Miguel Caballero | Siempre pienso que estoy un poco en deuda con mi pueblo, ya que he tenido oportunidad de poder escribir y hablar de muchos lugares y pueblos de nuestro Paraíso Interior Jienense, y siempre he dejado un poco de lado mi ciudad, mi Martos.
Os invito a descubrir Martos
Y lo hago, siendo consciente del gran potencial turístico que tiene mi ciudad y que no ha sido explotado en absoluto. Lo hago por justicia, pues hace escasos días se ha celebrado en Madrid, Fitur la Feria Internacional del Turismo, donde Jaén ha tenido gran presencia y éxito de participación. En el que varios municipios y comarcas de Jaén se han promocionado y en el que por desgracia Martos ha sido la gran ausente, mientras que pueblos mas pequeños estaban allí y ciudades a las que nada tenemos que envidiar mostraban lo mejor de sí mismas.
Digo sin temor a equivocarme, que Martos con un pequeño esfuerzo podría equipararse y atraer turismo al igual que lo hacen muchos de nuestros vecinos.
Pero para eso, el Ayuntamiento debe estar por la labor y al igual que en otros municipios, debe ser éste el que ponga la base para el inicio de la industria turística en Martos… algo que por desgracia no está ocurriendo incomprensiblemente.
No se entiende que una ciudad de la entidad de Martos no apueste para nada por el turismo, cuando resulta que en 2013 esta industria, la más importante de España, representa el 12% del PIB andaluz, que atrajo el año pasado a 22,5 millones de turistas (un 4,1% más que en 2012) que dejaron en nuestra comunidad 16.300 millones de euros…
Pues bien…siempre pienso que los cambios empiezan por uno mismo.
¿ Existen motivos para venir a Martos ? Mucha historia que contar
Los marteños y marteñas tenemos el privilegio de vivir en una ciudad con mas de 2500 años de historia. Numerosos vestigios arqueológicos demuestran que, desde la prehistoria, los antiguos pobladores se interesaron ante todo por la Peña de Martos, por las oportunidades para la defensa que proporcionaba y para poder poblar tan inexpugnable montaña. Así comenzó a formarse el primer poblado llamado Tuss, que con el paso de los siglos fue creciendo pasando a ser el Tukke o Tucci íbero. Los muchos vestigios de esta cultura en nuestro pueblo, descansan algunos en museos privados o en el provincial, sin una muestra apenas visible.
Mayor presencia tiene aún la mezcla entre íberos y romanos que se produjo en toda Hispania, que en nuestro pueblo formó una población de gran importancia, que llegó a proclamarse República Tuccitana y a ser bautizada como la Colonia Augusta Gemella Tuccitana, una población de las de mayor entidad de toda la región y de la que sí queda buena muestra en nuestras calles, como el gran Lapidarium del Ayuntamiento de Martos, formado por muchas columnas y losas romanas.
Un curioso ejemplo de arte íbero-romano podrían ser los Leones del Pilar de la Fuente Nueva, reutilizados para tan magna obra como es el pilar, aunque eran mucho más antiguos y la mayoría de las personas que disfrutan viéndolos apenas si conocen su origen.
O el reloj de sol al inicio del paseo del Calvario (un gran desconocido incluso para los marteños) que data del 20 a.C y que se cree que pudo estar situado junto a un santuario dedicado al dios Hércules.
De nuevo, muchos vestigios y restos arqueológicos han surgido de nuestra ciudad a lo largo de los siglos, sin que apenas exista un lugar al que poder dirigirse para obtener una visión clara y uniforme de tan importantes restos.
Tal importancia histórica en nuestra ciudad no hizo más que crecer con los Visigodos, periodo en el que llegó a convertirse en Sede Episcopal y tener su propia moneda, algo que muy pocos lugares llegaron a conseguir. De los visigodos nos queda el mayor hallazgo arqueológico de nuestra localidad, como es el Sarcófago Paleocristiano de Martos.
Una vez más, se hace necesaria la presencia de un Museo Municipal en Martos, que pudiera dar cobijo a tal descubrimiento y acoger también una colección de monedas acuñadas en Tucci.
Llegó el turno a la dominación árabe, que convirtieron nuestra ciudad en un bastión defensivo, creando un auténtico castillo sobre los recintos fortificados que anteriormente construyeron íberos y romanos.
Con los árabes, Martos participó en numerosos conflictos de uno u otro lado de Al Ándalus que concluyeron con la entrega de la ciudad al Rey Fernando III gracias al pacto surgido tras la Batalla de las Navas de Tolosa.
Así llegaría una etapa de prosperidad a Martos convirtiéndola en Tierra de Castillos y Fronteras
Y es que nuestra localidad, incluida actualmente en la Ruta de los Castillos y las Batallas,es la única de toda la ruta que cruza de Ciudad Real a Jaén terminando en Granada, en incluir 3 castillos todos ellos en donde la marca de la Orden de Calatrava queda palpable.
El más importante, La Fortaleza Inexpugnable de la Peña de Martos, que corona hoy la citada peña, símbolo de nuestra ciudad, impresionante mirador visible a más de 90km de distancia y que para nuestra desgracia, se encuentra en una lamentable situación de abandono.
El Castillo de la Villa, integrado hoy en el caserío del casco antiguo, en el que parece que poco a poco se comienza a trabajar por una lenta recuperación, coronado por la Torre Del Homenaje, baluarte y joya arquitectónica de la ciudad.
Y el Castillo del Víboras, cercano a la pedanía de Las Casillas y rodeado de un hermoso entorno natural vigila desde hace siglos el valle del río Víboras (que recibe el nombre de la antigua población romana Bora, antecesora de la citada pedanía).
Leyendas Milenarias
En el boca a boca de todo marteño, surge siempre la leyenda de una cueva, de un pasadizo que surgiría de las iglesias más importantes de la ciudad y que se adentraría en las entrañas de la peña, que oculta desde hace siglos un secreto, una gran cueva a la que accedieron las distintas culturas que por aquí pasaron, dejando tremendas fortunas y donde incluso pudo llegar a ocultarse la Mesa de Salomón.
La Cueva de Hércules pudo o puede encontrarse en Martos, una ciudad creada según también la leyenda por el legendario Hércules, que formó sus famosas 3 ( que no 2 ) columnas.
Y todos conocen también la historia del Rey Fernando IV El Emplazado, que llegó a nuestra ciudad persiguiendo a unos supuestos asesinos que identificó en los inocentes Hermanos Carvajales, a los que condenó a ser despeñados desde la Peña, no sin antes ser Emplazado por los hermanos ante Dios en el plazo de 30 días por el crimen que iba a cometer.
La leyenda cuenta que fueron despeñados los Carvajales y encerrados en una jaula de espino llegaron rodando a la Cruz del Lloro bautizada así por el llanto arrojado por los marteños ante la visión de los hermanos muertos que se detuvieron en aquel lugar y construyeron un monumento que aún se conserva, mientras que los restos de los hermanos descansan hoy en la Real Parroquia de Santa Marta.
Para que 30 días después, cumplido el plazo del Emplazamiento, encontraran muerto al rey castellano tal como Dios había querido.
Destellos del Renacimiento
Conforme las fronteras y batallas de la reconquista se iban retirando y la ciudad de Martos comienza a ser segura, la población comienza a salir de las murallas buscando nuevos barrios, al mismo tiempo que las ideas del renacimiento van llegando, cambiando la imagen de la ciudad.
Se construyen iglesias donde antaño hubieron mezquitas y surgen otras nuevas ermitas, algunas nada más alejarse las tropas guerreras, como la Ermita de San Bartolome.
Un hombre, tuvo mucho que ver en este cambio: Francisco del Castillo, arquitecto y cantero que creó grandes obras de las que aún hoy perviven algunas (no todas para nuestra desgracia)
Como la Real Parroquia de Santa Marta y su campanario que preside la Plaza de la Constitución, centro neurálgico de la ciudad desde hace milenios.
Junto a la Antigua Cárcel y Cabildo, actual Ayuntamiento, cuya portada sigue siendo referente artístico en toda la provincia.
O el Pilar de la Fuente Nueva, salvajemente arrancado de su original emplazamiento y maltratado en los tiempos de la dictadura franquista, que afortunadamente pudo recuperarse y reconstruirse en un rincón del Parque que no le hace honor.
También se construiría el Santuario de la Virgen de la Villa (se cree que sobre un santuario íbero) destruido durante la Guerra Civil, del que aún queda su hermoso Campanario.
Y pasados los siglos, Martos volvería a vivir una etapa de esplendor con la llegada de la revolución industrial, el ferrocarril (tristemente desaparecido también, hoy reconvertido en la Vía Verde del Aceite ) y el Modernismo, que quedó patente en muchos edificios de los nuevos barrios que fueron surgiendo en la ciudad, creados por familias pudientes que se instalaron en Martos atraídas por la floreciente industria olivarera que se generó en el pasado siglo.
Al mismo tiempo que se expandían también, los barrios populares u obreros que fueron creciendo con un marcado aire andaluz, que regala espléndidas estampas e invita al paseo y al sosiego.
La ciudad de Martos, al estar construida gran parte sobre las faldas de la Peña y sobre el cerro de la Villa, ofrece una curiosa red de miradores (no señalizados lamentablemente) que son un auténtico regalo para la los sentidos en cualquier momento del día, especialmente al amanecer y al anochecer.
Una ciudad con mil y una caras, capaz de sorprender al visitante y de mostrarse como un regalo para artistas, desde pintores a fotógrafos
A cada paso una torre, una muralla…
A cada paso, un rincón olvidado mostrando una nueva perspectiva…
A cada paso, una iglesia y la sombra imponente del castillo siempre en alto…
Paseos con historias antiguas y nuevas.
Naturaleza, una gran desconocida.
Los marteños y los jaeneros en general tenemos la mala costumbre, de no apreciar lo que tenemos y buscar fuera constantemente nuevos horizontes, olvidando siempre lo que puede ofrecer nuestra propia tierra.
¿ Quién conoce siquiera la situación de la Sierra de la Caracolera ? ¿ Quién ha sido capaz de coronar su cima y disfrutar de la visión de casi todo el término municipal ?
Incluso, ¿ quién sabe que esta montaña es utilizada por aficionados al parapente como trampolín para sus saltos ?
Martos, Las Casillas, La Carrasca y el Pantano del Víboras desde la Caracolera
Esto mismo, en el vecino pueblo de Alcaudete es utilizado para atraer a un buen número de visitantes y así, varios municipios de nuestra provincia.
Por no hablar de la Sierra de la Grana, esa gran olvidada a la sombra de la Peña que guarda un poblado pinar, salpicado por bosque mediterráneo, donde los antiguos usos agrícolas y ganaderos están muy presentes mostrándose casi como un museo al aire libre, al mismo tiempo que sigue siendo también usado por aficionados al parapente que llegan a esta sierra sin apenas una señalización o infraestructura.
Otra gran desconocida para muchos es la Laguna del Hituelo, de las imágenes más famosas y utilizadas de nuestro pueblo sobre todo para la promoción turística de la Sierra Sur de Jaén
Este humedal, un superviviente de otros muchos que existieron en Martos, da cobijo a numerosas especies vegetales y sobretodo animales, entre las que destacan los flamencos y mas aún las Fochas Morunas, especie en peligro de extinción que tiene en el Hituelo una zona importante de cría.
¿Y qué decir del Pantano de Las Casillas ? Un remanso de paz rodeado de naturaleza a los pies de la Sierra de la Caracolera con el Castillo del Víboras de fondo…una belleza sin igual que sigue a día de hoy desconocida y apenas visitada por un puñado de pescadores y bañistas.
Y la Vega del río Víboras, ya en el límite entre Martos y Alcaudete, otro lugar olvidado enclavado en la antigua aldea de Venta de Pantalones, que sin ningún tipo de infraestructura atrae todos los veranos a un puñado de bañistas a sus aguas frescas y transparentes.
Fiestas y tradiciones multitudinarias
Muchas fiestas de la ciudad de la Peña han cobrado especial protagonismo con la declaración de Fiesta de Interés turístico de Andalucía como es la Romería de la Virgen de la Victoria, que moviliza a todo el pueblo y la Semana Santa declarada de Interés turístico Nacional de Andalucía.
Muy vistosas son las celebraciones y verbenas de barrio como la de San Miguel con sus tradicionales puestos hortofrutícolas, San Juan junto a la hoguera donde se queman los malos augurios o San Amador en el histórico barrio de La Cornacha, donde se da culto al santo que nació en esta misma ciudad.
El patrón San Amador en el Corpus Chico
Otras como las del Corpus, que engalana gran parte del casco antiguo siguen creciendo y recuperando antiguas tradiciones, como la del Corpus Grande y Chico.
Y cómo no, la Feria Grande de Martos, la de San Bartolomé, la más popular entre los marteños ya sean mayores o pequeños.
Y la multitudinaria Fiesta de la Aceituna, donde se da el pistoletazo de salida a la recolección y se degustan los tradicionales hoyos aceituneros.
De aceituna y aceite saben un poco los hijos de la Peña de Martos, por algo sigue siendo esta ciudad considerada la Mayor Productora de Aceite de Oliva del Mundo y su término municipal está poblado casi al completo de un mar de olivos, entre los que se pueden encontrar auténticos gigantes, como los Olivos Centenarios de la Candonga, el Estacón del Chinche o la Ruta de los Olivos Centenarios, apenas señalizados una vez más.
Y se espera que el futuro sea más esperanzador, si algún día el Polígono Olivarero llega a cuajar y las cooperativas marteñas llegan a hacer esa unión que hace siempre la fuerza para vender ese Oro Líquido y conseguir una merecida Denominación de Origen.
Queda mucho por hacer…
Está claro que me quedan muchos detalles en el tintero de los que podría hablar…
Sé que apenas pongo fotos de nuestras fiestas o Semana Santa, pero también que otros muchos artistas marteños sabrán contar las maravillas y mostrar tan hermosas imágenes.
Y termino como empecé, si se quiere, si queremos y obligamos a quien corresponde a hacerlo, Martos en poco tiempo podría convertirse en un foco de atracción para turistas.
Muchas cosas están por hacer, la muy probable declaración de la Sierra Sur de Jaén como Reserva Starlight que llamaría mucho la atención a nuevos turistas aficionados a la astronomía.
Por no hablar de un patrimonio perdido en la actualidad, como es el bélico del que por desgracia quedan en Martos multitud de vestigios hoy en día olvidados, pero que a tiro de piedra de nuestra localidad, atraen cada vez a más gente siendo una nueva forma de turismo en alza.
Refugios antiaereos…esos olvidados
Queda mucho por andar y me queda aun mucho por contar…