El Rincón de Paco Teva… INVIERNO FRÍO Y HELADERO
Estamos en invierno, una de las cuatro estaciones de clima templado y se caracteriza por días cortos, noches largas y temperaturas bajas a medida que nos alejamos del Ecuador (círculo máximo, que pasa por el centro y divide a la esfera terrestre en dos mitades, dos hemisferios: norte y sur). El solsticio de invierno y el solsticio de verano, así llamados los días en que ambos entran, marcan las mayores diferencias entre el día y la noche. En el de invierno, el día es el más corto y la noche más larga y en el de verano, al contrario. El invierno, para 2012-2013, entró el 21 de diciembre de 2012 a las 12h, 12m hora oficial peninsular, según cálculos del Observatorio Astronómico Nacional.
Es notorio y casi normal que, en estas latitudes, nos quejemos del frío invernal, acostumbrados a disfrutar de suaves temperaturas; sin embargo el frío en invierno tiene su magia, pues salimos de la monotonía de un tiempo casi sin cambios, prácticamente plano. En un día de frío, es maravilloso el fuego en la chimenea, al amor de las llamas, que dibujan figuras inciertas y exóticas. Antiguamente en todas las casas había chimenea, generalmente en la cocina, que era una pieza grande y, por supuesto, el centro de reunión de la familia y los amigos. Hoy, como se vive en pisos, por lo general, sólo el que tiene una gran casa puede disfrutar de una buena chimenea para solaz de los indicados: familia y amigos. En esa atmósfera tibia y confortable, es una gozada leer, conversar, soñar, comer los churrasquitos preparados con cariño, las exquisitas «migas», que casi todos sabemos hacer, beber unos buenos vasos de vino y no sé cuántas cosas más. En Martos, en esos pocos días crudos, que hay a lo largo del invierno, es muy corriente que aparezcan las fuertes heladas, que dejan el campo y los tejados con ese color blanco característico, como si los hubieran pintado y que nos hacen exclamar: «vaya paloma que ha caído», una penalidad más para los sufridos aceituneros. También, es algo especial ver nevar en nuestro pueblo, hacer fotos de sus calles, plazas, parque etc., jugar con la nieve como algo insólito y extraordinario, pensando que es un regalo de la naturaleza, que, quizá, no volvamos a ver en algunos años. Sin embargo, la cuestión es que en nuestro pueblo, aunque nieve poco, nieva a lo largo de todo el invierno, en varias ocasiones, por supuesto los inviernos, que vienen buenos. Yo, he visto nevar en fechas muy próximas a la primavera, el día de San Juan de Dios, que si no recuerdo mal es el día 7 de marzo. En las fechas, que estoy escribiendo el artículo, la fiesta de LA CANDELARIA, SAN BLAS …..ha nevado algunos años, hasta el punto de tener que ir a bendecir las roscas, tradición en nuestro pueblo, con gran cuidado, pues el peligro de tener un accidente era muy alto.
Una de estas nevadas, cada vez más escasas, inspiró estos versos, que pongo a continuación. Y como creo en el refrán AÑO DE NIEVES, AÑO DE BIENES, pido para que las nevadas en los inviernos marteños no falten.
AÑO DE NIEVES
Los árboles de mi calle,
ateridos, hacen guardia,
despojados de sus trajes
tejidos con esmeraldas.
El frío es seco, agudo
como pinchazo de faca,
que acelera nuestro pulso
enrojeciendo la cara.
Nubes de color incierto
han cubierto la mañana,
del cielo bajan brillando
cristales de luna blanca.
Los copos son más espesos,
un manto están dibujando
de luminosos reflejos
de armiño, jazmín y nardos.
No son verdes, ya, los árboles,
ni muestran peladas ramas,
que lucen camisas blancas,
cual desfile de fantasmas.
Sigue nevando, no para,
espesa alfombra, sin huellas,
veo desde mi atalaya
en azoteas lejanas.
Terrones blancos de azúcar
son los coches aparcados,
rebozados de merengue
y corazón congelado.
Nuestros campos de olivar
con sus soldaditos blancos,
gota a gota beberán
los hilillos de su manto.
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Francisco Teva Jiménez
Maestro / Lic. en Derecho