Noticias acerca de ‘ Lara de Tucci ’

Audaz reflexión para la historia…Lara de Tucci

Con esta entrada sobre la Reconquista, que sin duda dará que hablar, estrenamos columna de Lara de Tucci en Martos al Día. Quincenalmente nos traerá sus reflexiones y escritos a esta ventana. Bienvenido y gracias, Antonio. Recordamos que, respetando la libertad de opinión y de prensa, las opiniones vertidas tanto por Lara de Tucci como por el resto de colaboradores corresponden a sus autores exclusivamente y este medio no tiene por qué compartirlas.

Lara de Tucci | En la proximidad del día de la Hispanidad podemos descorrer el velo de los tiempos y situarnos en el 2 de enero de 1492; fecha en que los Reyes Católicos, tras la toma de Granada, pusieron fin a la dominación árabe en nuestra Península Ibérica. Fecha que quedó grabada con caracteres indelebles en nuestros anales, ya que fue la que clausuró ochocientos años de generosidad y de valentía ejemplares por parte de muchas generaciones. Virtudes estas (en ocasiones, manchadas por la desidia, por el abandono e, incluso, por la traición: defectos que también anidan en la condición humana) que nunca dejaron de profesar los españoles que intervinieron en la Reconquista, y que fueron casi todas las personas de aquellos siglos. Pues hay que hacer constar que pocos nuestros antepasados de entonces se libraron de participar, cada cual según sus posibilidades y su rango, en la causa común de expulsar a los musulmanes de nuestro territorio.

Tras la tristemente célebre batalla del Guadalete, el 19 de julio del año 711, en la que Don Rodrigo fue derrotado junto al lago de la Janda, y la rápida expansión por las tierras hispanas de los hijos del desierto, un grupo de esforzados cristianos se refugió en las montañas de Asturias -la tradición dice que bajo la protección de la Virgen de Covadonga- y, al mando de Don Pelayo, los componentes del mismo iniciaron una contraofensiva que no cejaría hasta la recuperación, muchas generaciones después, del suelo ibérico en su totalidad.

La Reconquista fue una empresa que deja atónitos a cuantos, desde la perspectiva de nuestros días, la contemplan a través del enorme conjunto de documentos que nos la reflejan. Y eso que nunca se podrá plasmar, con total exactitud, el gigantesco esfuerzo que requirió de los hispanos de entonces: la cantidad y la magnitud de los sucesos que la configuraron y que tan felizmente la culminaron, jamás llegarán a contarse con la precisión y justicia que con toda seguridad merecieron.

Téngase en cuenta, además, que, durante ese extenso período de tiempo, España nunca dejó de trabajar por la Cultura y por el desarrollo de muchas actividades. No sólo eran el derroche de energías, el valor y el derramamiento de sangre que la expulsión de los invasores exigía, sino que, en épocas de paz, había también que sacar fuerzas de flaqueza para sentar las bases de lo que iba a ser el imperio más grande de la tierra. A las luchas titánicas, donde se posponían todos los intereses materiales para que prevalecieran los de la fe y el corazón, les sucedían grandes empresas de otra naturaleza: fundación de Universidades; construcción de hermosas catedrales y otros monumentos; multiplicación de manuscritos para la difusión del Saber; planificación del urbanismo en las ciudades; apertura de caminos; impulso al comercio y a los gremios artesanales; roturación de nuevas tierras… Todo, sin descuidar la administración publica; para lo cual, los diferentes monarcas convocaban a los nobles y a los representantes de los concejos a Cortes. Después de derramar la sangre, había que verter el sudor para que éste restañara las heridas de la guerra. Y luego, vuelta a empezar: eran unos ciclos que se sucedían ininterrumpidamente, reclamándoles a los hombres todo el sacrificio que los acontecimientos iban requiriendo de ellos. En ocasiones, ni siquiera se contaba con el lapso de tiempo suficiente que permitiera el descanso del cuerpo y el sosiego del alma entre las actividades de la guerra y los trabajos de la paz: la coraza, la loriga, la espada y la ballesta eran compañeras inseparables del cetro, de la mitra, de la pluma, del cincel y del arado.

Fue la Reconquista un empeño formidable que bullía en la mentalidad de todos los hispanos que vivieron aquella dilatada época, a los que muy bien les podría venir el calificativo de mitad dioses, mitad héroes. Tanto es así, que se puede afirmar que tal proeza supuso para España un difícil y complicado embarazo que terminó con el alumbramiento de América. Y, a fuer de ser audaces, se puede añadir que la colosal hazaña del Descubrimiento, así como las posteriores colonización y civilización del Nuevo Mundo sólo pudieron ser realizadas por el pueblo español; a quien Dios había ido forjando con un severo e inflexible ejercicio de ánimo durante ocho siglos de batallar incesante. Opiniones estas que se sustenta si sopesamos todos los hechos de la Reconquista a través del prisma de la Fe, antes aludida.

Hoy, cuando el mundo se desenvuelve fuera de la órbita religiosa, cuando a todas las cuestiones se les busca una respuesta humana -aunque a veces es imposible encontrarla por este método-, resulta difícil imaginar a Dios interviniendo en asuntos de tal naturaleza. Pero, por mucho que se persiga una explicación convincente al descubrimiento de América, desestimando los planes divinos, no acierta uno a dar con la fórmula que provocara la histórica proeza. Pues para realizarla hacían falta unos seres -los españoles-, cuyo espíritu estaba templado en el yunque de un sacrificio ocho veces centenario; alentado el ánimo de todos ellos por la esperanza en Dios y agigantado su genio combativo en las formidables luchas de la Reconquista. De otra manera, ¿cómo sólo un puñado de estos hombres -en el sentido coloquial de la palabra- hubiese sido capaz de dominar primero y transmitir su sangre y su cultura después a los indígenas de unos territorios cuya superficie sobrepasa en más de veinticinco veces la de la tierra que los vio nacer, y con unos accidentes geográficos tan pronunciados, que, comparados con los de España, hacen de la mayoría de éstos simples desniveles de terreno?



Lara de Tucci…ESPERANDO EL PREGÓN

Lara de Tucci | Esperando el pregón de estos próximos días, el de la Feria de San Bartolomé; que lo pronunciará mi amigo y conocido marteño Paco Teva. Conocido en nuestra localidad no sólo porque ha sido durante cuarenta años un profesor celoso de su cometido didáctico y entregado por completo a su profesión, sino conocido igualmente por su apertura de carácter y sociable tacto para con todo el mundo. Pues nadie que se cruce con él en la vía pública o en algún lugar propicio para la tertulia podrá decir que Paco Teva no le llamara la atención para interesarse por la familia, para cambiar impresiones de cualquier tema de actualidad -él está impuesto en muchas cosas de esta vida- o, incluso, de la meteorología y de la agricultura.

Al respecto, tengo que referir, que por ese su ánimo de comunicación con los demás, así como por sus constantes observaciones, ha sido capaz de acumular una enorme proporción de datos acerca de Martos y de la marteñía; datos que ahora, en estos precisos días, le van a servir como fuente inspiradora para su pregón.

No quiero extenderme mucho sobre la figura de Paco, pues un artículo para un medio informativo no es el lugar más apropiado para amplias referencias biográficas. Sí quiero comentar, sin embargo, que él es amante de la familia y que siempre está volcado con los suyos. Eso, además de ser un hombre inquieto con la Cultura en general y, por lo mismo, ávido de conocimientos. Los que le tratamos sabemos que, ya muy adulto, tuvo a bien licenciarse en Derecho; haciendo un sacrificio de esos que pocos de los mayores son los que se sienten llamados a realizar. Pero, para el pregonero de este año y para los suyos fue un sacrificio que les enorgullece.

Creo que fue con ocasión del nacimiento de su primera nieta cuando a Paco Teva se le despertó la vena poética que llevaba dentro de sí. Siendo los ojos de la recién nacida los que le inspiraron sus primeros versos. Después ha continuado componiendo poemas y publicándolos en diferentes medios de nuestra localidad. Uno de esos poemas -un soneto- se me quedó a mí grabado con ocasión del pregón que pronunció en Madrid, desde donde escribo, en la fiesta de la Virgen de la Villa en 2004; año de los atentados de Atocha:

“¡Oh mi Virgen, tú Reina de la Villa,

en Vallecas y en Martos venerada,

dame con tu amor la paz para mi alma!”

Así rezaba una de las estrofas de dicho soneto.

Cartel de Feria 2011. Autora: Mercedes Ruiz

Pero Paco Teva también se da a la prosa. Este mismo diario digital, MARTOS AL DÍA, recoge sus artículos, casi siempre producidos por las preocupaciones sociales que no le resuelven desde las esferas políticas. Pero que él sobrelleva animado por la fe cristiana que profesa y por su tolerancia.

Por todo lo aquí expresado y por las informaciones que este pregonero de nuestra Feria de 2011 tiene de Martos, informaciones de nuestra historia, nuestra cultura y nuestras tradiciones, creo sinceramente, y no es pasión de amigo, que su pregón va a resultar de los más interesantes que se hayan pronunciado. Y, por lo mismo, no me parece aventurado pronosticar que el conjunto de los que acudan al auditorio saldrá colectivamente satisfecho de lo que escuche. Pues a buen seguro oirá referencias de lo nuestro que siempre son gratas de recordar, sobre todo al ser comentadas por una persona que tiene un tono de voz acostumbrado a la comunicación y un estilo que estará a la altura de lo que se espera de él y del reto que le supondrá pregonar en San Bartolomé tras los otros intervinientes que le precedieron en el estrado en anteriores ediciones.