«Aplazada» la Ruta de senderismo: La Pandera, Puerto de la Hoya
De Redacción | 20. febrero 2013 | Categoría: Clásica, En Portada, Medio Ambiente | Sin comentarios » ComparteTweetAPLAZADA SIN FECHA POR CAUSA DE LLUVIA LA RUTA PREVISTA PARA ESTE SÁBADO
Nueva ruta de senderismo programada para el próximo día 23 de Febrero, se presenta como una ruta de alturas. Se desplazarán en autobus, importante reservar plaza. No olvidarse el bastón. Se estará pendiente del tiempo, porque amenaza lluvia, estad atentos por si es necesario aplazarla, en ese caso se les comunicará por correo.
La Pandera, Puerto de la Hoya
Un paisaje de alturas.
HOJA DE RUTA
El autobús nos deja en el Puerto Cobertera. 1150 metros de altitud. A nuestra derecha se alza el Cerro de la Luna, en Ventisqueros, 1763 m. Lo reconocemos. Estamos en la cara sur de la gran mole: La Sierra de la Pandera, 1872 metros sobre el nivel de mar. Puerto conocido, partida cargada de interrogantes, de posibilidades.
El camino que conduce a un cortijo próximo nos acerca al saludo amistoso de unos enormes perros, guardianes de las ovejas. Unos patos se pasean ajenos a su entorno por el estanque circular del agua. Nos acoge una vereda. Nuestra vereda, nuestra amiga. Nuestra guía.
Vereda que abraza suavemente la Sierra , por la cara este, y nos introduce en un inmenso paisaje. Es necesario pisar en el lugar oportuno. La vereda, firme, antigua, cargada de historia, cargada de caminantes de antaño, nos acepta. La subida es fácil. Los pequeños altos nos permiten otear al próximo y conocido Pitillos. El Pantano, espejo matinal, nos lanza reflejos solares molestos. Un hilillo acuoso, serpentea por la superficie.
– Parece que fuera el agua del río, que por diferente temperatura se adentrara camino de la presa.
– Eso parece.
La bruma empieza a disiparse. La vereda nos va a mostrar su sabiduría acumulada. La mano del hombre queda patente. Para salvar la subida se han construido muros de piedra, que dan consistencia a la vereda. Nos permite pisar firmes, seguros. La superficie ganada a la sierra nos ofrece un piso amplio. Subimos. Respiramos. Subimos. Un poco más.
– En las subidas lo mejor es no mirar a la meta, no pensar en el camino. Sólo recorrerlo.
– Acepto tu sabio consejo.
Aunque acudo a preguntas fáciles que me permiten dejar de hablar. Descansar. Y continuar con la conquista de la primera meta.
Ya en la cara sur nos alejamos. En primer plano La Cresta de Matamulos. Aun no vemos la cima de la Cruz de la Chimba. (1125 m.). El telón de fondo lo conforma Grajales. A su izquierda Puerto Alto. A su derecha los Llanos de Palomares. Muy al fondo El Almaden.
Estamos arriba. Primera batalla. Nuestra próxima meta el Pilar. Un último esfuerzo, ascendemos suavemente. Sin querer, casi sin notarlo, llegamos a los Llanos de la Nava, 1477 m. La nieve, La Pandera está a nuestro alcance. Una alfombra mullida nos soporta, nos mece. Extensa llanura, en lo alto, impensable. Gozosa. Toca descender. El Cagasebo nos sirve de referencia. Más abajo Peñablanquilla. Dejamos a la derecha la Fuente del Obispo. La casa, en piedra, abandonada. Antigua casa forestal. Los hitos recientes nos permiten ascender hasta el Puerto de la Hoya. Civilización. En total unos cuantos kilómetros de disfrute. Tan próximos y tan alejados. Tan llenos. El esfuerzo merece la pena.
Ciriaco Castro Toro.
Psicólogo municipal.
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