Noticias acerca de ‘ poesía ’

El Rincón de Paco Teva … LA OSADÍA DE LOS GORRIONES

El gorrión es un pajarito tan común en nuestros pueblos y ciudades que no necesita mucha presentación. Dentro de los paseridos, el más conocido es el «gorrión común» (passer domesticus) , el que conocemos y estamos hartos de ver, que está adaptado al hábitat urbano y lo encontramos en todos los continentes a excepción de la Antártida. Se alimenta de granos y pequeños insectos, pero come de todo lo que encuentra: migas de pan, chucherías de los niños, restos de comida, bayas y pequeñas semillas…..Los árboles, tejados, cobertizos, salientes de los edificios, pueden servirle para construir su nido, que está bien escondido, a salvo de muchos predadores, y es difícil de encontrar. Su concierto es constante, repetitivo y, si tienen, ya, sus necesidades cubiertas y están cortejando a las hembras, es ensordecedor, sobre todo si hay un árbol añoso y grande en el que se asientan muchísimos, como su lugar preferido, por la seguridad que encuentran en su morada común.

En mi último viaje a Sevilla, ahora en junio (he presenciado la entrada del verano en tan magnífico escenario), recalaba todos los días en la Plaza de la Alfalfa, donde desayunaba, tomaba el fresco y observaba el trasiego de gente, algunos muy conocidos por sus salidas en TV. Sin embargo, la razón de este «ejercicio literario» es por otra cuestión muy simple, que muchas veces pasa desapercibida: el comportamiento de los pequeños gorriones, esa «troupe» incansable, que va de un lado a otro y, con una maravillosa habilidad, saca partido a todo lo que hay de aprovechable en el suelo. A veces sus incursiones son bastante comprometidas y salen airosos sin que uno se lo pueda explicar. Por supuesto están acostumbrados a esta convivencia con las personas, que, muchas veces, les ayudan con sus golosinas, miguitas y otros alimentos, a sobrevivir. Su agilidad y energía para saltar, volar en un instante, pararse, despegar… es asombrosa y sus filigranas, nunca mejor dicho, para beber agua en los sitios más inverosímiles, son de lo más espectacular que pudiera observarse, incluso sin habérselo propuesto. Los niños, especialmente los más pequeños, corren tras ellos esperando que un fallo en su vuelo, en la atención o quién sabe qué, les proporcione la ocasión de apresar a alguno de ellos. Pronto desisten cuando ven que es bastante difícil, sino imposible, a no ser con un arte de caza, cosa que está descartada. Cuando van siendo más mayores hacen, lo que hacemos todos, mirarlos, disfrutar con sus evoluciones, seguirlos con la vista mientras buscan su comida, ver todo el ceremonial de las paradas nupciales, apreciar sus vuelos ágiles, sus reflejos rápidos y con el convencimiento de que perseguirlos y cazarlos será inútil.

Uno de esos días, en la Plaza de la Alfalfa, me ocurrió algo que merece la pena contarlo. Había terminado de comerme la media tostada con aceite y tomate, que suelo tomar y el plato con los restos estaba allí. Yo, seguía tomando mi café y disfrutando del momento, cuando un gorrión se paró en la mesa, se puso de pie en el plato y empezó a comer las migas, que habían quedado sin que nada le atemorizara. Me quedé como una estatua y pude sacar mi teléfono móvil y hacerle una foto, que tengo guardada. El pájaro ni se inmutó, su osadía no tenía límites y siguió comiendo los restos del plato. La foto la conservo y voy a ponerla en la publicación, para que os hagáis una idea de cómo se acercan a las personas y, sin temor de ninguna clase, cumplen su objetivo cual es cubrir sus necesidades de supervivencia.

Creo que es un regalo de Dios y de la Naturaleza, que existan estos seres, simpáticos y entrañables, en nuestro entorno y que alegren a mayores y pequeñitos con sus cantes, vuelos, piruetas y, por supuesto, con esa osadía fuera de parangón, que permite disfrutar de ellos sin conseguir hacernos con su domesticación, ni su total amistad.

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Francisco Teva Jiménez
Maestro / Lic. en Derecho



El Rincón de Paco Teva… JILGUEROS

En el parque antiguo, en un viejo árbol, han hecho un nido dos jilgueros. Entran y salen constantemente, sobre todo la hembra, portando en sus picos las materias más dispares, que formarán, en pocos días, el más confortable dormitorio para esperar a sus pequeños y potenciales cantores. Al principio salían recelosos, mirando a todos lados, como si sintieran un peligro inminente; después sus salidas son confiadas, sin miedos, ni recelos. Ya, están hechos a los más insignificantes ruidos, movimientos, personas y otros animalillos, que pululan por todas partes. El colorido de la pareja es precioso. La Naturaleza, en su saber eterno, siempre acierta con los más vistosos y primorosos colores. Hay una mezcla de gran viveza, que refleja la luz hermosa de la primavera, y el conjunto no puede ser de una estética más fina y elaborada. El «madroño» de los jilgueros, especie de casquete en la cabeza, reluce con tal cromatismo, y es una mezcla tan lograda, que unida a la del torso, las alas y la faz roja, forman un conjunto tan llamativo que ahora me explico el por qué del nombre «colorín», por el que lo conocemos normalmente.

Entre cantos lindísimos, saltos, achuchones encubiertos, se consuman las paradas nupciales, abiertas y abundantes, que recrearán una aceptación de sus virginales facultades, para hallar y guardar, en cofre silencioso, las mejores esencias de un género magnífico y perfecto.

La hembra ponedora, preparada para la más bonita de las acciones reproductoras, envía sus mensajes, de madre convencida, al macho autor de vidas prometidas. Con cuánta paciencia y saber, cuida el macho del nido tan querido; alimenta, a veces, a la hembra; vigila a los pequeños pajarillos y procura que se marchen sin tener que poner en peligro y evidencia a los pequeños «colorines», que salen de una ingenua convivencia con sus padres, ya adultos y excelsos cantores.

Los pequeños, de un plumaje especial y distinto hasta la primera muda, vuelan y empiezan el aprendizaje de esos cantes, hermosos cantes, parecidos a los del ruiseñor, pero con un toque más asilvestrado.

El próximo año, alguno de estos pajaritos iniciarán, también, sus paradas nupciales para, así, perpetuar esta especie de los «carduelis carduelis», tan bellamente vestidos y con una flauta mágica.

MI «COLORÍN»

A sus cinco años de vida, mi viejo «colorín»,
que así se llama, tiene en sus plumas
el más bello arco iris, que imaginarse pueda.
Su «madroño» tricolor, tiene la elegancia
y la altanería del más apuesto galán.

Salta y se mueve con la agilidad
de un consumado trapecista,
que diera el triple salto mortal.
Cuando me acerco, se para, mira
y entona el más bello de sus cantes.

Su cara parece que se alegra
y, si le pongo el dedo, me pica,
suavemente, como saludándome,
después de muchos días sin verme.
Es feliz a su manera y, aunque privado
de libertad toda su vida,
todos los años conoce hembra, canaria,
cuyas crías, híbridos, «mixtos»,
cantan como los ángeles.

Para mí, este pequeño jilguero,
es un regalo de Dios
y me alegra con sus cantes
los momentos más tristes de nuestra
vida interior.

Colorín, colorado, este cuento
está empezando, si haces pareja, de nuevo,
con la canaria de amarillo anaranjado.

Salta, brinca, mi pequeño «colorín»,
eres trapecista experto,
en los saltos acrobáticos,
que disfrutamos de ti.

Eres padre delicado y tus cantes
exquisitos, dejando van, sin quererlo,
el estilo más brillante
de tus acordes floridos.

Sigue feliz en tu jaula,
no pierdas tu alegre brío
y cántanos la alegría
de tus memorias del campo.

Despiértame cada día
con tus trinos renovados
y transmite la alegría
de tus tonos más ufanos.

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Francisco Teva Jiménez
Maestro / Lic. en Derecho



El Ricón de Paco Teva… MES DE MAYO

Como todos los años, durante el mes de mayo, seguramente, por su hermosura e imágenes tan sugerentes, publico algunos poemas inéditos, como primicia, para los lectores de Martos al Día. Este año no podía ser menos y quiero presentaros estos dos poemas, que gozan de mi simpatía, sobre todo, por los temas que tratan. Se titulan MAYO y AMISTAD. Espero os gusten y disfrutéis de ellos.

MAYO

Hermoso mayo en la cumbre de la primavera,
siempre variado y bello, el mejor óleo.
Nos invita a disfrutar el sol, que reverbera
en el pulido cristal de nuestro gozo.

Nuestros ojos, ávidos del color y la ilusión,
sienten los trazos de esa belleza primorosa,
incrustada, sin remedio y caprichosa,
en imágenes de maravillosa armonía y pasión.

Infinidad de flores eclosionan, con la fuerza
del fuego incontrolado, que permiten recibir,
con todos los sentidos, sensaciones, sin sufrir
las heridas del fuego en la maleza.

Los oídos reciben las baladas cadenciosas
de multitud de pájaros cantores, que repiten, con celo
y sin descanso, la mejor partitura de su empeño,
y buscan, gran milagro, las corales lucidas y armoniosas.

Los insectos pululan, por doquier, libando
la esencia de las flores, que alimenta y da vida,
y devuelve, y más, toda la herencia recibida:
hermosísimo concierto de zumbidos repicando.

Los amores, en mayo, florecen con la fuerza de las olas,
que invitan, en una ansiedad irremediable,
a pasiones viscerales, que nuestro genio considera inconfesables.
Bendito mayo, que incita y protege las pasiones locas.

Hermoso tapiz es nuestro campo de color y fuerza irrepetible,
de cromatismo impensable y variado,
que los vivos y enérgicos pájaros han imitado,
y, sin querer, han logrado que sus plumas, sutiles y ligeras,
continúen con la belleza de una estirpe.

Las flores, los pájaros, los insectos, el calor, el amor….,
cómo se lucen en mayo: el éxtasis de la primavera.
Yo, sólo quiero pensar que, cuando acabe este mes,
tendré tantas teclas que tocar que, mi alegre buen humor,
se mantendrá, incólume, hasta el mayo de otra vez.

AMISTAD

Y…¿qué es la amistad?. ¿Será algo ideal?.
¿Será una entelequia puramente intelectual?.
¿Será algo que tenemos, sin más, asumido?.
¿Será, en fin, algo hueco y vacío?

Nuestra boca se llena de la palabra amistad,
del gozo de tener buenos amigos,
de sentirnos arropados y defendidos,
de presumir de los amigos y su bondad.

Amigo y amistad no son palabras vanas,
son realidades cercanas y veraces,
que marcan para siempre las besanas
de muchas acciones encomiables.

Si eres amigo…, de los buenos,
eres la pura verdad sin condiciones,
eres el hombro y el apoyo que queremos
y eres…, también, la mano tendida sin rencores.

Labremos las llanuras y los valles,
y sembremos de valores nuestros huertos,
y busquemos las mejores amistades,
y que germine la virtud en los barbechos.

Amigo, no te defraudaré en los peligros,
ni te echaré los perros entre gritos,
no temas mi abandono, ni mi olvido,
que quiero serte fiel, amigo mío.

En la vida no hay nada mejor,
si sabemos apreciar todo el valor
de un amigo, que te ayuda y que te quiere,
a cambio de nada, alegremente.

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Francisco Teva Jiménez
Maestro / Lic. en Derecho



El Rincón de Paco Teva… ESTOY SIN «BLANCA»

Es una frase oída y requeteoída, sobre todo en las películas americanas, a las que tan aficionados éramos todos los de mi edad. Oíamos esta expresión, que, yo, la creía, como el «Malboro», tipicamente americana y, ya, sabíamos que significaba no tener ni una «gorda», moneda de poco valor, traducido a nuestro idioma español, tan rico en expresiones. Pero investigando un poco, he aprendido que esta expresión es españolísima. Ni es americana, ni perico que la pintó, que, también es una expresión muy española.

La expresión ESTAR SIN BLANCA viene de la palabra BLANCA que, en tiempos de Felipe II de España, era una moneda de poco valor. Por lo tanto » estar sin blanca» es estar sin monedas de valor, no tener nada de dinero.

La blanca era una moneda del sistema monetario de Castilla muy anterior a Felipe II. Moneda llamada «Blanca del Agnus Dei» Su origen es medieval y, ya, en el s. XIV se acuñaban blancas. Fue acuñada en el año 1386 durante el reinado de Juan I de Castilla con motivo de las guerras con el Duque de Lancaster. Se trata de una moneda de vellón (aleación de cobre y plata), de bajo valor, llamada blanca porque era tratada con un blanqueado que le daba el aspecto plateado y claro, frente a otras monedas de vellón de color más cobrizo y oscuro.

Circula por ahí el bulo de si su nombre «blanca» sería porque se acuñó con el rostro de algunas de las varias princesas de Castilla llamadas Blanca. Nada de eso es real, y tal afirmación se basa en una interpretación popular de la popular y conocida «letrilla» de Francisco de Quevedo, PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO, en que llama a la blanca, metafóricamente, «Doña Blanca de Castilla». En la cuarta estrofa aparece claramente:

«»»¿A quién no le maravilla
Ver en su gloria,
sin tasa,
Que es lo más ruín
de su casa
Doña Blanca de
Castilla?
Más pues que su
fuerza humilla
Al cobarde y al
guerrero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.»»»

La expresión «estar sin blanca» con el sentido de no tener dinero es, además de muy frecuente en el español actual, bastante antigua. Si consultamos el CORPUS DIACRÓNICO DE LA RAE (el banco de textos antiguos de la academia , CORDE para los amigos) encontramos 162 apariciones de la expresión «sin blanca», siendo el registro más antiguo de alrededor de 1460.

Dado que la «blanca» era la moneda de más bajo valor, la expresión «estar sin blanca» es equivalente a decir que no se tiene ni la menos valiosa de las monedas, idéntica a decir «estar sin un céntimo», o «estar sin un duro», o «no tener un real», o «no tener una chica» etc. etc….

Hoy, y es mi pena, hay mucha gente que dice, y no por costumbre, sino por necesidad, «estoy sin blanca», «no tengo un duro», «no tengo un céntimo»…….Estoy sin trabajo, no sé lo que hacer, estoy desesperado…..Puñetero paro, ¿se acabará alguna vez?, ¿saldremos de esta crisis recalcitrantre?…

Es una pena y una nueva orientación de las estructuras familiares, producto del desempleo, la crisis y la paralización de la economía, que los padres tengan que llevar la economía familiar suya, la de los hijos y, a veces, la de los nietos. Es algo, totalmente anormal, que los padres, que aún cobran las pensiones, en su última etapa vital, tengan que solucionar los problemas familiares de los más jóvenes, cuando vemos, y ahí están los medios de comunicación, que hay quien se lo lleva crudo y dentro de diez o doce años, pues la justicia es así de lenta, ya, no se sabe nada de nada, ni nadie se acuerda de lo que pasó, pues la memoria es frágil y se rompe con el tiempo. Ojalá no se olviden los que no deben olvidarse y esos malvados paguen, religiosamente o justicieramente, lo que deben y sea un ejemplo para esta nueva sociedad, que se está fraguando a pesar de los pesares.

Mi última reflexión es para pedir a todas las instituciones públicas que arbitren medidas, que unan esfuerzos, que no cejen en los esfuerzos para que los jóvenes, sobre todo, y todos los demás, menos jóvenes, pero aún en edad de trabajar, tengan la oportunidad de poder llevar a su casa un sueldo, que los haga independientes y sin necesidad de sacrificar a padres y abuelos, personas dignas de vivir sin los agobios, ni los sacrificios de esta etapa, una etapa aciaga, que, para algunos, supone un estado de depresión enfermiza y una situación sin salida, ni solución.

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Francisco Teva Jiménez
Maestro / Lic. en Derecho



El Rincón de Paco Teva… LA PRIMAVERA

«La primavera la sangre altera», así dice un aforismo popular en lo relacionado con la entrada de la primavera y nuestra actitud ante la vida y el amor. Pues sí, dentro de unos días empieza esa estación mágica motivo de inspiración para los poetas, pintores.., pues la belleza, la vida, el entusiasmo, el amor eclosionan con una fuerza distinta a la de otras estaciones. Es algo, visceral, fisiológico, hormonal, qué sé yo, algo que cambia la naturaleza, las plantas, los animales, el mundo, el amor. Físicamente, clínicamente se nota el cambio, se nota ese correr de hormonas, de adrenalina, que nos da fuerza, vigor, alegría, ilusión, que nos cambia la vida en suma.

La palabra primavera viene de PRIMA «primer» y VERA «verdor», luego literalmente significa el «primer verdor», el arranque de esa explosión de vida. Dependiendo de las regiones este verdor será antes o después, pero su fecha astronómica es la misma para todo el hemisferio norte y la misma para todo el hemisferio sur. Este año 2014 está previsto que la fecha astronómica de entrada de la primavera sea el día 20 de marzo a las 17,57.

Mucho más técnicamente se podría decir qué es la primavera, pero como yo no voy a descubrir nada nuevo, me conformo con expresar poéticamente lo que entiendo por primavera. Que hable la poesía, que siente más que sabe, que tiene pálpitos de sentimiento y es capaz de mover los corazones más duros e insensibles.

Quiero publicar en primicia estos dos poemas muy afines al síndrome primaveral: PRIMAVERA / TE ESPERÉ

PRIMAVERA

Necesito salir de este invierno frío y silencioso,
necesito el calor de tus rayos calientes y sedientos,
necesito la albura de tus tenues resplandores,
necesito salir de las sombras y agrios vientos.

Quiero el calorcillo amable de tu faz alegre,
quiero sentir como crece la yerba a borbotones,
quiero que tu cara me mire y me conforte,
quiero dejar de errar sin ilusiones.

Espero el perfume de tantas, tantas flores,
espero tu aliento y tu savia nutritiva,
espero un arco iris que ciegue de colores,
espero el renacer de mi alma aún dormida.

No puedo apartar de mis ojos tu belleza,
no puedo alejarme de tus efluvios poderosos,
no puedo salir de esa cama cariñosa,
ni puedo perder la belleza de tus ojos.

Me embarga el gorjeo de los pájaros cantores,
me embarga el zumbido de multitud de insectos,
me embarga la avaricia de los intensos amores,
me embargan los corazones satisfechos.

Te quiero primavera y siento que te acercas,
te quiero primavera, llévame a mi amada,
te quiero primavera, tú que rompes amarras,
te quiero primavera, tú que disipas mis penas.

Envidio tu luz, tu sol y tus aromas,
envidio la energía a torrentes derramada,
envidio la eclosión de vida y esperanza,
envidio el rumor del coraje y las hormonas.

TE ESPERÉ

Te esperé con la paciencia de los enamorados
y sentía que tus ojos, de embrujo palpitante,
me miraban, genial locura enamorante,
bello abanico de gestos inspirados.

Recordaba tu cara de tez clara,
tu pelo como trigo maduro,
recordaba, más aún, tu mirar seguro
y tu boca como fruta, que buscara.

Recordaba tus manos con locura
en la besana sensible, que es mi cuerpo,
labrando los rincones de mi huerto
con sensaciones plenas de ternura.

Recordaba tu piel, tersura sutil de terciopelo,
con el suave tacto de la seda,
que me invade con fuerza y me sosiega
como la simple caricia de tu pelo.

No estabas y te buscaba, ávidamente;
sufría y mi sufrimiento, grave y alocado,
sembraba de espinas mi costado
con un dolor amargo e inclemente.

Mis ojos buscaban, aturdidos,
en la penumbra de mi amarga espera
sin encontrar en tu alejada esfera
la emoción de los momentos más queridos.

Las horas de mi alma, vencidas por la espera,
sufrían, por la dicha del encuentro,
sin saber si el corazón, tembloroso por dentro,
encontraría la respuesta más sincera.

Te esperé sintiendo tu presencia,
enamorado de tus gestos muy presentes
y encontré que las caricias, hoy ausentes,
renacerían más fuertes que su ausencia.

Al fin nos encontramos, ¡ay amor!,
en la cálida alcoba, sufriendo al esperaros,
y nos amamos, nos amamos sin reparos
con la pasión irresistible del dolor.

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Francisco Teva Jiménez
Maestro / Lic. en Derecho



Estefanía Romero nos habla de su Libro «In Memorium»

Redacción | La polifacética artista marteña, Estefanía Romero, nos presenta su última obra «In Memorium», un fantástico libro donde podemos encontrar una bella recopilación de poesías intimistas dedicadas a su padre, su familia y a todos los que le han apoyado.

Buenas tardes Estefanía háblanos un poco de  «In Memorium»:

¿Qué te motivó a escribir el libro?
Hola buenas tardes, el libro hacía tiempo que lo tenía escrito, pero no veía el momento de poder sacarlo. Fue mi padre quien me apoyo para poder editarlo, pero por motivos de la vida, él falleció, y se quedó en el aire el editarlo.

¿Cuánto tiempo tardaste en hacerlo?
Unos años, porque según el lugar y mi emociones, escribía o no. Hubo un momento de mi vida, que escribía mucho, estaba pasando una racha y me desahogaba escribiendo las poesías.

¿Cuál era su estado de ánimo al escribirlo?
Muchos. Algunas veces melancólica, otras felices, otras románticas… según me pillaba en ese momento.

¿Quién lo inspiro a ser escritora?
Supongo que yo sola, era algo innato en mí, y que después mi padre, le daría la importancia que tiene hoy en día.

¿A quién va dedicado al libro?
Sobre todo a mi padre, Él falleció hace más de cuatro años y era algo que sentía que le debía, por él van esas ochenta y ocho páginas con más de un centenar de escritos,  pero también a todas las personas que me rodean.

¿De que tratan las poesías?
Son poesías intimistas, mi estado, mis emociones, son muy peculiares, es como un diario personal.

Además de todo esto, eres una artista polifacética ¿Es el primer libro que escribes?
Si, aunque antes va otra aventura que esa si espero editarla algún día.

¿Cuantas páginas contiene el libro?
Contiene 88 páginas, con más de 90 poesías.

¿Cómo se puede adquirir?
Ahora mismo, se tienen que dirigir a mi, bien a través de mi facebook “Estefania Romero Dartois” o mi mail : dartois43@hotmail.com

¿Algo más que añadir?
Solo decir que espero que la gente se anime, porque es un sueño hecho realidad, un reto conseguido y que no va a decepcionar.



El Rincón de Paco Teva… LA PEÑA DE MARTOS

Hablar de Martos y no hablar de su Peña es algo que no se concibe, ni por parte de los marteños, ni por nadie que conozca Martos y su emplazamiento. La Peña es la señal geográfica de identidad de la ciudad y, gracias a la Peña, es fácil llegar a ella. De todos es conocido, y la tradición así lo confirma, que la Peña es algo mágico, emblemático. Es el hito que orienta a cuantos se acercan, bien para visitarla, o, simplemente, pasan por sus alrededores para dirigirse a otros pueblos. Su magia ha inspirado a poetas, pintores, fotógrafos y ha sido objeto de infinidad de composiciones. Ver una foto de Martos es ver la representación de una peña, que arropa un caserío blanco trepando por sus inmediaciones y mezclado con el bien peinado campo de olivos, que hacen guardia, como disciplinados soldados, moviendo sus armas verdiblancas.

La visión de la Peña es algo natural, cotidiano, una imagen repetida mires a Martos desde el punto que lo mires. Por eso no es de extrañar que sea pintada y fotografiada en variadas situaciones, todas ellas de una belleza y un cromatismo sensacionales.

Creo que no habrá marteño que no haya escalado la enorme roca, aunque sea por su cara más fácil. Hay otros más intrépidos, ajenos al peligro, que la han escalado por todas sus caras, disfrutando, con su riesgo, de situaciones nuevas e imprevisibles. Es una forma de disparar nuestra adrenalina, con una aventura gratificante, de una belleza difícil de comparar.

La Peña que, curiosamente, no era un bien público municipal, sino que ha sido durante muchos años de propiedad privada, de la familia Martínez Calero, si mi memoria no me engaña, hace, relativamente, poco tiempo, Don Miguel Pérez Luque, conocido empresario marteño, la adquirió de manos de la mencionada familia y, con gran generosidad y cariño a su «patria chica», regaló, graciosamente, su propiedad al municipio de Martos, siendo, desde entonces, propiedad municipal.

Además de la antigua ermita de la Virgen de la Victoria, en la calle del Santo, hace pocos años se edificó, por la Cofradía, otra ermita más arriba, en una zona más escarpada de la Peña, donde se celebra la colorista y divertida romería en honor de la mencionada Virgen de la Victoria, que recorre las calles entre multitud de carrozas, bellamente adornadas, caballistas y mujeres ataviadas con el vistoso traje de faralaes. Es un día de amplia participación ciudadana, que hace las delicias de grandes, pequeños, jóvenes y menos jóvenes.

Cómo no recordar que La Peña cobija el episodio más célebre de la ciudad, según cuenta la «leyenda»: el lanzamiento de los Hermanos Carvajales acusados de haber dado muerte al favorito del rey Fernando IV. Fueron lanzados, en una jaula de pinchos, desde lo alto, parece ser que desde «el mar vecino», una pendiente casi vertical. La jaula, con los cadáveres de los Carvajales, llegó hasta el llano, hasta un lugar llamado, después, La Cruz del Lloro, seguramente, por las lágrimas que, espontáneamente, muchos ciudadanos derramaron por el dramatismo, que supuso este desgraciado suceso. El rey fue emplazado a encontrarse con ellos, en juicio, ante Dios, en un plazo de treinta días. Este rey pasó a la Historia con el sobrenombre de Fernando IV El Emplazado. ¿Este hecho es pura leyenda?; ¿tiene el suficiente rigor histórico?. No es este un tema, que tenga cabida en este elemental artículo.

La Peña está coronada, elegantemente, por un castillo medieval y de su primera muralla. Este castillo junto con el de la Villa, constituyeron los bastiones defensivos, que la Orden de Calatrava poseía frente al Reino Nazarí. Fue declarado Monumento Histórico en 1985 y, a pesar de ello, sufre un gran deterioro. Últimamente, he leído, creo recordar, en la web de Martos Actualidad, en unas declaraciones de nuestro Alcalde Francisco Delgado Vilchez , que se estaban evaluando los daños del castillo y la muralla, al mismo tiempo que los técnicos estaban preparando un dossier, con un estudiado proyecto, con el correspondiente presupuesto, para presentarlo, en la instancia correspondiente, a fin de que fuera aprobada una ayuda para su rehabilitación; por otro lado, en un artículo de Miguel Caballero, publicado en Martos al Día, se expone que el Grupo Socialista ha presentado en el Senado una moción para pedir ayuda de cara a su rehabilitación. Ambas iniciativas merece mi aplauso y esperemos que todo esto fructifique en algo positivo. Poco más voy a decir del castillo por ser de conocimiento general, pero sí destacar que lo más impresionante se encuentra en la inmensidad de las vistas, que abarcan el Valle del Guadalquivir y la Sierra Sur.

Después de estas elementales notas sobre la Peña y su castillo, que son ampliamente conocidas, quiero exponer algo más íntimo y personal como es este poema, inédito, que publico, como primicia, con este artículo y que se titula, como no podía ser de otra forma, LA PEÑA DE MARTOS. Espero que disfrutéis con él.

LA PEÑA DE MARTOS

Se divisa desde lejos y es señal de identidad,
vigila desde los altos, no tiene sueño jamás.
De forma piramidal, de paredes inclinadas,
luce un bonito color con su carita lavada.

Su mole fuerte y altiva se divisa desde el mar,
ése, nuestro mar de olivos, los olivos de la paz,
que miran a nuestra «Peña» aplaudiendo sin parar,
animados por la brisa, que los mueve sin cesar.

Eres hito en la distancia, faro para visitantes,
con un castillo en la cima como peineta elegante,
castillo de los cristianos, de calatraveño estilo,
que muestra graves heridas en sus piedras centenarias.

Retamas, musgo, tomillo, hinojos, candilicos, romero…,
forman la flora, tan rica, de esta «Peña» milenaria.
Esta estampa se completa con lugares conocidos:
«el mar vecino», «la cruz», o el negro » peñón cocío».

Qué magia tiene la «Peña», cuánto simbolismo encierra….
Los marteños se divierten y así cantan en las fiestas:
«Si la «Peña» de Martos fuera de azúcar,
estarían los marteños chupa, que chupa».

Qué divertida la romería, que en la Peña se celebra,
gran variedad de carrozas desfilan majestuosas,
para llevar a la Virgen, la Virgen de la Victoria
por las calles de este pueblo entre canciones y rosas.

Para escalar esta roca de laderas escarpadas,
la zona de los «Charcones» es la mejor preparada.
Cuando llegas a la cima, te encuentras tal panorama,
que te invita a repetir la alegría de esta jornada.

No podemos olvidar la inmensidad de sus vistas,
que se pueden observar desde alturas imprevistas:
vastos campos de olivar peinados con maestría,
salpicados con primor de casas, riscos y ríos.

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Francisco Teva Jiménez
Maestro / Lic. en Derecho



El Rincón de Paco Teva… UN PASEO POR EL PASADO, LA SIEGA

En la actualidad, en el siglo XXI, en el año 2013 y desde hace, ya, bastantes años, es una estampa corriente ver, en los meses de junio y julio, las denominadas cosechadoras, que siegan, separan el grano de la paja, empacan la paja en paquetes con la forma de un paralelepípedo, que servirá para alimentar al ganado, y recogen el grano para su transporte a los silos. Todo esto, hoy día, es lo normal y lo que muchas personas, más jóvenes que yo, desde luego, están acostumbradas a ver. Sin embargo, no siempre ha sido así de fácil, ni de rápido. Eran labores del campo muy duras y sacrificadas. Recuerdo, como si lo estuviera viendo con mis ojos de niño y adolescente, estos trabajos, duros trabajos, para obtener el trigo, la cebada, los arbejanos….etc.

Todo empezaba con la siega que se hacía a mano, en grandes extensiones de tierra calma, donde no había ni una mala sombra, para cobijarse de los tórridos rayos del sol del, recién estrenado, estío. Los segadores eran contratados para el tiempo, que duraba la siega y se les daba comida y alojamiento, además de su jornal, claro está. El almuerzo y la comida se les llevaba al tajo y la cena se les daba en el alojamiento. A las zonas cerealistas como Córdoba, Sevilla, la Mancha, llegaban cuadrillas de otros sitios, buscando trabajo, en la época de la siega. Si habéis visto la película La Venganza con Jorge Mistral, Carmen Sevilla y Raf Vallone, podéis haceros una idea.

De madrugada, al rayar el alba, como decían los hombres del campo, con sólo un café con malta en el estómago, empezaban su trabajo con sus hoces de acero templado y bien afiladas, para degollar las mieses cargadas de espigas bien granadas. Sombreros de paja de anchas alas y un pañuelo debajo, sombreaban la cabeza y la cara de los segadores y mitigaban, en lo posible, ese sol de justicia, que los castigaba de forma inclemente. Armados con la hoz en la mano derecha, generalmente, se ponían unos dediles (fundas de cuero, hechas por ellos mismos) en los tres últimos dedos de la mano izquierda, para evitar los cortes, (si alguno se cortaba, se orinaba en el corte, pues la orina, con la urea y otras sustancias que contiene, servía de hemostático casero, pero muy efectivo) y a empezar la faena. Con la mano izquierda se cogía un puñado de mies y con la derecha se cortaba y así durante muchas horas del día. Las mieses, que iban cortando, eran atadas, con los mismos tallos, en haces o gavillas. Cada hora aproximadamente tenían un pequeño descanso, un rebezo, el tiempo justo para fumar un cigarrillo, descansar un poco, beber agua… y, después, a continuar con la tarea. Algunos días, estando, ya, en el tajo no podían empezar a trabajar hasta que pasaba un rato y el sol calentaba y quitaba humedad a las mieses. Los segadores decían que no podían segar pues estaban relentosas, es decir, el relente, el rocío de la madrugada las había puesto húmedas y la hoz no cortaba bien.

Hacia las diez de la mañana tomaban el almuerzo, una comida fuerte que los mantenía hasta medio día. Ésta, solía ser huevos fritos con tocino y patatas fritas; tomates fritos con carne de pollo o conejo; carne de cerdo y tortilla de patatas… Algún gazpacho se intercalaba para reponer los líquidos, sales minerales y otras sustancias, que se perdían con el abundante sudor. Prácticamente estaban todo el día calados. Se solía decir que las camisas de los segadores, una vez secas, las ponías en el suelo y se quedaban de pie. El agua era tan necesaria que había un chaval joven, que aún no tenía edad de segar, el aguaor, que llevaba el agua a los segadores cuando la solicitaban.

Hacia las tres de la tarde se paraba para comer. Esta era la llamada comida fuerte, que consistía, casi todos los días, en un gran cocido con morcilla y ese tocino rubio, que aún quedaba de la matanza, y que junto con los garbanzos y las patatas, servía excelentemente para reponer las fuerzas y las grasas perdidas. Se acababa con el, nunca bien valorado, gazpacho con el agua de la cántara, estuviera como estuviera. Después de un cigarrillo rápido, una siestecita a la sombra de unas gavillas puestas de pie. Un merecido descanso, que sabía a gloria a pesar del inclemente sol.

A las cinco aproximadamente, después del merecido descanso y con el sol algo más flojo, se volvía al trabajo; otra vez con la hoz en ristre y las energías renovadas. A estas horas, decían los segadores, la tarea era más fácil, pues hacía menos calor y las hoces, con las mieses secas, secas, corrían como si estuvieras cortando manteca. Entre algunos chascarrillos, contados con gran humor, y los cantes flamencos, a los que eran muy aficionados, pasaban las horas hasta terminar la jornada. Acabada ésta, marchaban al cortijo, donde tenían el alojamiento, generalmente andando, después de un día agotador.

Ya en el cortijo, se lavaban y se preparaban para la cena, que era temprano, pues había que acostarse rápido para levantarse al alba. Una vez aseados, y hasta que servían la cena, charlaban de sus cosas, algunos escribían a su familia, y fumaban tranquilos tomando unos vasos de vino.

La cena, acomodados en mesas y sillas, no como en el campo, transcurría plácidamente. Solían cenar ensaladillas o el apreciado ajo blanco y algo más sólido como el queso, embutidos, conservas de distintas clases…Como colofón de esta cena se comían excelentes melones, muy abundantes en aquella época. Después de unos cigarrillos en amigable charla, cada cual cogía su jergón y se tumbaba a pierna suelta, para descansar y reponer fuerzas y energías, pues al otro día les esperaba otra larga jornada de calor y duro trabajo. Trabajo tan duro y agotador que determinados segadores no se sentían con fuerzas para continuar y tenían que abandonar y dar por terminado su compromiso, a pesar del bochorno que eso suponía. Cuando esto ocurría, solía decirse que el segador se había enraspado, haciendo alusión, seguramente, a las raspas de las espigas, que se le habían atravesao, como diría un castizo, con gran ironía.

En Martos, también, había bastante siega, pues la población de olivos era mucho menor que ahora y, por tanto, teníamos bastantes tierras calmas, que los agricultores aprovechaban para sembrar la cebada, que alimentaba a los mulos, el trigo para el pan, los arbejanos para sus cabras, los garbanzos negros para cebar a sus cerdos etc.

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«»La razón de escribir este artículo y otros que vendrán después, si el Director me lo permite, no tiene otro objetivo que refrescar los recuerdos para los que lo han vivido, como yo, y para todos aquellos que no lo han visto, darles unas pinceladas, aunque sean breves, de unas faenas agrícolas que eran lo normal y cotidiano, todos los años, cuando llegaba la época».

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Francisco Teva Jiménez
Maestro / Lic. en Derecho



El Rincón de Paco Teva… CURIOSO SUCESO

Buscando entre mis papeles, a veces muy desordenados, encontré algo que, ya, no me acordaba que lo tenía. Se trata de dos folios, de papel reciclado, uno rojo y otro azul, que aparecen en la foto y que conservo como prueba. El caso curioso es que cada uno tiene un poema escrito y envolviendo a ambos una especie de orla de las que los ordenadores suelen hacer. Los títulos de los poemas son, cuando menos, sugerentes y para mí denotan la expresión, pasional y sentida, de un alma enamorada. Dichos títulos son: AMOR AZUL Y AMOR AMOR. El primero, en el folio azul, se trata de un poema de amor y el segundo, en el folio rojo, un soneto de perfecta estructura cuyo tema, también, es el amor. En cada folio y al final de cada poema, hay una firma algo ilegible y después de mirarla mucho parece que pone JOSÉ. Hasta aquí no hay nada que parezca raro, ni interesante. Sin embargo lo curioso del caso es que llegaron a mis manos de una forma algo peculiar.

Fue en Fuengirola, hace algunos años, no muchos, pero, realmente, no sé, exactamente, cuantos. Estaba una noche en un bar (un Gambrinus) tomando unas copas, en compañía de mis hijos y mis nietas (eran las únicas que había entonces) y se acercó un señor con aspecto de pedigüeño, allí hay muchos, y nos rogó que le diéramos una ayuda. En un principio no le hicimos caso, pero me ofreció los folios, que he mencionado, y me rogó que los leyera. Yo, la verdad, que estoy muy sensibilizado con todo lo relacionado con la poesía por mi afición a escribir y leer poemas, cogí con interés los mencionados folios y le dí una ayuda, como me había pedido. Este señor desapareció rápidamente y no pude decirle nada sobre los poemas, pues no había tenido tiempo de verlos. Con gran sorpresa y curiosidad, examiné las hojas y las leí con una atención morbosa, diría yo, y a medida que leía iba comprobando que no era nada vulgar, ni marrullero lo que allí se expresaba. Estaba tan metido en la lectura y tan ensimismado que mi familia, un poco extrañados, me preguntaron qué era aquello que devoraba con la vista tan atento y callado. Tardé algo en responder, porque, un poco emocionado, no sabía qué decir. Pasados unos segundos, les dije que si aquel señor había escrito aquellos poemas y no era un plagio de algún poeta importante, se podían adivinar en él unas cualidades, una sensibilidad y una pasión dignas de un buen poeta. La verdad es que no he podido averiguar si era un plagio o no, para mí siempre han sido dos poemas escritos por aquel sencillo y humilde personaje de corazón sensible y pasional. Después, aunque lo busqué para hablar con él, no lo he vuelto a ver más.

Todo esto me hizo meditar mucho en aquellos días y, ahora, al encontrarlos casualmente, también me está haciendo pensar.

Es un poco dramático que unos poemas de amor tuvieran que servir para solucionar, momentaneamente, las más básicas necesidades de una persona, lo mínimo para subsistir, entregados servilmente, con la esperanza de que la gente los cogiera educadamente y los leyera, sin recibir un mal modo o alguna grosería, esperando que, en compensación, le ayudaran a sobrevivir. Parece que ese es el camino, lleno de espinas, de tantos artistas, que, en un principio, y a veces siempre, tienen vedado el triunfo y acaban dejándolo o destruyéndose mental y sicologicamente. Muchas veces son repudiados por la gente, que no comprende o no quiere comprender que «no sólo de pan vive el hombre», también, hay un espíritu que alimentar.

No he vuelto a ver a este POETA, como he dicho, y como no quisiera que cayera en el olvido, sin más, doy a conocer dichos poemas (los escribo especialmente, pues en sus folios originales es posible que no se entiendan), rindiendo un pequeño homenaje a tantos y tantos artistas, que, como éste, luchan tenazmente para que sus trabajos sean reconocidos.

La determinación del valor de estas composiciones, la dejo al ecuánime criterio de todos vosotros.

AMOR AZUL

Estoy dispuesto a deshierbar los campos
para que ninguna espina pueda herirte.

Has entrado tan hondo
que rebasando mi centro
te expandes y retornas.
Más fácil sería
desprenderme de mi sombra
que del sabor profundo de tus labios,
o de las estrellas que inundan tu mirada.
…mientras me hago sustancia en tus adentros
te vas haciendo sustancia de mi mismo.
Antes que a ti
olvidaré mi nombre,
y en este dulce hambre de ternura,
hasta la delgada tela de tu blusa
se me hace una distancia insoportable.

Siento que amándote me amo
y que estos versos
eres tú quien los ha escrito con mi mano.

AMOR AMOR
(soneto)

Acaso por estar enamorado
es que navego mares de dulzura,
al vivir del amor aquella hondura
de un infinito sueño liberado…..

Cual juego que vital y apasionado
me hiere sin dolor y sin usura;
en el abrazo fiel de su cordura
mi barca de ilusiones ha enlazado,

al puerto celestial de su cintura.
… y al bucear en su aliento esperanzado,
y al sentir lo profundo de su altura,

este amor que me tiene cautivado,
en su alumbrada celda de ternura
me hace libre, teniéndome apresado.

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Francisco Teva Jiménez
Maestro / Lic. en Derecho



El Rincón de Paco Teva… ACEITUNAS DE CORNEZUELO

Mirando en facebook, me ha sorprendido, agradablemente, una foto de la web «Yo también vivo en Jaén», cuyas señas son:www.facebook.com/YoTambienVivoEnJaen

Se trata de algo muy simple, pero que a mí me ha tocado la fibra sensible y me ha recordado algo de toda mi vida: una cazuela con aceitunas de cornezuelo, machacadas y aderezadas como sólo en Jaén se sabe hacer. Ha sido un amigo de mi círculo de facebook, Juan León, el que ha compartido esta información de la web mencionada. Yo, incluso, he puesto, además del ME GUSTA, un comentario: «Qué ricas con un vaso de buen vino», pues, efectivamente, cuando hay aceitunas de cornezuelo, mi tapa favorita para tomarme un vaso de vino es estas aceitunas, sobre todo si están gordas porque las lluvias hayan venido en su tiempo (la foto las presenta enormes, apetitosas, diciendo: ¡¡cómeme!! Su pulpa, ya, endulzada y con los sabores y los aromas, que le proporcionan los diversos aliños y especias, un cúmulo de matices distintos, es un bocado único y no es que quiera hacer una alabanza gratuita e inútil de las mismas, es que forman parte, para mi gusto, de los manjares, con mayúscula, humildes, baratos y al alcance de nuestra mano. Creo, sin lugar a dudas, que es algo ancestral, de muchos siglos, metido en nuestra tradición olivarera, que forma parte de nuestras costumbres culinarias y que cumple todo un rito para los que somos de Martos y por supuesto de Jaén. Yo, que procedo de una familia de agricultores, con algunos olivos en propiedad, recuerdo, con nostalgia y alegría, cuando, todos los años, al llegar mediados de octubre y según la «luna», hemos ido a recoger la aceituna de cornezuelo, junto con otras gordales y la corriente picual. Como el olivo es «vecero», o sea que suele tener un año sí y otro no, se ha procurado hacer los injertos de cornezuelo, – qué sabiduría tienen los hombres del campo-, de forma que pudiera conseguirse, todos los años, alguno que tuviera y cubrir las necesidades de la casa.

En Martos, hablar de aceituna es algo normal. La aceituna u oliva, como le dicen en otros sitios, que ése es su nombre, forma parte de nuestros más profundos sentimientos y el olivo, padre de estas criaturas de vientres abultados, que se van llenando del secular aceite, nuestro árbol mágico y emblemático, que define nuestra cultura, nuestra idiosincrasia, nuestra forma de ser, de sentir, de alimentarnos, musa de poetas, pintores, escultores…Martos es como un gran océano, que se mueve al ritmo de los vientos, observado por la «Peña», desde su atalaya. Océano que nos dona lo mejor de sus entrañas: ese bálsamo sagrado amargo y rubio.

Mirando en la Enciclopedia, he podido averiguar que la aceituna de cornezuelo de Jaén y, por supuesto de Martos, es de la variedad CORNICABRA, aquí le llamamos CORNEZUELO, aunque es más alargada y puntiaguda.
En Murcia, donde voy con frecuencia, lo he podido comprobar, pues allí existe la cornicabra normal.
¡¡¡¡Qué rica, qué sabrosa!!!! ¡¡¡¡Cómo alegra nuestras mesas!!!!

Quiero finalizar esta sencilla alabanza a las aceitunas de cornezuelo, con un poema de mi libro, mi único libro publicado, Alientos de Vida, que describe, creo, con bastante exactitud el ambiente meteorológico y circunstancial de estas aceitunas.

APUNTES

La canícula estival
va perdiendo su justicia;
las blancas nubes inciertas
van preñándose de lluvia
y el viento, que juega absorto,
va cambiándolas de sitio
mientras los viejos olivos
se abanican con sus hojas,
exhalando sus suspiros.

El olivar duerme inquieto
mirando el cielo plomizo
y se despierta sediento
en un cielo azul y limpio,
que lo envuelve con su luz,
que lo abrillanta y lo adorna
con infinidad de espejos
en la plata de sus hojas.

Septiembre va agonizando
y esperamos con anhelo
que la lluvia, tibia y fina,
envuelva con su misterio
la corona de la “Peña”
con singular esclavina.

Aceitunas alargadas,
de puntiaguda semilla,
verdean en el olivar
con siluetas delgadas.

Tienen miedo que la luna
de “llena” pase a “menguante”,
no quieren ser arrancadas,
de las ramas una a una,
para el honor de las mesas,
para halagar paladares
curadas con blanca sal
del estero de los mares.

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Francisco Teva Jiménez
Maestro / Lic. en Derecho



El Rincón de Paco Teva… VIENTOS DE OTOÑO

Ha pasado el verano, parece que hubiera sido un suspiro, que hubiéramos dado velocidad a las agujas del reloj. Pero no es así. El tiempo tiene su cadencia, tiene su ritmo, es inexorable. Sin embargo los humanos sentimos su «pasar» según son los acontecimientos que van ilustrando nuestras vidas. Unas veces el tiempo corre mucho, otras, va demasiado despacio para nuestro gusto, pero el tiempo es como es y lo demás son apariencias, apreciaciones personales y nada más.

Llegué a Martos hace algunos días y vuelvo a escribir en este medio después de tres meses de vacación y ausencia y, podéis creerlo, de verdad de la buena, que tengo como «mono», necesito poner algo, aunque sea sencillo e intrascendente, en estas entrañables páginas en las que he publicado durante años.

Desde mi último artículo publicado en Martos al Día, han ocurrido muchas cosas en todos nosotros. Seguro que todos tenemos muchas cosas que contar, unas alegres, con el matiz de la felicidad disfrutada, otras menos alegres, con la pena contenida en nuestros frágiles corazones, que han enturbiado y oscurecido la diáfana luz de un verano de bochorno, placidez y quietud. Lo importante es saber aprovechar los momentos felices como si fueran los últimos que vamos a tener y desterrar, de nuestra existencia diaria, aquellos menos felices, pensando que sólo ha sido un mal sueño, producto, más bien, de la modorra y el sopor.

El verano llegó, 21 de junio, formal a la cita, sin plazos de gracia, con exactitud astronómica, inmerso en la luz, en la tibieza de un nuevo sol, de rayos anaranjados, que la «fragua de Vulcano» ha dejado escapar para deleite de unos, para el horror y fatiga de otros muchos. En fin, es VERANO, esa estación mágica, alegre, luminosa, que cambia todo el panorama vital de las personas.

Para recordar esa fecha, que se nos fue sin remedio, tengo este poema, que puede ilustrar todo lo que acabo comentar y que, no os quedará la menor duda, es mi estación preferida.

APUNTES VERANIEGOS

Es el día más largo, por fin llegó,
veintiuno de junio, solsticio, calor.

Bonitos recuerdos de aquel veraneo,
aventuras locas en baños de sol.

Frente sudorosa, neuronas febriles,
los ojos ardientes, angustia, sopor.

Noches bochornosas, sedientas de amor,
contactos fugaces, la noche pasó.

Sí, pasó la noche, azarosa noche, que me cautivó
sumido en sus horas, preñadas de amor.

La noche se muere, la luna se oculta
entre los cendales del alba difusa.

Los rayos naranja, de un sol de justicia,
son los compañeros de este nuevo día.

La vida retorna, promesa caliente,
pasarán las horas, volverá la noche.

Ahora, ya en octubre, todo ha cambiado. Es otoño, que ha llegado con la inexorabilidad y la exactitud astronómica, que caracteriza estos fenómenos. Todo ha dado un vuelco, al menos en las latitudes en que nosotros nos movemos. La luz; la tibieza; el viento, a veces inclemente; los colores; los cambios en la naturaleza; la actitud de los animales; el ocio; la actividad, que nos exige nuestro trabajo (y que no falte); incluso, todas nuestras células se mueven con otras órdenes internas. Bueno, es OTOÑO, qué le vamos hacer. Ha venido como se fue el verano, sin avisar, y como nos sorprenderá el invierno. Pero nuestro organismo y, sobre todo, nuestra mente (la naturaleza es sabia), están preparados para asumir estos drásticos cambios, que, aunque pudieran ser «copernicanos», serán contrarrestados por todas las defensas de nuestro cuerpo. Y a seguir viviendo y disfrutando de la vida, que es hermosa, a pesar de los pesares.

Un poema, que escribí hace algún tiempo, creo que expresa, con finos matices, algunas de las características del otoño tan distintas de las del verano.

TARDE DE OTOÑO

Negras nubes, encajes de fina lluvia,
venas de agua al correr.

Fuerte viento, inclemente, que los árboles lacera,
infinidad de hojas hace caer.

Festones grisáceos, cobrizo horizonte,
tristes presagios del anochecer.

Tarde trémula, fría, crepuscular,
mi alma acabó por encender.

Dulce inquietud del que sufre la esperanza
de los amores por ver.

Pulida y limpia mi alma, henchida
por un querer.

Tarde de otoño, sublime eclosión,
no lo acabo de creer.

El fantasma del otoño, nunca supimos por qué,
el viento llevó muy lejos,
el amor debió de ser.

Sirva el presente artículo de saludo después de «esta parada biológica», que se ha producido, como todos los años, y espero estar con todos vosotros, lectores de MARTOS AL DÍA, en muchas más ocasiones. Mis mejores deseos.

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Francisco Teva Jiménez
Maestro / Lic. en Derecho



El Rincón de Paco Teva… POESÍA

Con motivo de la publicación de mi libro, mi primer libro, de poesía, me ha surgido la idea de escribir este artículo, difícil artículo por el tema, y publicarlo en este medio en el que tanto he publicado. Solamente quiero hacer algunas consideraciones sobre la poesía. Serán unas ideas sencillas y pedagógicas, que no tienen más intención que aclarar, si eso fuera posible, el concepto que corrientemente se tiene de ella.

Si consultamos el diccionario de la RAE, encontramos que procede del latín poesis, y este del griego poíesis. «Expresión artística por medio de la palabra sujeta a la medida y cadencia, de que resulta el verso». Otra acepción nos dice: «Arte de componer obras poéticas, o arte de componer versos y obras en verso». Un poco más profundo es el que dice: «Género de producciones del entendimiento humano, cuyo fin inmediato es expresar lo bello por medio del lenguaje». Para mí es, posiblemente, la definición que mejor cuadra con el contenido y el concepto que se tiene de poesía. Pues, no nos engañemos, en la poesía lo que se trata es de expresar de forma bella, por medio del lenguaje todo aquello que nos impresiona por cualquier motivo, ya sea un paisaje, una puesta de sol, la familia, una plaza, un hecho luctuoso etc. Hay infinidad de motivos por los que el entendimiento humano puede sensibilizarse para expresar lo que siente de forma bella y, nada más y… nada menos, eso es poesía.

No menos importante es el conjunto de cualidades que deben caracterizar el fondo de este género de producción del entendimiento humano, independientemente de la forma externa, o sea de la estructura material del lenguaje, de que resulta el verso. Así muchas veces solemos decir «esta obra en prosa está llena de poesía, o aquella en verso carece de ella». Como ejemplo más palpable lo tenemos en la bellísima obra de Juan Ramón Jiménez PLATERO Y YO. Obra llena de poesía, como se ha dicho, con la belleza, la ternura, el candor que rezuma esa denominada, y con razón, «prosa poética».

Aunque existen distintas variedades o especies en la poesía: lírica, épica, dramática, bucólica, religiosa, profana…., puede dar la impresión que sólo es poesía la lírica, sin embargo todas la variedades tienen su importancia y no puede hacerse, seguramente, un escrutinio justo si no se atiende a la calidad, la impresión, la emoción…que puede producirnos. Mucha gente cree, y así lo expresa, que lo poético es algo para minorías y para gente muy seleccionada. Yo, particularmente, creo que la poesía, como toda obra de arte, requiere nuestra atención y no nuestro rechazo de antemano. Si tenemos paciencia y tenemos que leer varias veces un poema, seguro que encontraremos algún mérito o algo que nos ilusione o nos impresione. Hay que admitir que no todos los tipos de poesía son iguales, ni todos tienen la misma claridad para entenderlos, ni todos tienen la misma capacidad para emocionarnos. Con paciencia, como he dicho, podemos llegar a entusiasmarnos con ella.

Para tener un amplio concepto y, sobre todo la valoración que de la poesía se puede hacer, no puedo dejar de mencionar, por sus méritos y autoridad, a José Caballero Bonald, Premio Cervantes, que recibió hace unos días y que yo presencié en TV. Me impactaron sus palabras al hablar de la poesía. Dijo Caballero Bonald, refiriéndose al gran filósofo: «Según Aristóteles, la Historia es lo que pasó; la poesía lo que debió pasar». Caballero siguió diciendo que «la poesía puede corregir las erratas de la Historia» y aseguraba que «la poesía es una forma de defensa contra las ofensas de la vida».
Siempre se ha dicho que la poesía marcaba de forma indeleble una manera de vivir la vida y las etapas de la Historia.

Después de estas breves y resumidas pinceladas sobre el tema, no puedo dejar pasar la ocasión sin hablar un poco de mi libro, de este libro, que nace y que presentaré públicamente en breve.

El poemario, que publico, ha sido seleccionado del trabajo de una década. La edición de este libro no tiene más objetivo que recopilar todos mis poemas, publicados en distintos medios locales y provinciales. . Aunque mi paso por la apasionante experiencia de escribir, verso y prosa, ha sido tarde en el devenir de mi vida, no por eso ha dejado de gratificarme, extraordinariamente, al sentir que, muchas de las sensaciones de mi vida, podían ser plasmadas con la fuerza y el vigor que sentía en mi interior. Por eso no es raro el título, que he elegido para este poemario: ALIENTOS DE VIDA.

Es como una necesidad, sacar del fondo de mi corazón las emociones sentidas ante el nacimiento de mis nietos; el triste sentimiento ante mi «Estación de ferrocarril» tan deteriorada; la paz ante mi Virgen de la villa; recordar el «Castillo» de la Peña; la celebración de la Primera Comunión de mi Natalia; la visión de una nevada en mi pueblo; la admiración por ese árbol emblemàtico, el olivo, que me inspiró para hacer una sentida «Alegoría»; la pena y el dramatismo por la catástrofe del Prestige y tantas y tantas cosas más……

Ante este panorama, me ha parecido bien hacer una serie de apartados, que puedan recoger los contenidos de los distintos poemas, muy distintos en cuanto a la temática y estructura, pero con algo que los identifica: la fuerza y la pasión. Para mí es como un único y largo poema.

Si esta selección de poemas, sirve para emocionaros, en unos casos, para relajaros, en otros o para deleitaros con algunos recuerdos, me sentiré muy satisfecho y se habrán cumplido las expectativas, que me proponía.

Por último, os invito a todos a la presentación de ALIENTOS DE VIDA, que tendrá lugar el día 6 de junio, en la Casa Municipal de Cultura Francisco Delicado, a las siete de la tarde.
La distribución de ejemplares, de forma gratuita, tendrá lugar en el acto de presentación. Como gesto solidario, el que así lo considere, podrá dar un donativo para CÁRITAS INTERPARROQUIAL. Al finalizar dicho acto, el autor firmará libros a todos los que lo deseen.

Mi agradecimiento de antemano y mis saludos más afectuosos.

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Francisco Teva Jiménez
Maestro / Lic. en Derecho



El Rincón de Paco Teva… POR QUÉ NO MÁS POESÍA

En esta ocasión quiero presentaros, sin más preámbulos, dos poemas: uno escrito hace tiempo, CÁLIDA SINFONÍA y otro, que es el último escrito, AMANECER PRIMAVERAL. Espero os guste y si no es así, simplemente es cuestión de gustos, no de ideología, ni de orientación política.

CÁLIDA SINFONÍA

I

Me has mirado, te he mirado
a los ojos.

Cómplices en el amor, en la penumbra cálida,
sólo hablan los ojos.

Las palabras no quieren salir,
no quieren aflorar de nuestros labios,
que, sellados en un beso , interpretan
la melodía dulce y callada
de nuestro callado amor.

Los cuerpos enlazados, fuerza y pasión,
reciben sensaciones impensadas,
que embriagan los sentidos, despiertos ya,
en puro arte de caricias,
solos tú y yo.

Recordaba tu perfume en la soledad
de mi apartada oscuridad
y despertaban mis ensueños,
en rutilante claridad,
que, sin querer, estaban olvidando
toda la dicha, aún por disfrutar,
sin tener que hablarnos, sólo con mirar,
con miradas dulces, de dulce pasión,
mirando a tus ojos,
callado y sin voz.

II

Entre sábanas de “holanda”
de inmaculada blancura,
he recibido tu imagen, realzada,
con resplandores de luna.

La luz plateada de tu rostro
atrae las miradas de mis ojos,
queriendo de tu faz, amasada de aceituna,
la felicidad escrutar,
felicidad que tus ojos, rebosantes de ternura,
ya, no pueden ocultar.

Me hablan tus labios, me hablan
tus ojos,
me habla tu cuerpo bañado
de afán,
me habla tu piel de trigo
y de miel
y mi cuerpo amante se acerca
sereno,
hablando muy quedo, buscando
senderos,
de tan fértil campo todos los
senderos,
recorriendo amable el hermoso
cuerpo.

III

Tu cuerpo , que Eros regaló con su
fragancia,
ha despertado mis deseos más
ocultos.
La pálida luz de la alborada
se refleja, muda, en tu
desnudo
y mi cuerpo, absorto en la apatía
nocturna,
se embriaga con la imagen turgente
de tu carne, que enerva
mis sentidos
y sueña con jinetes y monturas,
con carreras, de inciertos
recorridos,
sin el freno mental de la
cordura.
El sudor impregna nuestros
cuerpos,
larga y vehemente ha sido
la aventura,
guerreros derrengados en el dulzor
de la lucha,
sigo mirándote a los ojos, espejos
de la luna.

AMANECER PRIMAVERAL

A

Je suis content.

Los efluvios y los radiantes rayos,
ampliados por bocanadas de aire tibio,
con reflejos anaranjados,
con pintas de avecillas ancestrales en sus nidos azulados,
me van sacando
de la estática versión de mis instintos profundos,
de anímicas polémicas,
enturbiadas por devaneos endurecidos,
en un apasionante ejercicio de revisión,
vivido y esperado dulcemente.

B

La tenue luz, apenas perceptible,
anticipo de alburas y fervor «orange»,
me va impresionando la retina
en episodios, no por repetidos,
menos emocionantes y sentidos.

La aurora eclosiona en un abanico cromático,
mosaico de colorido inigualable,
moteado de flores y carismas,
de una belleza espontánea e infinita.

Vuelos inciertos de aves seculares,
que, en el cielo imponderable,
dibujan estelas, siempre previsibles,
en locos vértigos y clamores recurribles.

C

El astro rey, lanzador de cuchillos afilados,
con la pátina de tonos de Vulcano,
expande sus luces infernales,
entre gorjeos de pájaros cantores.

La luz incierta, devorada
por la intensa claridad de un nuevo día,
invita a ejecutar, en plácidos requiebros,
las amorosas señales recibidas.

Je suis content.

La rutilante luz,
el sutil reflejo del calorcillo primaveral,
se han instalado en mi espíritu peregrino,
en las mismas cárcavas de mis campos,
hambrientos de colores perseguidos.

D

Je suis content.

Mis ojos, que han seguido las estampas,
cada día revividas,
despiertan, ávidos de luces nuevas,
a la eclosión imperativa una a una,
en un afán de respirar los sabores impensados,
de los maitines olorosos,
buscando, en un alarde insondable e imprevisible,
todas las esencias dibujadas por la luna.

Oh, ma chérie, je suis content.

Cortaré la flor de mis deseos para ofrecerte,
en un gesto de ilusiones,
mis ansias y mis cuitas, mis amores y mis dones,
con la fuerza primaveral de cada día.

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Francisco Teva Jiménez
Maestro / Lic. en Derecho



ESPÍRITU DE POETAS…Lara de Tucci

Lara de Tucci | Aunque las nuevas tecnologías vienen restando a las generaciones de esta época aficiones poéticas, son todavía algunas las personas que tienen inclinaciones por el verso y por los mensajes que transmite el verso. Y, por lo mismo, se siguen publicando poemas en pequeños libros, revistas especializadas y en otros medios que tienen la generosidad, la delicadeza y el buen gusto, en estos tiempos de crisis de valores y crisis económica, de presentar algunas de sus páginas como ventanas abiertas para que la creatividad en forma de estrofas escape con sus reflexiones en busca de sentimientos afines, tratando a la vez de dar con aquellos a los que hay que formar ofreciéndoles decoro de intenciones.

Hay que comentar, sin embargo, que aunque éstos son los menos, no todos los trabajos que se publican por ahí producen la sensación de que han sido escritos por verdaderos vates; por autores que sienten la poesía como vehículo ideal para el progreso de la belleza entre los lectores. Pues independientemente de que la elaboración de las estrofas sea en forma de verso libre o se atenga estrictamente a las académicas reglas gramaticales, nos encontramos con composiciones que no están concebidas ni construidas con estilos que pudiéramos llamar de humana calidad; de ese fondo de nobleza que ha de reflejar toda obra poética.

No obstante, hay que felicitarse por el hecho de que estas composiciones son pocas si las comparamos con las que siguen el correcto talante, las que están en línea con los clásicos y también con las distintas generaciones de autores y movimientos que se han distinguido en la poesía y permanecen vigentes con sus enseñanzas en el universal panorama literario.

Son los poemas que cantan (con gritos salidos de lo más hondo del espíritu y con más o menos intensidad del sentimiento) la vida y la muerte; el amor y la ausencia de querer; la esperanza y la desesperación; episodios heroicos y actos de humildad; la alegría, el orden, la belleza y lo intrascendente del mundo; lo que está en nuestra existencia para recreo y sufrimiento de todos. E, igualmente, lo trascendente: lo que muy pocas veces, o tal vez nunca, tiene explicación para el entendimiento humano; pero que también provoca gozos -a veces sublimes- y satisfacciones, amarguras y penalidades desconcertantes.

Y pueden ser de la misma manera, cantos fantásticos de poetas impresionados o perturbados por el entorno y por lo que sus imaginaciones configuran a partir de ese mismo entorno. Lo cual expresan ellos con idealización de todo o sublimándolo todo, según la predisposición que abriguen de los elementos tratados, con acentos refinados y con tonos de adecuada musicalidad para gozo de mentalidades que gustan de la pureza de costumbres con matices de adecuada reverencia por la sublimidad.

Pero toda esa exaltación de valores y contravalores, de elementos palpables; de elementos palpables, sí, pero igualmente de situaciones imaginadas -¡oh rarezas de estos tiempos!- es vertida por los poetas en un mundo que mira mucho, pero es poco lo que ve. Mundo en el cual la contemplación está desfasada y el recogimiento que la propicia se considera obsoleto.

Por eso, los referidos cantos, dimanantes de la locura de los poetas, son hoy eso: coplas de locos -como ya dijo Giovanni Papini-, cánticos de alienados que, en su afán de componer lo descompuesto, declaman sus inquietudes -que, por otra parte, son las inquietudes de la humanidad entera- con susurros apacibles en medio de ciertos núcleos de la sociedad sumidos en vivencias efímeras y en posicionamientos confusos -como confusos son después los resultados que cosechan-; posicionamientos alimentados por reclamos que no están en la inmensa mayoría de los versos. Esos versos que son freno de despropósitos y luces que se encienden en la neblina producida por lo que no está tocado con la varita mágica -mágica desde siempre y por siempre- de la prudencia y la sensatez.



«JUAN MORA PULIDO»… Lara de Tucci

Lee mi nombre con respeto.
Yo también tuve salud
y viví tan satisfecho
como estás viviendo tú;
pero aquí vine derecho
como también vendrás tú.
¡Todo el mundo es deshecho!

Lara de Tucci | Este pequeño poema, titulado “Los muertos hablan”, como casi todos los marteños sabrán, se encuentra escrito en calidad de epitafio en una de las tumbas de nuestro cementerio; concretamente, en la de su autor, cuyo nombre da título a este trabajo, Juan Mora Pulido.

Son unos versos que a nadie dejan indiferente. Pues hay quienes los toman por una ocurrencia que tuvo el nombrado Mora Pulido para advertirles filosóficamente a los que los leyeran de la brevedad de las favorables situaciones que se viven, así como de la brevedad de la propia existencia humana. Pero otros de los que los leen, lo sé a ciencia cierta, piensan, y así lo comentan siempre, que el autor del epitafio tuvo que ser una persona que se regocijó con su poema porque con él fustigaría a mentalidades de esas que se creen seguras en este mundo y que, por lo mismo, maldicen a quienquiera que les ponga al tanto de la finitud de sus seguridades y de los días que les toca vivir.

El objeto de este artículo no es el de comentar dicho epitafio, sino el de poner al corriente a los lectores de MARTOS AL DÍA de que sus versos forman parte de la obra poética MIS PENSAMIENTOS; pequeño volumen que Juan Mora publicó en Jaén capital hacia el año 60. Eran tiempos difíciles, y más para la Cultura; eran tiempos en los que sólo una o dos personas escribían en Martos, y si escribían, no publicaban sus escritos.

El libro esta dividido en seis capítulos, que Juan denominó “Trabajos patrióticos” (I), “Trabajos religiosos” (II), “Trabajos humorísticos (III), “Trabajos de enseñanza mortal” -al que pertenece el comentado epitafio- (IV), “Trabajos románticos” (V) y “Temas varios” (VI). Libro donde se aprecia el talante patriótico, religioso y romántico, entre otros valores, que ennoblecían el espíritu del autor. Él mismo lo dice en el prólogo, destacando ese conjunto de valores personales que tuvo a bien plasmar en unos poemas, que por milagro han pasado a la posteridad.

Digo por milagro porque no sé si alguien de nuestra localidad tiene constancia de esta publicación; en cuya portada aparece una vista panorámica de la Martos de entonces. Yo, al menos, desconocía su edición, y ni siquiera por parte de los cronistas oficiales (habiendo alguno que se dedicó más bien a cronicar sólo acerca de sus trabajos) tuve noticia del mismo. Y por suerte, lo digo como amante de la cultura marteña, me llegó un ejemplar gracias al matrimonio formado por Fidel Cuesta y Encarnita López -sobrina ésta del autor-; ambos, componentes de la Coral Tuccitana.

Juan Mora Pulido, que murió a los 84 años en Martos en diciembre del 72, siendo teniente de Infantería en la Reserva, supo dejarnos con su pluma muchos de los conceptos didácticos -eso son la mayoría de las estrofas de su libro- que él creía como rasgos esenciales para una convivencia ajustada a la nobleza que tendríamos que abrigar todos los seres humanos. Por eso dice en el poema “La Calumnia”

¿Obtienes ventaja alguna
con acusar falsamente?
Pues si no obtienes ninguna,
obra como hombre decente;
que ser decente es fortuna.

Por lo mismo, es de gran mérito la siguiente estrofa del poema “Ingratitud”.

Si el que recibe un favor
no lo sabe agradecer,
ni ha conocido el honor
ni sabe lo que éste es.

En sus poemas religiosos, siendo marteño, no podían faltar estrofas a la Virgen de la Villa; unas son de alabanza y alguna hay en la que le solicita perdón, yo creo que por la ofensa histórica a Nuestra Señora que todos conocemos.

Virgen de la Villa y Madre,
olvida al que te ofendió
y perdona todo aquello
porque aquello ya pasó.

Intuyo yo que el poema “Ninguna” de este librito se lo inspiró a Juan Mora la ya citada Encarnita López, su sobrina; por la cual, tengo entendido, sentía un tierno cariño al ser ella una niña con gracia y espontáneo apego hacia él.

Encarnita, tu viveza,
tu expresión y tu blancura
me hacen perder la cabeza.
Como tú no hay ninguna
de los pies a la cabeza.

Hay que resaltar el hecho de que la formación literaria de este autor marteño no era muy completa. Pero tenía habilidad para versificar e imaginación para crear temas que estuvieran construidos con sensibilidad poética; lo cual basta para reconocerle, como se merece, el mérito que tuvo. Y como su profesión militar y los tiempos de la postguerra, según mi particular punto de vista tras haber leído su libro, jugaron un papel preponderante en su mentalidad de poeta, a nadie le extrañará que la Patria e incluso Franco -¿por qué no decirlo?- estén presentes en sus trabajos poéticos.

Queremos que España sea
como Franco la desea:
Una sola, grande y libre;
con poder inextinguible
para que el mundo la vea
como nación invencible.