Noticias acerca de ‘ Lara de Tucci ’

LOS MUERTOS MANDAN YA MENOS… Lara de Tucci

Lara de Tucci | Tengo que empezar diciendo que existe una novela, “Los muertos mandan” es su título, escrita por el contestatario, controvertido y, por otra parte, gran escritor Vicente Blasco Ibáñez. Una obra en la que este autor valenciano, centrando su argumento en las islas Baleares, les concede a los muertos, en cuanto a antepasados, tal influencia sobre los vivos -los descendientes- que éstos no actúan en su existencia sino en consonancia con las experiencias, las costumbres, los devaneos e, incluso, los caprichos de los que se fueron de este mundo dejando, en la mentalidad de los aún vivos, mil dictados y sugerencias que les proporcionan carácter para recorrer esta misma orilla, espacio donde los difuntos también se desenvolvieron; siéndole muy difícil a cada cual intentar sacudirse siquiera mínimamente los modos y maneras de actuar de los fallecidos.

Lo narrado por el autor de “Arroz y tartana” no pertenecía, desde luego, a la pura ficción ni era un fenómeno aislado, pues era un hecho habitual que todavía se puede observar hoy -y más en estas fechas de difuntos- a poco que nos paremos a estudiar los comportamientos de los otros; de la misma manera que esos “otros” pueden, quizá, comprobarlo al estudiar nuestras actitudes sobre el tema.

¿Quién no mantiene alguna heredada costumbre, muchas veces peregrina, solamente porque era un hábito que tenían sus abuelos o padres? Si hasta hay quienes juegan a determinados números de la Lotería únicamente porque los ascendientes eran abonados a los mismos. ¿Será que, al poner en práctica usos y rutinas de las personalidades que tenían los muertos, cada cual, sin que se caiga en la cuenta de ello, pretenda conocerse mejor así mismo? Algo de esto debe de haber cuando los hombres de todos los tiempos, generalmente hablando, tienen siempre muy en la mente a los que se fueron para siempre incluso de otras generaciones.

Para corroborar esta constante casi general del ser humano, ahí está el interés con el que se siguen, por parte de antropólogos, profesores de Universidad y otros estudiosos en la materia todos los hallazgos de esqueletos en Atapuerca y otros yacimientos semejantes. Pues a la Ciencia le va a valer, escrutando el ADN de los diferentes huesos, para determinar el régimen alimenticio, las relaciones familiares, las costumbres, las características comunes y las facciones de unas comunidades de antepasados nuestros que vivieron hace miles de años.

No obstante esto que estoy apuntando, con los nuevos tiempos, los muertos, por muy familiares que hubieran sido de los que a aquí quedamos, ya no ejercen en nosotros el mismo poder de adaptación a las costumbres que ellos observaron. Hay todavía, como he apuntado antes, casos, claro que sí. Pero, por lo general, los que partieron de este nuestro mundo, se fueron con unas ideas tanatoriales que apenas se siguen por lo vivos. Unos vivos más preocupados con los problemas de cada día, los problemas existenciales, que atentos a las propuestas funerarias de otros tiempos, y no muy lejanos.

Fijémonos, si no, en que hay innovaciones que dan al traste con las modas fúnebres de antes. Los columbarios, por ejemplo, están sustituyendo a los panteones; los nombres del santoral que rotulan aún calles y lugares de cementerios en muchos sitios, ya no sirven en las nuevas parcelas de las nicheras; pues éstas están siendo “bautizadas” con nombres de plantas, de planetas e, incluso, de remotas galaxias y constelaciones de estrellas.

¿Quién le iba a decir a un fallecido de hace medio siglo, sin ir más lejos, que sus descendientes descansarían cremados y puestos en un columbario denominado “Osa Mayor”? ¿Cremado, convertido en cenizas a las pocas horas de haber muerto, para no ser enterrado? Eso si las cenizas no son lanzadas a un río, a una montaña o al mar; como ocurre con frecuencia.

Los tiempos cambian, y con los tiempos anteriores se fueron las costumbres funerarias que se habían transmitido por centurias. Aunque a los que practicamos la fe cristiana nos quedan -y el Año de la Fe nos augura que por mucho tiempo- los funerales de la Iglesia; en estos días de noviembre, días de difuntos, con liturgias de especial significado.



UN LIBRO DE ANTONIO ARANDA… Lara de Tucci

Lara de Tucci | Ya habrá ocasión para escribir sobre la Asociación “Manuel Aranda” y de la beatificación de aquel joven mártir que le da nombre a la misma. Pues es un tema a tener en cuenta no sólo en lo que se refiere a la cultura marteña, sino también en lo tocante a nuestras tradiciones; sobre todo, a las tradiciones religiosas. Ya habrá ocasión, digo, porque ahora voy a hacerme eco del libro UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE, de un sobrino carnal del mártir que va a subir a los altares: Antonio Aranda Calvo, que es canónigo de la Catedral de Jaén y consiliario desde el año 2000 -creo que lo sigue siendo- de la citada Asociación; constituida formalmente un año después de sus inicios, en 2001.

Antonio Aranda publicó allá por el año 2006 ese interesante libro, que versa sobre nuestros mártires jiennenses. Que por estas fechas, con motivo de la canonización de su tío Manuel entre otros, toma una especial relevancia documental. Pues la obra refleja con claridad el testimonio de vida y la ejemplaridad de unos mártires, que por medio de su inmolación se nos presentan desde entonces y para siempre como testigos del mensaje evangélico.

Lógicamente, Antonio Aranda Calvo se extiende más en su libro en resaltar los valores cristianos de su tío. Pero también destaca, y de qué forma, pues ese es el objetivo de la publicación, la grandeza de ánimo de las diferentes figuras martirizadas que aparecen en la misma. Constituyéndose el autor, por medio de su panegírico trabajo, como recopilador de unos datos biográficos y de unos testimonios cristianos que todos los creyentes de la diócesis tendrían que leer. Ya que aparte de adquirir conocimientos acerca de unas personas dotadas de inmenso amor, los lectores se enriquecerían, culturalmente hablando, gracias a la pluma y la maestría literaria del autor; a quien yo ya leía en el Diario Jaén, cuando ambos colaborábamos en ese periódico. Pues Antonio Aranda trata el tema con todo lujo de detalles; incluso utiliza fragmentos de homilías papales sobre el tema en dos capítulos para enfatizar sobre la causa de beatificación que dentro de unos días vamos a vivir en Tarragona.

Antonio recalca oportunamente en las páginas de su libro que estos mártires han dado sus frutos a la diócesis de Jaén y que, a su vez, ellos son frutos de la misma; que ha sido enriquecida por Dios con sus valiosos ejemplos de santidad. Y abunda en el tema refiriendo el hecho de que “desde el comienzo de la historia de la Iglesia, resplandecen los mártires en tierras de Jaén; donde celebramos a San Eufrasio; a los Santos de Arjona, Bonoso y Maximiliano; San Amador; San Pedro Pascual; el Beato trinitario de Andújar, Marcos Criado, y el último canonizado, San Pedro Poveda, que elevó a los altares Juan Pablo II en Madrid en mayo de 2003”. Pero termina añadiendo que son otros muchos los testimonios de santidad que han dado las tierras del Santo Reino.

El lector del libro podrá comprobar cómo la apertura del proceso de beatificación que ahora vamos a presenciar comenzó el 24 de octubre de 1994 con una misa solemne en la Capilla Mayor del Seminario; como “Causa de Canonización de Mons. Basulto, obispo de Jaén y Compañeros”.

Pero aparte de apercibirse los lectores del libro de los datos biográficos de los martirizados y de los esenciales valores cristianos que todos abrigaban; cada cual puede sacar apropiadas conclusiones del momento que a los mártires les tocó vivir. Para ello pueden aprovecharse de los capítulos del libro en los que se resaltan los testimonios pasados y actuales de los que se sintieron llamados a publicar sus opiniones sobre los mismos y de los que -caso de los Papas- recurren al ejemplo de los martirizados para catequizar a los fieles católicos con apropiadas referencias para fomentar la fe en la Iglesia; que es la fe en Jesucristo, por cuya causa los mártires vertieron su sangre.

A tal efecto, del libro que comento destaco yo lo que el canónigo Antonio Aranda transcribe en el mismo. Y lo hago con la sana invitación de que se haga con la obra el lector de este artículo.

En primer lugar, unas palabras del propio Juan Pablo II: “con su sacrificio, el mártir grita ante el mundo su elección libre de la verdad de Dios contra toda lisonja o amenaza de quien se opone a Dios”. Y por último el filósofo y mártir San Justino, martirizado en el año 165 en la persecución de Marco Aurelio por negarse a ofrecer sacrificios a los dioses paganos, se expresó -apunta el libro UN AMOR MÁS GRADE QUE LA MUERTE- del siguiente modo: “es nuestro deseo más ardiente sufrir por amor a nuestro Señor Jesucristo, para ser salvados. Este sufrimiento -repite- nos dará la salvación”.



SIFRIBEO Y BERNARDINO, DE MARTOS… Lara de Tucci

Lara de Tucci | Con frecuencia se tropieza uno, en las páginas de los libros y otras publicaciones, y en los mismos viajes, con curiosidades que llaman la atención y que nos hacen caer en la cuenta de la enorme cantidad de cosas que no llegaremos a conocer nunca: hechos, acontecimientos, historias, sucesos, etc.; noticias que han podido tener lugar en nuestro mundo y de las cuales nosotros lo ignoramos todo. Como igualmente ignoramos la existencia de muchos de los personajes que nos precedieron y que pudieron haber dejado sus influencias, a través de sus obras y gestas, en nuestros lugares de origen y en los que frecuentamos en los desplazamientos. Sin embargo, ocurre a veces que, llevados de nuestra curiosidad o por casualidad, llegamos en algún momento a descubrir la realidad de sus vidas.

Y ha sido la casualidad, precisamente, la que me ha brindado la oportunidad de saber de dos hombres ilustres que o fueron naturales de Martos o tuvieron una importante relación con la Ciudad de la Peña: Sifribeo y don Bernardino López de Carvajal y Sande, ambos clérigos. La existencia del segundo de los cuales la descubriría yo en una visita turística que realicé con los míos en un grupo parroquial a Sigüenza, interesante ciudad de origen prerromano bañada por el río Henares.

Resulta que en el claustro de la catedral de dicha ciudad de Guadalajara (tengo que decir, de paso, que en este templo se encuentra El Doncel, célebre monumento funerario del joven comendador Martín Vázquez de Arce, muerto en 1486 durante la campaña de Granada, años finales de la Reconquista) se hallan labrados todos los escudos de los obispos que se han sentado en aquella sede. Y fue una grata sorpresa para mí oír cómo el canónigo archivero de allí, don Felipe Peces -gran historiador demás-, explicando a un grupo de turistas la heráldica de tales escudos, refería de uno de ellos que perteneció al ya citado Bernardino López de Carvajal, obispo que fue de Sigüenza entre los años 1495 y 1511.

«Sobre campo esmaltado de oro, la diagonal en azur -así, con erre final, se dice en la terminología heráldica-, que lo tercia en banda a la soslaya, decidió el prelado que se trocara en sable, como luto del trágico fin que tuvieron, despeñados y mutilados, los hermanos Carvajal desde el Tajo -léase el precipicio de la Peña- de Martos (Jaén) en 1312. Don Bernardino era, al parecer, de carácter indómito, propenso a la acción -algo muy común en su época- y eficacísimo político; tanto que llegó a ser Cardenal Decano. Siendo oportuno comentar que desde ese alto cargo convocó al Sacro Colegio en Pisa para pedir la destitución del Papa. Naturalmente, el Papa, que no era otro que Julio II, le excomulgó y consiguió del Rey Fernando el Católico que le privara de la diócesis de Sigüenza. Por otra parte, todo se arregló con la llegada al papado de León X. Y ostentando posteriormente don Bernardino el Capelo de la Santa Cruz de Jerusalén, en cuyo templo yace, parece ser que tuvo muchas opciones para alcanzar el pontificado en los cónclaves en los que se votaron a Adriano VI y a Clemente VII”; concluye la histórica referencia de este Carvajal, en palabras del canónigo seguntino.

El otro de esos marteños ignorado por mí hasta no hace muchos años fue Sifribeo (supongo que otros más estudiosos y entendidos que yo en el tema de la Historia querrán comprobar después lo que voy a decir), muy anterior en el tiempo a don Bernardino. Afortunadamente tuve noticias de su vida por el libro «Cuacos y Yuste: dos lugares para la historia», de Delfín Hernández Hernández, donde se comenta que unos cuantos obispos y presbíteros de importantes ciudades andaluzas, entre ellos Sifribeo, de Martos, huyendo de la rabiosa persecución de los moros en el año 714 vinieron a refugiarse a una basílica visigótica existente en lo alto de la sierra de San Salvador en los montes de la Vera, en Cáceres; lugar enclavado entre las localidades de esta provincia Garganta la Olla y Cuacos.

Mas de poco les valió a los prelados andaluces huidos alcanzar aquel refugio de 1.200 m. de altitud; pues, hallándose celebrando juntos la Santa Misa en aquella basílica, termina diciendo Delfín Hernández en su libro, fueron sorprendidos por las mahometanas huestes invasoras y asesinados allí mismo sin compasión.



EL CRISTO DE DALÍ Y EL GUERNICA… Lara de Tucci

Al pintor José Domínguez, que cada año enriquece nuestra feria de San Bartolomé con una exposición pictórica.

Lara de Tucci | Llevado por la gran expectación y acogida -300 personas cada media hora, el cupo que admite la muestra- que la exposición de Salvador Dalí está teniendo en el Museo Reina Sofía, de Madrid, que se clausura el próximo 5 de septiembre; contribuyo con este artículo al reconocimiento que los amantes de su arte en particular y los aficionados a la pintura en general le están concediendo estos días en la ciudad del Oso y el Madroño al genio de Cadaqués. Siendo numerosos los elogios que están recibiendo, por parte de la crítica, los responsables de la muestra; concretamente, la Fundación Abertis en las personas de su presidente, Salvador Alemany, y del consejero delegado, Francisco Reynés.

Y mi particular homenaje lo expongo haciendo una personal y oportuna reflexión sobre las muchas divergencias que encuentro entre el lienzo del famoso “Cristo” de dicho excéntrico pintor y la aún más famosa pintura del “Guernica” del inefable Picasso. Pintura esta que recuerda permanentemente los desastres de nuestra Guerra Civil y que, de la misma manera, puede constituir, según mi opinión, una remembranza de cualquiera de los hechos y sucesos apocalípticos sufridos por la humanidad a lo largo de la Historia. He aquí, pues, otra de las habilidades de Picasso, añadida a las extraordinarias dotes pictóricas que acumulaba: la de haber sabido dejar, entre su valioso legado artístico, una obra que será causa de fustigación para todos los que la contemplen, de igual manera que lo viene siendo ya para cuentos la han visto; provocando, su dantesca panorámica, contradicciones entre las multitudes.

Es una herencia estigmatizante esta del “Guernica” para los españoles y para el mundo, independientemente de que el artista malagueño la realizara con buenos o malos propósitos -aunque a decir de los que le trataron, de estos últimos tenía Picasso muchos- e, independientemente también, de que el cuadro sea para bien o para mal, psicológicamente hablando, de aquellos que lo vean y pretendan captar íntegro el mensaje que presenta; por más que no lo comprendan en su justa medida. Ya que ésta es otra de las hábiles “trampas” que Picasso imprimió en dicha pintura.

¿Qué tendría en la mente y en el corazón Picasso cuando se propuso la realización del “Guernica”? Él, un hombre que llegó a reconocer -esto nunca lo comentan sus progresistas admiradores- que maltrataba psicológicamente a las mujeres de su influencia y entorno. ¿Qué abrigaría en sus interioridades para realizar un cuadro que sólo refleja, en tan artísticos trazos, caos universal y división humana en el más amplio sentido de la palabra?

Unos fenómenos constatados en las figuras y elementos allí recreados. Incluso las bestias, como si las hubiera dotado de inteligencia, se lamentan con pavor de la anarquía dominante en la escena. Y las personas, con abrumadora desesperación por el dolor y el desgarro, claman contra todo, hasta contra consigo mismas. Todo, desde luego, como ocurre en cualquier guerra o en cualquier desastre natural de grandes proporciones. Sólo que, tras las guerras y los desastres, las capacidades humanas de recomposición de ideales, de recuperación anímica e, incluso, de perdón, van curando las heridas y el traumatismo hasta que se consigue el restablecimiento de un orden nuevo. Pero en el “Guernica” esto no es posible: en el “Guernica”, la desproporción del mal y sus imposiciones permanecerán para siempre.

Ahí, precisamente, están las divergencias con el “Cristo de San Juan de la Cruz”, pintado en 1951 por Salvador Dalí como a vista de pájaro; que tiene como objetivo la cabeza inclinada de Jesús. Este icono de Jesucristo (el pintor de Figueras tuvo el singular acierto de darle a su “Cristo” el nombre de un santo poeta), suspendido en majestuosa levitación, compendia, ¡y mucho!, sobre la tierra y el mar, el mensaje evangélico. Pues, en el cuadro, se aprecia que todo lo pacifica y lo armoniza en un orden transido de esperanza, mientras lo escabroso y las tinieblas, presentes también en la obra, van cediendo paulatinamente al empuje de la más completa, sutil y diáfana seguridad de los espacios despejados, en cuyo seno se respira la paz que domina sobre las criaturas y las cosas cuando todo está ya ajustado -véase la mar en calma, donde reposa la barca, y la serenidad del paseante en el muelle- al equilibrio de una disposición recreante que ahuyenta desquiciamientos y esquizofrenias. Y proporciona estabilidad para que nada se descontrole en la naturaleza que persigue la superior dignidad que reclama el espíritu humano cuando no está manipulado por extravíos.

A Salvador Dalí, que fuera calificado de mal catalán porque dejara su herencia al Estado español, bien pudiera considerársele, únicamente por la concepción de su “Cristo”, de universalista. Ya que sólo la universalidad de la fe cristiana pudo inspirarle a sus pinceles tal obra. Un cuadro que se superpone, tal vez, en magnitud creativa a toda su producción, y obra que condensa su arte en una realidad pictórica digna de la admiración de cuantos alientan sentimientos de unidad y fraternidad. Que aquí es adonde, creo yo, que Dalí quiso llegar tras su vuelta a España en los años cuarenta, cuando fraguó la idea de dicha obra; óleo sobre lienzo que siempre ensombrecerá al “Guernica” de Picasso, al ser éste, dentro de su originalidad, que nadie le niega, y con sus duras imágenes, una fantasmagórica y caótica descomposición de la armonía y la convivencia del mundo, aunque tales valores, por otra parte, falten en realidad y por desgracia en bastantes lugares del mismo.



VOCES YA EN HISTÓRICO SILENCIO… Lara de Tucci

Lara de Tucci | Hace unas cuantas semanas escribí en este mismo medio, MARTOS AL DÍA, acerca de un galardón que recibí en abril; por cuanto dicho galardón lo gané gracias, entre otros motivos, al concurso y a la participación de la Coral Tuccitana. Hoy vuelvo a referirme a este conjunto de voces, pero por razones muy distintas; razones un tanto descorazonadoras, de esas que nos dejan, ya para siempre, sólo a merced de la nostalgia, envueltos en unos recuerdos que, aunque imperecederos, son, no obstante, eso: recuerdos.

Porque son los recuerdos y la nostalgia -conjuntamente con la historia, como reflejo en el soneto con el que finalizo este artículo- lo único que nos va a quedar desde ahora mismo de “nuestra” Coral; la cual desaparece, como me dice en un correo Miguel Ángel Cruz Villalobos, tras más de treinta años de recorrido artístico de la mano de su director, fray Fernando Colodro. Amplio recorrido que le ha servido al grupo para sembrar de voces cadenciosas y de tonos musicales todos aquellos lugares y escenarios que han venido pisando sus miembros; llevados únicamente por sus aficiones cantoras y por el amor a las notas musicales de vocalización que todos demostraron siempre con creces.

Y sin que, en tantos años, decayeran los ánimos que abrigaban por participar conjuntamente en el grupo que naciera -quizá ignorantes aún de que aquello llegaría a ser una institución de suma importancia- con el loable propósito de ser tan sólo una referencia cultural marteña; con la Peña, como testigo, de su creación primero y luego de su desarrollo y de lo que sería su experimentada expansión. Todo, paso a paso, ensayo tras ensayo, actuación tras actuación, con sacrificios y esfuerzos sinnúmero. Dedicaciones, en fin, dignas de todos los elogios que han acumulado en muchos sitios cada uno de sus componentes en particular y el conjunto polifónico en general.

Son muchos años de dedicación al arte de la vocalización, siempre tan recreante en actos festivos, culturales e, incluso, religiosos. Años de media vida humana en los que hay que destacar, muy principalmente, la labor del antes aludido director, Fernando. Pero igualmente la labor de aquellos miembros del grupo que siempre estuvieron ahí, interpretando con inusitada entrega lo que hubiera que interpretar de los temas más variados: la labor del también citado Miguel Ángel, que ya tenía en la coral una continuadora de la familia, su hija Cristina, de encanto singular; la de Mari Carmen Abolafia, excelente soprano -creo recordar que un día le dije, tras una actuación, que de haber vivido en Madrid habría alcanzado mayores metas artísticas con su voz-; la del esposo de ésta, Pepe Colodro; la del matrimonio formado por Fidel Cuesta y Encarnita López; así como la labor, para terminar, de tantos componentes que se fueron sucediendo o permaneciendo activos, cuyos nombres o apellidos lamento de veras ignorar.

Han sido muchos años los que el grupo estuvo unido en su función artística. Y ahora ha llegado a su fin. Todo en esta vida tiene conclusión. Pero la Coral Tuccitana deja una historia cultual tal, que hasta las futuras generaciones de marteños tendrán que reconocerle el mérito; de la misma manera que yo, asociado colaborador, se lo vengo reconociendo desde siempre. Mas ahora, con la inspiración del siguiente soneto.

En silencio se quedan las gargantas
que por años de artística vigencia
entonaron con coplas de cadencia
actuaciones de puras normas tantas.

Sus proyecciones -¡oh, en verdad, cuántas!-
del marteño renombre en referencia
polifónica fueron una esencia
de notas bien profanas o bien santas.

Los muchos escenarios que pisara
la Coral Tuccitana, sus telones
echan, pues son ya velos de tristeza.

Pero queda su historia, que iniciara
fray Fernando Colodro con canciones
que el grupo interpretó con sutileza.



PASEO DE LOS TERTULIANOS… Lara de Tucci

Lara de Tucci | La avenida de Pierre Cibié, donde vive mi amigo Paco Teva, “bautizada” popularmente, por aquello de la guasa andaluza, como “Paseo Barítimo”, bien podría ser conocida también como “Paseo de los Tertulianos”. Y al final del artículo explicaré el porqué.

Ya antes de que el Papa Francisco I sugiriera a todos los párrocos del mundo que procuraran dejar abiertas las iglesias en atención a los fieles devotos y en atención igualmente a otras personas que, al pasar por las puertas de los templos, sintieran una especie de llamada interior para ser invitados a entrar en los mismos. Ya antes de esa sugerencia, digo; en algunas ciudades y pueblos de Castilla y León se venían turnando gentes jubiladas o en situación de paro -no les exigía su compromiso más de una hora cada diez o quince días- que, invitadas por los presbíteros, se encargaban de que los lugares sagrados fueran espacios dispuestos para la meditación, la oración y la lectura de libros sagrados en cualquier momento de cualquier día de la semana, fuera de los actos litúrgicos propios de los domingos y demás fiestas de precepto.

Tales voluntarios se encargaban -y se siguen encargando, ahora con más motivos por la indicación papal- de una vigilancia activa dentro de las iglesias y capillas: alineaban los bancos; pasaban un plumero por los altares; ambientaban de incienso los recintos, y ponían, en un tono ideal, música religiosa de los CDs habilitados al efecto. Todo lo cual propicia, porque se sigue haciendo, unos espacios adecuados para el encuentro con Dios; con recogimiento y concentración en aspectos que siempre sugieren algo nuevo y reparador para enderezar de algún modo lo que la vida le vaya torciendo al ser humano con las adversas vicisitudes, los trabajos y las preocupaciones que a diario se le presentan sin cesar.

Un poco de incienso, música gregoriana ambiental: un entorno envolvente de paz y dulzura para quienes lo experimentan. Pero para eso hacen falta, lógicamente, voluntarios-vigilantes como los que ya tenemos también en las once parroquias de Alcorcón, desde donde escribo, que siguen la recomendación del Pontífice. Que no ha venido, como hay quienes dicen cuando llega un nuevo Papa, a trastocar lo esencial de la religión; sino a continuar con la evangélica trayectoria de la Iglesia con diferentes retoques, eso sí, de los aspectos mudables; aquellos que el discurrir de los años va dejando obsoletos e inapropiados para los nuevos tiempos.

En Martos también. En la ciudad de la Peña, aunque hay iglesias que permanecen abiertas por la mañana, existen otras que están cerradas y sólo se abren cuando se celebra Misa, y después se cierran hasta otra ocasión litúrgica. Incluso las que están abiertas en días laborables carecen de esos detalles del incienso y la música religiosa que realzan de misticismo religioso sus recintos y atraen a los fieles, como digo más arriba. Y no sé si en Andalucía -ya me informaré cuando vaya por ahí- habrá tenido también eco la idea del Papa.

Pero si ha producido ese eco, si se tiene en cuenta su sugerencia; Martos, concretamente, tiene suficientes fieles, ciudadanos de ambos sexos -ni una hora al mes les llevaría- como para que vigilaran por turnos en su parroquia o en su ermita preferida, y las tuvieran con las puertas abiertas a disposición de quienes tuvieran intención, aunque fuera en breves momentos, de penetrar en ellas y cargar las pilas espirituales. En muchos casos desgastadas por los ajetreos corporales, éstos innecesarios en muchos casos. Ajetreos que, incluso por motivos de salud, hay que evitar en la medida de lo posible… Unos momentos solamente: un ambiente con incienso y la temática cadenciosa del gregoriano. Eso basta de vez en cuando.

He dicho antes “por motivos de salud”. Y quizá sea vigilar poco la salud corporal pasarse las horas muertas sentado viendo la televisión -hay programas que no enseñan nada y otros que embrutecen- o deambulando por la avenida que yo doy en llamar “Paseo de los Tertulianos”. Donde los debates con familiares, conocidos y vecinos sobre cualquier tema que se tercie -todo el mundo da la sensación de saber de todo- consumen el tiempo libre, y donde el sosiego físico y el retraimiento corporal aumentan a menudo el colesterol y los triglicéridos.

Por eso bueno sería para muchos de esos televidentes y tertulianos comprometerse siquiera una hora cada quince días y, puestos a disposición de los clérigos, darse a vigilar cualquier recinto sagrado con la loable intención de servir a la comunidad de los fieles. Eso les haría sentirse, además, útiles y aumentaría asimismo sus capacidades mentales, evitando que éstas fueran perdiendo agilidad, como suele ocurrir cuando no hay nada que ilusione.



¿Y AHORA QUÉ?… Lara de Tucci

Lara de Tucci | Una conferencia pronunciada por un profesor de la Facultad de Medicina de la madrileña Universidad Autónoma no se escucha todos los días, y menos si el profesor es, además, presidente de la Asociación Pro Vida; como es el caso de Jesús Poveda de Agustín. Y aunque su disertación no fue sobre su actividad en dicha Asociación, no por ello dejó de tener un gran interés entre el público asistente al acto, que llenaba completamente el salón de actos de un señalado Centro Cultural de Alcorcón, en el marco de su “VII Ciclo de Conferencias sobre la Actualidad”. Pues el tema abordado por dicho conferenciante era acerca de quienes salen de la infancia, titulándolo “Los nativos digitales ya son adolescentes. ¿Y ahora qué?”.

Como para responder a la pregunta que completa el título de su intervención y con la que yo titulo este artículo, el referido profesor Jesús Poveda, que es psiquiatra y está en posesión de diferentes másteres sobre la materia, recurrió a un conjunto de consideraciones de esas que bullen en la mentalidad de los adolescentes por medio de las nuevas tecnologías; reforzando la idea por el interés desmedido que la generación de los mismos muestra por los móviles y el Internet. Hasta el punto de que muchos de ellos, obsesionados con la realidad virtual, se mueven y actúan en este mundo, que no lo sienten como suyo, al margen de sus propios entornos, aunque formen parte de ellos, e, incluso, desorientados por las realidades no interactivas.

El profesor Jesús Poveda, empleando unos términos y unas palabras adecuadas de la universalidad multimedia, hizo hincapié en su conferencia sobre la nula adaptación social de los adolescentes, generalmente hablando; siempre distantes ellos del entorno inmediato y como carentes de interés por nada que no se exponga a través de las redes y que no se capte en el móvil.

El de los adolescentes, dijo el conferenciante, que se ayudó en la intervención derrochando simpatía y empleando a veces recursos de cómico, es un mundo donde el razonamiento está siendo sustituido por la vana capacidad de lo que se sostiene solo en la inmediatez de la iconografía sintética de la digitalizad; sin que los recursos propios de la realidad social que asisten a padres y educadores sirvan para situar a los jóvenes en unos parámetros adecuados de libertad para que ellos vayan descubriendo elementos armónicos que conjuguen la realidad de las cosas con la realidad virtual antes de que ésta transforme, como ocurre ya con frecuencia, el juicio todavía en formación de los que ya están obsesionados por los aparatos mediáticos y las redes. Sin los cuales, son incapaces de relacionarse ni medianamente entre sí ni siquiera con nadie.

Se trata de una realidad ambientada; la que amplifica los conceptos, sacándolos de la normalidad, hasta superdimensionarlos fuera de los límites normales en los que nos venimos desenvolviendo los que no sabemos tener un teléfono móvil en la mano. Y es que como expresó Jesús Poveda, que también es coautor con Silvia Laforet de un par de libros sobre la materia, el exceso de información -lo mismo se peca por exceso que por defecto- reduce la profundidad de los conocimientos y casi imposibilita el docto saber.

¿Y ahora qué? ¿Qué podemos hacer después de informarnos en la referida conferencia de todo lo expuesto en este artículo? Ahora nos queda concienciar a los adolescentes para que comprendan que hay que desechar ficciones de esas que conllevan distracción de la cultura y de las relaciones humanas y familiares; dejando oportunamente, cuando no se sepan usar con discernimiento, los raros mitos de las nuevas tecnologías; aquellos que no se mantienen en el correcto sentido de las fructuosas posibilidades.



ENTRE BRUSELAS Y LAS CIRCUNSTANCIAS… Lara de Tucci

Lara de Tucci | Una de las pruebas más evidentes de que se van haciendo bien las cosas desde el Gobierno de Rajoy, aparte de la bajada del paro en el mes de mayo, son las recientes declaraciones del portugués Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea: “hay resultados positivos evidentes -ha dicho- y es oportuno destacar la competitividad que va ganando España, pues el futuro de su economía se ve ahora con optimismo; teniendo en cuenta cómo estaba meses atrás, con la existencia de un drama que hoy por hoy ya no existe”.

Pero hay que decir, aunque Durao Barroso no quiso comentarlas, que desde Bruselas no paran de sugerirnos recomendaciones muy concretas al respecto, con plazos también muy concretos, para que nuestra Nación -a muchos se les da mejor decir nuestro país- las lleve a la práctica.

Durao no quiso comentarlas, no; pero Rajoy, que está en todas, sí que las aclaró, como si dichas recomendaciones fueran auto impuestas por su mismo Gobierno con vistas a ir saliendo de la desafortunada situación con nuevas reformas que, de entrada, pueden levantar suspicacias, pero que, a la larga -Rajoy está convencido de ello-, serán reformas que vengan a poner las cosas en su sitio; que es lo que los españoles deseamos para despertar del nefasto sueño que venimos soportando desde hace unos años.

Un informe encargado a los expertos -¡ojalá sean expertos también en las economías de los hogares más humildes!- estará concluido en un par de semanas o así con el tema estrella de las pensiones para garantizar la sostenibilidad de las mismas. Y que dicha reforma pueda estar lista antes de que finalice el presente año, con el fin de que el Gobierno la envíe de forma inmediata al Pacto de Toledo. Desde luego, esta de las pensiones, es una reforma capital para el conjunto de los trabajadores e, incluso, para la mayoría de los hogares españoles. Por lo mismo es de esperar, con prudencia pero también con incertidumbre, que dicho informe de expertos sea el más adecuado y justo para la economía de todos.

Otra de las reformas, esto lo tiene igualmente claro nuestro Gobierno, será la tributaria ya en 2014. Uno de los temas más controvertidos y espinosos entre el Gobierno y la Comisión Europea. Y Rajoy adelanta, para calmar los ánimos y evitar tensiones en los consumidores, que descarta totalmente una subida del IVA a corto plazo. Es más, matiza que incluso habrá alguna bajada de impuestos. Declaraciones que crean bastantes confusiones y diversas interpretaciones, pues el Presidente apunta en otra ocasión que él no querría subir más los impuestos; pero que si hay que con solidar el cumplimiento fiscal, quizá fuera oportuno hacer cambios: retocar los de algunos artículos y rebajar otros. Eso sí, el Ejecutivo español mantiene firme su intención de bajar el IRPF en la recta final de la presente legislatura.

Lo que sí quiero yo apuntar en estos asuntos es que las gestiones que está abordando el Gobierno de Rajoy tienen que trasmitir, por lo menos, un mínimo de confianza, aunque parezca que da pasos en falso. Pues Bruselas, por más que den a entender allí que están con España, también tiene sus más y sus menos con nosotros. Siendo la canciller alemana, Merkel, la que atiza con frecuencia en sus intervenciones para ponernos a todos lo pelos de punta.

Termino este artículo refiriendo otro aspecto que atañe igualmente a nuestra situación política; como es el caso de las broncas -así se pueden llamar- que Artur Mas está recibiendo en el Parlamento catalán acerca de sus intereses expansionistas. Unas críticas que le hace sistemáticamente el líder de Ciudadanos, Albert Rivera; que le dice alto y claro que su Gobierno “ni gestiona, ni gobierna, ni presenta presupuestos y se dedica sólo a hacer propaganda y viajes para quedar, por otra parte, en ridículo por Europa”. Esto último en referencia al plantón que le dio el ministro galo de Defensa a Artur Mas los pasados días en París; adonde había ido, según algunos comentaristas, a ganarse el amparo del Ejército francés en caso de conseguir la independencia.



PREGÓN CUM LAUDE… Lara de Tucci

Lara de Tucci | Un año más, estamos a las puertas del día de la madrileña -vallecana si se prefiere- Virgen de la Villa. Sintiéndome yo en esta ocasión inclinado a referirles a los lectores de “Martos al Día” la impresión que me causó el pregón del año pasado; el cual corrió a cargo de Amador Álvarez Cózar. Fue una positiva impresión, por cuanto sus palabras cadenciosas, como si de un experimentado orador se tratara, daban la sensación de estar siendo pronunciadas por alguien de mucha más edad y con un extraordinario dominio de las asignaturas de humanidades, incluida la teología. Tanto fue así, que él mismo en uno de los pasajes de la intervención dijo textualmente: “de mi paso por el colegio franciscano de San Antonio destacaré la honda formación cristiana recibida en sus aulas, en la línea de las enseñanzas de San Francisco”.

Pero Amador Álvarez no solo me entusiasmó a mí con sus buen hacer; pues en la totalidad de las personas asistentes al acto -todos, madrileños y marteños, devotos de la Virgen Labradora- fue dejando un poso de satisfacción por haber acudido a oírle, a escucharle comentar vivencias suyas en la localidad de la Peña y recuerdos de la misma impregnados de religiosidad. Esto último, por aquello de sus creencias cristianas siempre animadas y sostenidas por la cercanía de Nuestra Señora de la Villa. Tan cercana al pregonero, como nos lo dio a entender en otro momento de su pregón cuando, dirigiéndose a los presentes, nos confesó: “transmitiros los sentimientos que por Nuestra Señora profeso y que forman parte de mi esencia cristiana y de mi experiencia de vida”.

El pregonero de 2012 de la Virgen de la Villa incluso impartió con sus palabras algo de catequesis, de enseñanzas de religión; cosa rara en esta clase de pregones, donde se viene a hablar esencialmente, aparte de los lógicos comentarios marianos, de historias marteñas, de olivos y de anécdotas familiares. Que son, precisamente, comentarios populares que llenan los vacíos sentimentales de los marteños residentes en la capital de España, como llenan también, es de suponer, los de los residentes en otros lugares.

Clase de religión, he dicho, de Amador Álvarez en su pregón. Pues con claridad se dedujo tal cosa de estas frases suyas: “cuando el Papa Juan Pablo II, de feliz memoria, fue consagrado obispo en el otoño de 1958, tenía que elegir un lema episcopal, y eligió TOTUS TUUS (totalmente tuyo), en alusión a su entrega total a María, porque es por María como se llega a su Hijo, Jesucristo”. Pero lo más edificante fue que, en el marco de su alocución, nos expuso a los oyentes -un matiz más de su profunda formación católica- la definición dogmática del papa Pío IX, del 8 de diciembre de 1854: que declaraba a la Virgen “Sin Pecado Concebida”.

Somos quince o veinte ya los que hemos pasado por el ambón de la parroquia de San José de Calasanz para pregonar a la Virgen de la Villa, y todos de bastante más edad que Amador. Cada uno haciéndonos eco, según nuestra preparación intelectual y nuestras habilidades de expresión, de la trascendencia que supuso aquel trasplante de fe desde la ciudad de San Amador a la de San Isidro. Trascendencia para los que vinimos a Madrid cargados de ilusiones materialistas; que eran consecuencia de unas carencias en Martos de lo más esencial para sobrevivir. Y digo trascendencia porque la venida de la Virgen en un cuadro con los primeros emigrantes marteños, los pioneros, propiciaría que ninguno de ellos perdiera totalmente la esencia espiritual y el carácter social de sus raíces ancestrales; aquellas que se vienen cuidando todavía por varias generaciones.

Muchos hemos sido los pregoneros, sí; paro el último -permítaseme la expresión- es un “brote” de las mencionadas raíces. Pues con su estupendo y estiloso pregón vino a decirnos que aquel trasplante de nuestra Virgen Labradora a Vallecas, sin dejar por ello de ser marteña, sigue dando sus frutos más de medio siglo después de la gesta de fe, y que la cosecha, con la ayuda de Dios, está asegurada; como se puede deducir por el hecho de que los tres o cuatro últimos Hermanos Mayores de la Cofradía son igualmente “brotes” que al nacer se encontraron en Madrid con la imagen de la Señora que otros tuvieron la feliz idea de continuar venerando aquí tras desplazarse dejando atrás la Peña.

Amador Álvarez, no obstante su juventud, dejó en Vallecas constancia de lo que comento anteriormente. Y con plena intención de lo que se propuso: con fidelidad a las enseñanzas que había recibido de sus padres; con la preparación que había recibido en el colegio de los franciscanos -él citó incluso al recordado P. Albert-, y, también, en la parroquia de la Asunción de María. Aliñando su discurso con referencias plenas de recuerdos asociados a su marteñía; como fue el recordar a Martos en la Historia de España, refiriendo su presente, su importancia en Andalucía y estando convencido cada día más en un esperanzador futuro para nuestra localidad. ¡Ojalá sea como dijiste, Amador!



NATY ABASCAL… Lara de Tucci

Lara de Tucci | Raras veces me entretengo en hojear las revistas llamadas “del corazón”: la falta de tiempo me impide algún que otro entretenimiento de esos que relajan con curiosidades referidas a las personas conocidas de nuestro mundo. Pero casi siempre que lo hago, como lo que me agrada de tales publicaciones son las noticias que tratan de personas con depurado y correcto estilo, en ocasiones reparo en una mujer de fascinante imagen y que, en su entorno, tiene fama de ser una trabajadora incansable en el terreno que le es propio: el de la alta costura.

Me estoy refiriendo, como el título de este artículo ya lo indica, a Naty Abascal, asidua en las páginas de las revistas especializadas que he citado; quizá por su innato atractivo, quizá también por su exquisito refinamiento y quizá igualmente por ofrecerle a los lectores una personalidad nada común, generalmente hablando, en el mundo que es propio de las féminas.

No tengo el gusto de conocer personalmente a Naty, una mujer delicada en sus formas, y, como no veo televisión, sólo sé de sus rasgos personales lo que se publica por ahí: que, entre otras cosas, en la vida no lo ha tenido todo tan fácil como pudiera pensarse si nos fijamos en su compostura ideal. Madre de dos hijos y abuela ya hoy de dos nietos mellizos, los que le ha dado su hijo Rafael, llegó a ser duquesa por su casamiento. Pero, circunstancias de la vida, el matrimonio resultó ser para ella una complicada experiencia. Dificultosa experiencia, aliviada, eso sí, gracias a la descendencia que tuvo de ese mismo matrimonio, y de la que supo salir poco a poco después. Una condición esta, la de madre de positiva actitud, que ennoblece más si cabe su personalidad de dama que se sobrepone a los momentos difíciles, a los momentos de complicada resolución.

Precisamente, Naty Abascal dice de ella misma que su mayor triunfo es el de haber sido madre, y siempre acordándose -detallada también con su fe- de darle gracias a Dios por ello y por otros muchos motivos de agradable naturaleza en el plano familiar y, también en el personal. Motivos que pueden ser, por ejemplo, el de sentirse feliz con pequeños detalles y el de estar dotada de un incombustible amor al trabajo; sin darle al cuerpo un descanso fuera de los esenciales para reponer fuerzas. Incluso en casa -como confiesa en alguna entrevista- no puede estarse quieta. Pues su eficaz actitud la lleva a estar de continuo ordenando las cosas del hogar; leyendo para estar informada, sobre todo de los asuntos de su “mundo” de la moda, e ideando compromisos para ayudar a quienes necesiten que se haga algo por ellos.

Y en ese noble concepto por ser operativa, tiene ella a orgullo llevar una dieta sana e incluso aprovechar los gimnasios de los hoteles que frecuenta. Su figura física, desde luego, no puede presentar mejor retrato ni una imagen más estilizada de una mujer que ya es abuela. Imagen que realza “glamourosamente” (término inglés que se emplea con frecuencia hoy en la esfera social que pisa) cuando viste modelos de alta costura; de esos que para ella confeccionan en exclusiva Óscar de la Renta, Valentino y otros modistos de talla mundial, de quienes se aprecia ser íntima amiga.

Por otra parte, Naty Abascal bien podría considerarse una mujer de la Marca España. Pues además de ser buena amiga, como sabemos, de la propia duquesa de Alba, incluso en la Hollywood de otros tiempos llegó a formar parte de un círculo de amistades de fama mundial donde estaban Gary Cooper, Kirk Douglas y Steve McQeen entre otras celebridades. Asimismo, cuando viajaba a la ciudad de Nueva York, se relacionaba con Salvador Dalí (pintor del que ahora podemos ver una muestra en el Museo Reina Sofía, de Madrid) y Nureyev entre otros personajes de fama; quienes contaron con su amistad de mujer siempre refinada y dispuesta a dejar constancia de una forma de ser, la suya; con la elegancia, entre otros valores femeninos, como bandera de su positiva y española distinción.



SANTO DOMINGO DE LA CALZADA… Lara de Tucci

Lara de Tucci | Permítame el lector de MARTOS AL DÍA hablar de mí en este trabajo, con ocasión de haber recibido yo un reconocimiento en forma de placa tras una Misa solemne que el pasado 3 de abril se celebró en la iglesia parroquial de Santa María La Blanca de Alcorcón. Un acto litúrgico en honor del Patrón de dicha localidad del Sur de Madrid, donde resido, Santo Domingo de la Calzada; conocido desde antiguo entre los fieles alcorconeros con el nombre de Santo “Dominguín”, seguramente, por el reducido tamaño de la sagrada imagen. Dicha placa me fue entregada por la presidenta de la Hermandad del Santo Patrón, en presencia del alcalde de Alcorcón, David Pérez y de la entera Corporación Municipal, formada por políticos del PP. El reconocimiento fue por haber escrito el Himno de Santo “Dominguín”, que reza así en sus tres estrofas:

“Santo Domingo, Santo Domingo, /sé complaciente con la ilusión / que en este día, por festejarte, / vive Alcorcón, expresa Alcorcón. / Y en todo el año, Santo Domingo, / sé con tu pueblo Patrón benigno: / que la fe nuestra, ruega al Señor, / crezca y que crezca igual nuestro amor / por el hermano, Santo Domingo.

Ante ti, junto a los que han venido / de fuera tras dejar con dolor / su cuna misma y ya por Patrón / propio te tienen, todos unidos, / Santo Domingo, Santo Domingo, / en tu gozosa fiesta anual, / con humildad y fiel devoción, / a Dios rogámosle que contigo / de noble guía, nuestro Alcorcón, / que en alfar su fama labró, / viva en paz siempre por el camino / que hasta la Gloria va sin error.

Santo Domingo, Santo Domingo, / sé complaciente con la ilusión / que en este día, por festejarte, / vive Alcorcón, expresa Alcorcón”.

Miembro de la Asociación Cultura Alcorcón Siglo XXI, creo oportuno referirle a los curiosos lectores de este periódico digital que llegué a Alcorcón desde Madrid, donde residía, por los años 70 -ya hace tiempo, ¿verdad?-. Y acostumbrado a ver el fasto -la espectacularidad si se quiere- que tienen las procesiones en nuestra Andalucía, me resultó chocante que aquí Santo “Dominguín” fuera procesionado pobremente sólo por unas cuantas antiguas damas devotas de la localidad. Lo cual me llevó a hacer algo para promocionar el nombre del Patrón y levantar su Fiesta, un tanto anodina desde la Edad Media. Y lo hice de la única manera que sé: escribiendo.

Compuse el Himno, arriba copiado, y fue publicado en “Alcorcón Gráfico”; medio de difusión que llegó a tener más de un cuarto de siglo de existencia, hasta ser la revista de opinión más longeva de la provincia de Madrid gracias al buen hacer de su editor, don Faustino Moreno Villalba, un sacerdote de la localidad. El texto del Himno lo leyó el compositor Pablo Barahona, quien le puso música. Luego lo grabaría en un CD, hacia el año 2000, la coral Salve Regina, dirigida por Luis López; coral que pertenece a la parroquia alcorconera de San Saturnino y de la que forma parte dicho compositor.

Pero, primeramente, remití la partitura, que también publicó “Alcorcón Gráfico”, a la Coral Tuccitana, que dirigía y todavía dirige, afortunadamente, llevando el nombre de Martos por muchos sitios, el franciscano fray Fernando Colodro. Dicha coral marteña ensayó el Himno y, con una subvención que conseguí de la Obra Social de la entonces Caja Madrid, vino a Alcorcón a estrenarlo en un acto religioso-cultural que tuvo lugar en la nombrada parroquia de Santa María La Blanca, siendo el párroco don Guillermo Corral. Fue el 13 de junio -mi onomástica- de 1998; una fecha de grata memoria para mí, como el lector puede suponer.

Dicho esto, no quiero concluir esta reseña sin comentar que fui durante quince años un asiduo articulista de la citada revista “Alcorcón Gráfico”: Llevaba en dicho medio la página de Los Poetas, haciendo en mis trabajos críticas y comentarios acerca de autores dedicados al verso. Y fue para mí, como marteño, un orgullo dedicarle muchas veces mis artículos a Manuel Caballero Venzalá, Manuel Garrido Chamorro y Miguel Calvo Morillo; concluyendo la divulgación de tales nombres al enviar las revistas con sus poemas a nuestra marteña Casa de Cultura. Asimismo, comento que el compositor que he citado, Pablo Barahona, le puso música a uno de mis más significativos poemas, el dedicado a Nuestro Padre Jesús Cautivo; cuya partitura está en el archivo de la Cofradía trinitaria en espera de ser estrenada algún día. Porque la letra ya se ha publicado en dos o tres ocasiones.



SISTEMAS EDUCATIVOS… Lara de Tucci

Lara de Tucci | Hace unos días asistí a una charla-coloquio que impartió el profesor Emilio Pérez Casado en el salón de actos de una conocida asociación cultural de Madrid. Naturalmente, el tema de su intervención fue la enseñanza; expuesto con tan oportunas puntualizaciones, que a los asistentes al acto nos aclaró muchos conceptos sobre la educación en nuestro país. Incluso alguien le dijo en el turno de preguntas, felicitándolo, que su intervención, más que una charla, había sido una conferencia con todos los ingredientes que pudieran añadirse de la materia que el interviniente domina. Pero dicho profesor profundizó, sobre todo, en las leyes que han venido regulando la Educación desde siempre; recordando igualmente aspectos e incidencias de esas leyes en los centros españoles de enseñanza de los diferentes niveles.

Aclaro yo aquí que Claudio Moyano Samaniego (1809-1890), un político moderado español -la Cuesta de los Libreros de Madrid lleva su nombre- fue ministro de Fomento en el Gobierno de Narváez. Pero el profesor Pérez Casado empezó su intervención diciendo que la primera Ley de Educación que se promulgó en España fue de dicho político. Corría el año 1857 y esta Ley, con el nombre de Instrucción Pública, declaraba obligatoria en nuestra Patria la Enseñanza Primaria.

Pero el profesor se extendió más en su exposición y nos puso al corriente de que la referida Ley de Moyano estuvo vigente más de un siglo, hasta la promulgada, ya en 1970, por José Luis Villar Palasí, a la sazón, ministro de Educación y Ciencia (1968-1973): la Ley General de Educación. En vigor estuvo, sí, la Ley de Moyano todo ese tiempo; pero muy corregida en los años de la II República, como puede suponerse. Cuando empezaron a darle alas, en este terreno de la enseñanza también, a las autonomías con normas que venían a incrementar el protagonismo de las lenguas regionales en perjuicio de la lengua madre común.

Refirió luego Emilio Pérez Casado la llegada de otra Ley de Enseñanza en 1990, ya con Felipe González al frente del Ejecutivo: la llamada LOGSE; lamentado que en España seamos tan dados a cambiar las leyes de enseñanza cuando la mayoría de los países, sobre todo los del norte de Europa, las conservan inamovibles aunque se sucedan en ellos gobiernos de diferentes signos políticos. Pero son países, generalmente hablando, en los que los intereses generales del Estado están por encima de las formaciones políticas. ¡Oh cuánto tenemos que aprender aún en esto también!

La LOGSE, según su opinión, opinión que venimos compartiendo la inmensa mayoría del pueblo español, no aportó nada nuevo a la Enseñanza; aunque, eso sí, propició una gran promoción de las lenguas autonómicas, en contra una vez más del idioma castellano. Y, sobre todo, la LOGSE se sacó de la manga los Consejos Escolares; un verdadero fracaso donde los haya, en palabras suyas. Pues intervenían en esos Consejos, para poner cordura (?) en las aulas, incluso miembros de las AMPAS que apenas sabían las cuatro reglas. Todo lo cual ha venido ocasionando en España un preocupante fracaso escolar de más del 35 por ciento -muy por encima del de la media europea-, con el despilfarro de dinero público que esto trae todavía consigo. Y, además, dando lugar a graves enfrentamientos entre educadores y alumnos por lamentables pérdidas de respeto y compostura.

Por ese fracaso, y tal vez para subsanar los otros males de la LOGSE, el Gobierno de Zapatero promulgó la Ley Orgánica de Educación (LOE) en 2006, con la Educación para la Ciudadanía como asignatura estrella de la misma; con la que buscaron eliminar, o cuanto menos ningunear, la asignatura de Religión para que las nuevas generaciones salieran de las aulas sin los recursos de la fe cristiana, pero armados de un progresismo que nadie entiende, salvo los legisladores de dicha LOE, como adecuada herramienta para la formación integral de las personas.

Así las cosas, el actual ministro del ramo, el populista Wert, está preparando otra Ley más de Enseñanza que llegue a corregir (ese es, por lo menos, no solo el deseo del profesor Emilio Pérez, sino también el de la mayoría de los ciudadanos) tanto disparate en Educación; estableciendo entre otras cosas -a ver si es verdad- que los textos comunes en todo el territorio nacional sean de un 75 por ciento y de 65 en aquellas comunidades autónomas donde usan también otra lengua.

Emilio Pérez terminó con un deseo: el de que las lenguas regionales no sigan siendo, con la próxima Ley de Wert, un freno que impida entendernos como país, sin divisiones y unido por un mismo sentir. Y esto no quiere decir que se esté en contra de los rasgos culturales que constituyen en realidad las lenguas catalana, vascuence y galaica. De lo que estamos en contra es de que haya políticos que las utilicen para romper a España en pedazos y para dividirnos a los españoles.



CARTA A SANTIAGO CARRILLO… Lara de Tucci

Lara de Tucci | “Se ha cerrado el ciclo comunista y, sin embargo, la necesidad de transformar la sociedad para hacerla más justa, más libre, más igualitaria, sigue planteada”. Esta es una reflexión suya, señor Carrillo, la cual he leído estos días en un calendario de mesa, y la verdad es que me hubiera gustado haber tenido noticia de ella cuando usted estaba entre nosotros; así habría existido la posibilidad de que leyera estas letras que le escribo.

De todas maneras, me alegro de que haya sido en estos días, días de Semana Santa y de Pascua de Resurrección, cuando he tenido noticia de ella. Y, por otra parte, seguro estoy que se va a enterar del mensaje que encierra la misiva en cualquiera de los tres posibles lugares escatológicos en el que se encuentre. Que yo espero y deseo sinceramente -así se lo expreso a usted en cuanto a creyente que soy- que sea el mejor.

Resulta sumamente curioso el hecho de que usted, señor Carrillo, ferviente comunista desde su juventud, llegara en vida a la conclusión de que el ciclo del comunismo se había cerrado sin alcanzar en modo alguno las metas que sus ideólogos y diferentes representantes habían soñado y por las que habían luchado, la mayoría de las veces con revoluciones sangrientas; convencidos de que el sistema era el más adecuado para arreglar este mundo, donde las diferencias sociales eran, y lo siguen siendo por desgracia, injustamente escandalosas. Tan injustamente escandalosas todavía, que usted, en su reflexión, dijo -vuelvo a repetirlo- que seguía planteada la necesidad de transformar la sociedad.

La equivocación suya, en vida, siendo usted un analfabeto perdido en cultura religiosa (tranquilícese, señor Carrillo, no era usted solo el que tenía esa carencia; pues analfabetos así los hay en gran número en todos los lugares por muy doctos que sean en otros conocimientos), fue estar empecinado en unos planteamientos políticos que no solucionaron los problemas de la humanidad, conforme ustedes los comunistas querían. Pero al final, hay que reconocerlo, concluyó usted que el planteamiento para hacer una sociedad más justa, más libre e igualitaria estaba por descubrir. Estaba y lo sigue estando, señor Carrillo; como usted mismo lo estará comprobando ahora con claridad meridiana desde el lugar donde esté.

Además de eso, ya con un conocimiento pleno de la realidad de todas las cosas, tendrá usted muy claro que esa necesidad planteada nunca será posible con las solas ideologías humanas. Y es que, por muy perfectas y nobles que sean, al faltarles la esencia de lo trascendente, siempre acabarán agotándose inexorablemente en sus ciclos, como el comunismo mismo, aunque den la sensación de que recorren el camino adecuado, de que sean las idóneas, para enderezar tantos entuertos como nos afectan a los ciudadanos.

Esa necesidad transformadora, por la que usted clamaba al final de sus años en la tierra, únicamente se podrá encontrar en el Evangelio, señor Carrillo. Pues si las ideologías no están dotadas de los esenciales rasgos de la Palabra de Dios; entonces, vanos son todos los esfuerzos que se realicen por solventar los problemas de las sociedades presentes y futuras. Como vanos fueron los que se realizaron para que las sociedades que nos precedieron gozaran de una justicia y una paz plenas y estables.

Ya se habrá desengañado, después de muerto, señor Carrillo. Y es una pena que esto le haya ocurrido ahora, cuando ha llegado al “más allá”, porque en la tierra adolecía usted de la cultura cristiana. Cultura que, aplicándola a todos los actos humanos nuestros y revistiéndonos nosotros mismos de sus inequívocas puntualizaciones divinas, propiciaría con toda seguridad un perfecto entendimiento en todas las relaciones humanas. Lo cual nos aliviaría de las trabas que entorpecen nuestro caminar en este mundo, al informarnos de que sin la Ley de Dios, cualquiera de las ideologías políticas que tanto entusiasman a los ciudadanos por la habilidad de sus representantes políticos terminarán tarde o temprano en fracaso.

Con la Ley de Dios y con su Palabra evangélica, cuando maticen de perfección los prontuarios políticos, es como se alcanzará -repito que ahora lo tendrá usted claro, señor Carrillo- , y sin desviaciones de ninguna naturaleza, esas cotas de justicia, libertad e igualdad que el mundo tanto necesita para su progresión sin sobresaltos, sin enfrentamientos y sin guerras. Por eso, plantearse una necesidad transformadora sin Dios que arregle los desajustes sociales, siempre será un planteamiento utópico y, por lo mismo, inalcanzable.



¿DÓNDE ESTÁS, RAFAEL?… Lara de Tucci

Lara de Tucci | Todos los feligreses que estos días acuden a la Parroquia de Santa Marta han echado de menos la sosegada y apacible figura tuya, Rafael. Paseaban sus miradas por los diferentes altares y capillas de la iglesia y no daban contigo.

Antes, acostumbrados ellos a verte durante años, tenían por un caso absolutamente normal que estuvieras por allí, siempre observando y activo -aunque pareciera que no hacías nada-: alineando algún banco movido, centrando los candelabros, limpiando el polvo de algún altar, colocando la propaganda en la puerta de entrada, reponiendo velas, extendiendo partidas en el despacho parroquial e, igualmente, proclamando las lecturas sagradas desde el ambón en casi todos los actos litúrgicos.

Te veían, pero, tomando tu presencia por rutina, no apreciaban lo suficientemente tu dedicación al servicio parroquial. Ellos, los feligreses, iban a la citada Parroquia a lo suyo: a sus plegarias, los martes, ante las imágenes de sus devociones particulares; a cumplir con funerales y con otros sacramentos de los que se imparten a familiares y amigos, o, también, a asistir, por las mismas razones de fe a las Eucaristías y a los otros cultos que se organizan a requerimiento de las Cofradías.

Nadie se fijaba mucho en ti, como digo, por la constante continuidad de tu presencia. Pero ahora sí; ahora todo el mundo comprueba que no estás, te echan de menos, como dije antes. En la novena de este año de San Juan de Dios, un Santo por cuyo culto te desvivías muy especialmente, la feligresía notaba que faltabas -¿adónde has ido, Rafael?- y que no estabas en la sacristía tampoco. Porque no es que te retrasaras, que llegaras tarde a la cita religiosa; es que concluía un día y otro también la función sacra de la novena, y tú sin aparecer por la iglesia.

Y en los quinarios de estos días de Cuaresma está pasando otro tanto de lo mismo, Rafael. Siempre presente más de medio siglo en el del Cristo de la Fe y del Consuelo. Siempre presente, también desde tiempo inmemorial, en los actos de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores; cuyos rostros, de sagradas imágenes, te tienen que ser tan familiares. Tan familiares como la cara de San Juan Evangelista, el discípulo amado del Maestro, y la de María Magdalena; cuya Cofradía viste nacer, organizarse y desarrollarse para enriquecimiento de nuestra Semana Santa. Y presente igualmente en las mismas procesiones de tales figuras sagradas. Siempre presente, pero ahora faltando con la misma asiduidad con la que acudías a tu trabajo y a expresar tus propias devociones.

Y, claro, todos los fieles devotos, tras estas ausencias tuyas en plena Cuaresma, tiempo litúrgico de tu más comprometida entrega y tiempo tan apropiado para vivir la fe, se interrogan al no verte en la parroquia. La Parroquia de Santa Marta, en la que has estado desde siempre; desde que empezaste con don Martín, vistiendo tú entonces el traje talar y el sobrepelliz o roquete, preceptivos para acceder al presbiterio hasta bien pasados los años postconciliares.

Preguntan y preguntan los fieles por ti, Rafael; aunque no lo hacen abiertamente. Como si estuvieran temerosos de recibir una respuesta que no quieren oír por nada del mundo. Y eso que, por la fe que todos ellos profesan -esa fe que muchos propician que también esté en crisis por sus equivocadas actitudes-, saben muy bien que tras el tiempo litúrgico de Pasión, tiempo en el que los cirios apenas se mantienen encendidos -pabilos temblorosos- por los sufrimientos de Nuestro Señor y por los dolores de Nuestra Señora, madre tuya y madre nuestra; por esa fe que digo, están al corriente de que tras la Cuaresma y la Pasión vienen los días de Gloria.

Pero ¿dónde estás, Rafael, ya sin sotana ni sobrepelliz, pero con el alba y el cíngulo que la nueva generación de cofrades y fieles notaban que vestías en las celebraciones y procesiones? Conociendo tu celo eclesial y tu apego a los diferentes actos religiosos de la catolicidad, yo, personalmente, creo que te has ido a un lugar mejor, donde todo eso lo gozarás más profunda y esencialmente.

Has dejado la Cuaresma y la Pasión de este mundo, cuyas celebraciones tantas veces viviste entre candelabros, casullas, estolas y leccionarios, y te has ido a vivir esencias de Gloria a la luz del cirio pascual; luz de Cristo, Luz que no mengua ni se extingue. Luz que posibilita ver cara a cara realmente las figuras celestiales; las que tú conociste en tallas de madera en tu Parroquia de Santa Marta. Sí, Rafael; te has ido a ver realmente a Jesucristo, al que tratabas en tu trabajo parroquial con las advocaciones, como he dicho antes, de Nuestro Padre Jesús Nazareno y del Cristo de la Fe y del Consuelo. Y a ver, con la misma realidad que tenía en este mundo, a la Virgen de los Dolores. Y a ver a Santa Marta y a San Juan de Dios en sus respectivos y comunes estados de bienaventuranza espiritual. Por eso te has ido de aquí, Rafael.



ARTE MARTEÑO EN MÉJICO… Lara de Tucci

Lara de Tucci | Cada vez que algún marteño destaca fuera de la localidad llevando el nombre del lugar que le vio nacer por lugares que se encuentran lejos de la Peña, si yo estoy al tanto de ello, me complazco en dar la noticia de la única manera que sé: escribiendo acerca del personaje y, también, sobre la labor que le lleva a destacar en el desarrollo de sus cualidades; gracias a las cuales, Martos sobresale en positivos valores en otras esferas donde quizá nadie nos conocía.

He dicho antes que me complace resaltar a personas así, y es que, al alcanzar Martos renombre por cualquier motivo -y ¡ojalá que sean siempre motivos para felicitarse!-, creo que la entera marteñía nos beneficiamos con ello. Yo, desde luego, en el plano personal, me siento beneficiado si a Martos se le reconoce por el sobresaliente quehacer de alguno de sus ciudadanos.

Refiero esto porque he sabido recientemente que al pintor marteño, José Domínguez se le va a hacer un homenaje en Méjico, concretamente en el Estado de Sinaloa de aquel país hermano. Un homenaje en el que la Dirección del Archivo Histórico General del citado estado le distingue “en virtud de su fructífera carrera artística, su trayectoria como pintor y su gran productividad con los pinceles durante años”.

Pero la distinción mejicana, placa incluida, tiene un premio añadido de gran consideración para José Domínguez: se le invita también a exponer una muestra de sus cuadros en la Sala de Exposiciones Temporales del antes citado Archivo Histórico. Que, según tengo entendido, se inaugurará en un acto académico el jueves 18 de abril, y cuya clausura será el 15 de mayo. Dando yo casi por seguro que nuestro pintor, al aceptar la distinción azteca, aceptará igualmente llevar sus lienzos a aquellas tierras, antes conocidas como Nueva España. Donde pocos pintores europeos contemporáneos nuestros han tenido la oportunidad de ver sus obras colgadas para admiración de los asistentes a eventos de esta naturaleza.

Anteriormente, ya he escrito algo sobre José Domínguez en otros medios, incluso aquí, en MARTOS AL DÍA, que tan extraordinaria labor informativa y cultural viene realizando; cubriendo unos espacios que los curiosos lectores le sabrán agradecer. En este periódico digital y en algún otro medio, el pintor marteño ha aparecido en artículos míos; donde resaltaba no sólo sus distinciones y reconocimientos curriculares en España y fuera de nuestras fronteras, como, por ejemplo, en Francia y en Italia; países en los que existe un gran conocimiento del arte pictórico, como sabemos por los artistas consagrados que han dado y por la gran cantidad de críticos en esta materia que nos han acercado substanciosas referencias captadas por sus impresiones profesionales; críticos y entendidos de esos que nunca aceptan que se les dé gato por liebre en las exposiciones museísticas.

De la misma manera que he escrito sobre los premios recibidos por José Domínguez, también he citado las publicaciones y catálogos donde ha aparecido. Como, por ejemplo, el libro titulado “Aproximación a las Artes Plásticas en el umbral del siglo XXI”, editado por el Museo Provincial de Jaén. Pero, mayormente, me he referido en mis artículos, casi de una manera generalizada y con placer, ya que me encanta, al principal de los rasgos que lo caracterizan: la luminosidad meridional que sale de su paleta a través de sus pinceles, sabiamente instrumentalizados por el artista; hasta el punto de crear líneas divisorias para que las sombras, dominadas de la misma manera con su arte, no traspasen los límites que su maestría tiene a bien señalar para que la luz y la oscuridad no se mezclen compartiendo el espacio de un mismo lienzo.

Concluyo diciendo que tan solo en los cuadros donde la naturaleza vegetal juega con los rayos solares tamizando la claridad que éstos proyectan en los rincones ajardinados o campestres es donde las luces y sombras se hacen compañeras para entresacar adecuados matices de los colores que se mezclan. Es como si José Domínguez descorriera así los velos de unas superficies planas y las hiciera aparecer como tridimensionales para recreo de quienes ven sus obras y para recreo también esta primavera de los aficionados a la pintura de Sinaloa, en Méjico.