que este producto conseguía acelerar el fraguado del cemento y adelantaba la fecha de entrega de la obra para tener más beneficios.
Realizados todos los análisis oportunos, se llegó a la conclusión que se había gastado un producto acelerante para el cemento, pero que este a la vez era corrosivo y llegaba a inutilizar la fuerza del hierro.
El contratista no apareció, cuando vio lo que había pasado se perdió cayendo toda la responsabilidad sobre el ingeniero.
Aquella noche, serían las once llamaron a la puerta, eran dos agentes de la guardia civil con una orden de detención.
Cuando este hombre se puso a su disposición, les pidió permiso para entrar y besar a sus hijos, los cuales estaban durmiendo. Ella abrazada a su cuello llorando lo acompañó hasta el dormitorio, pero el no pudo acercarse a sus hijos, temía que despertaran y ¿qué les decía? A cierta distancia y llorando abrazado a su esposa se despidió de ellos.
Hubo un juicio, por haberse dado a la fuga el contratista que era el culpable, tenía que estar dos años en la cárcel, y con él, DOS BESOS PRESOS que no habían podido salir la noche que se despidió de sus dos hijos
Lo que aquella mujer sufrió por no poderles decir a sus hijos donde se encontraba su padre, les decía que se encontraba en el extranjero dirigiendo unas obras. Ella lo visitaba, incluso algún bis a bis, pero aquellos dos besos que no les pudo dar a sus hijos, estaban encerrados en el pecho de aquel padre y no podían salir.
Por fin llegó el día de su liberación, sus hijos estaban en el colegio, él después de ducharse se puso la misma ropa que tenía cuando venía del trabajo.
Cuando la madre fue a recogerlos al colegio, les dijo que papá había terminado el trabajo que estaba haciendo y ya se encontraba en la casa.
Aquello fue tremendo, los dos corrían que se dejaban atrás a su mamá, entrando a la casa con una precipitación encontrándose a su padre con la fuerza que iban casi caen los tres al suelo.
Fue tremendo, aquellos dos hijos colgados al cuello de su papá, su mamá sobre sus espaldas besándose los cuatro, fueron los BESOS más maravillosos que se habían dado seres humanos, era la liberación de aquel buen hombre y la liberación de los DOS BESOS PRESOS.
Un marteño desde Murcia, se lo dedico a mi amigo Francisco Teba Jiménez con un abrazo.
Todo es producto de mi imaginación, cualquier parecido con la realidad es pura casualidad.
Marteños por Murcia. Y encima pariente tuyo