Lara de Tucci | El verano pasado escribí en este mismo medio acerca de la proximidad del Pregón de San Bartolomé que mi amigo Paco Teva iba a pronunciar; por cuanto él está muy informado de las tradiciones marteñas y su intervención sería meritoria. Como, en efecto, así fue.
Hoy es otro pregón el que espero con entusiasmo; el Pregón de Semana Santa. Una intervención ante el público tuccitano de otra naturaleza muy distinta; pues se trata de un tema (aunque también se inserta en las tradiciones de nuestra localidad) que nada tiene en común con lo festivo y divertido y sí con el recogimiento y la seriedad que conllevan las celebraciones de la muerte y resurrección del Salvador de los hombres.
Dicho pregón, que, repito, espero con ilusión de creyente, y me consta que muchísimos marteños también, lo va a pronunciar alguien con quien estoy emparentado, Miguel Ángel Cruz Villalobos; una persona bastante comprometida y de probadas inquietudes por el mundo cofrade. Siendo él, además, que no es poco en estos tiempos de secularización, un hombre de fe, de enraizadas creencias que le fueron inculcadas desde la cuna por sus padres.
No voy a detenerme en comentar cosas de nuestro pregonero de este año que tengan que ver con la práctica religiosa para hacerme eco a priori de la resonancia que intuyo va a tener su Pregón de Semana Santa. Y eso que sus muchos años como cooperante de Cáritas Parroquiales -formaba equipo con mi sobrino Paco Muñoz (Q.e.p.d.)- bastarían para dejar en buen lugar a quienes le nombraran pregonero de este año 2012. Por el contrario, sí quiero dejar patente el brillante currículum semanasantero que atesora; pues casi toda su vida -¿o acaso está siendo toda?- ha estado atento al servicio que la Semana Santa de la localidad haya necesitado de él. Y constantemente se desvive por aportar lo que más convenga para la brillantez que a todos nos gusta apreciar en las procesiones.
Y como para confirmar lo que apunto, baste reseñar sus aportaciones personales a la Agrupación de Cofradías; sobre todo en los tiempos en los que en el seno de la misma todo eran divisiones, todo desavenencias, todo enfrentamientos de unos miembros con otros; que ocasionaban debates internos estériles y evitaban adecuados acuerdos constructivos. Pero las funciones de Miguel Ángel Cruz en la mencionada Agrupación, donde en ocasiones no fue comprendido, van a suponer, desde luego, una base fundamental de lo que seguramente ha de ser su intervención como pregonero.
El de Miguel Ángel será un Pregón que irá repleto de connotaciones anímicas y de valores del sentimiento, sobre todo, religiosos. Labrados todos ellos con fuerza en su espíritu a causa de sus creencias y sus apegos a unas Imágenes por las que siente devoción a ultranza. Imágenes que no estarían en los altares de nuestras iglesias ni desfilarían en procesión si no hubiera marteños cofrades como este pregonero.
Un pregonero con ensoñaciones tan hondas sobre el tema de la Semana Santa, tan hondas y edificantes, que le han llevado a desestimar, me consta a mí, pronunciar el Pregón las veces que se lo han propuesto anteriormente; temeroso, creo yo, con la posibilidad de malograr con sus palabras la pasión de su corazón en tan importante responsabilidad pregonera. Algo que ya le ocurriría con su brillante Pregón de la Soledad y que solamente les pasa a aquellos que poseen razonadas inquietudes por lo que en verdad sienten.
Pero también le habrá valido a Miguel Ángel para escribir su discurso (lo que todos los marteños amantes de la Semana Santa tendríamos que agradecerle) la experiencia acumulada en años en que formaba parte del Consejo de Redacción de la revista Nazareno -no sé si aún sigue- con desinteresado empeño. Estupenda y extraordinaria revista, ahora que viene al caso comentarlo, que hoy goza de un merecido prestigio gracias, precisamente, a la siembra editorial que Miguel Ángel y los que formaban equipo con él hicieron con los primeros números de dicha publicación; la cual se fue expansionando hasta alcanzar la impresa prestancia que podemos comprobar cada año por Cuaresma.
Miguel Ángel Cruz forma parte de la Coral Tuccitana y fue galardonado, conjuntamente con Cándido Villar, con el Premio de Investigación Manuel Caballero Venzalá por su obra “Vocabulario marteño”. Y hoy puede estar seguro de que su intervención marcará, en mi modesta opinión, un antes y un después en los Pregones de Semana Santa. Lo cual será una suerte para los oyentes y de gran satisfacción para su madre, Concha; para su esposa, Mari, y para sus hijas. Un gozo que conservarán siempre con orgullo por todo cuanto el pregonero viene haciendo por nuestra Semana Santa.
Imágenes: Óleos de José Domínguez (2010)