¿Y AHORA QUÉ?… Lara de Tucci
De Redacción | 3. julio 2013 | Categoría: Clásica, En Portada, Opinión | Sin comentarios » ComparteTweetLara de Tucci | Una conferencia pronunciada por un profesor de la Facultad de Medicina de la madrileña Universidad Autónoma no se escucha todos los días, y menos si el profesor es, además, presidente de la Asociación Pro Vida; como es el caso de Jesús Poveda de Agustín. Y aunque su disertación no fue sobre su actividad en dicha Asociación, no por ello dejó de tener un gran interés entre el público asistente al acto, que llenaba completamente el salón de actos de un señalado Centro Cultural de Alcorcón, en el marco de su “VII Ciclo de Conferencias sobre la Actualidad”. Pues el tema abordado por dicho conferenciante era acerca de quienes salen de la infancia, titulándolo “Los nativos digitales ya son adolescentes. ¿Y ahora qué?”.
Como para responder a la pregunta que completa el título de su intervención y con la que yo titulo este artículo, el referido profesor Jesús Poveda, que es psiquiatra y está en posesión de diferentes másteres sobre la materia, recurrió a un conjunto de consideraciones de esas que bullen en la mentalidad de los adolescentes por medio de las nuevas tecnologías; reforzando la idea por el interés desmedido que la generación de los mismos muestra por los móviles y el Internet. Hasta el punto de que muchos de ellos, obsesionados con la realidad virtual, se mueven y actúan en este mundo, que no lo sienten como suyo, al margen de sus propios entornos, aunque formen parte de ellos, e, incluso, desorientados por las realidades no interactivas.
El profesor Jesús Poveda, empleando unos términos y unas palabras adecuadas de la universalidad multimedia, hizo hincapié en su conferencia sobre la nula adaptación social de los adolescentes, generalmente hablando; siempre distantes ellos del entorno inmediato y como carentes de interés por nada que no se exponga a través de las redes y que no se capte en el móvil.
El de los adolescentes, dijo el conferenciante, que se ayudó en la intervención derrochando simpatía y empleando a veces recursos de cómico, es un mundo donde el razonamiento está siendo sustituido por la vana capacidad de lo que se sostiene solo en la inmediatez de la iconografía sintética de la digitalizad; sin que los recursos propios de la realidad social que asisten a padres y educadores sirvan para situar a los jóvenes en unos parámetros adecuados de libertad para que ellos vayan descubriendo elementos armónicos que conjuguen la realidad de las cosas con la realidad virtual antes de que ésta transforme, como ocurre ya con frecuencia, el juicio todavía en formación de los que ya están obsesionados por los aparatos mediáticos y las redes. Sin los cuales, son incapaces de relacionarse ni medianamente entre sí ni siquiera con nadie.
Se trata de una realidad ambientada; la que amplifica los conceptos, sacándolos de la normalidad, hasta superdimensionarlos fuera de los límites normales en los que nos venimos desenvolviendo los que no sabemos tener un teléfono móvil en la mano. Y es que como expresó Jesús Poveda, que también es coautor con Silvia Laforet de un par de libros sobre la materia, el exceso de información -lo mismo se peca por exceso que por defecto- reduce la profundidad de los conocimientos y casi imposibilita el docto saber.
¿Y ahora qué? ¿Qué podemos hacer después de informarnos en la referida conferencia de todo lo expuesto en este artículo? Ahora nos queda concienciar a los adolescentes para que comprendan que hay que desechar ficciones de esas que conllevan distracción de la cultura y de las relaciones humanas y familiares; dejando oportunamente, cuando no se sepan usar con discernimiento, los raros mitos de las nuevas tecnologías; aquellos que no se mantienen en el correcto sentido de las fructuosas posibilidades.