ARTE MARTEÑO EN MÉJICO… Lara de Tucci
De Redacción | 4. marzo 2013 | Categoría: Clásica, En Portada, Opinión | Sin comentarios » ComparteTweetLara de Tucci | Cada vez que algún marteño destaca fuera de la localidad llevando el nombre del lugar que le vio nacer por lugares que se encuentran lejos de la Peña, si yo estoy al tanto de ello, me complazco en dar la noticia de la única manera que sé: escribiendo acerca del personaje y, también, sobre la labor que le lleva a destacar en el desarrollo de sus cualidades; gracias a las cuales, Martos sobresale en positivos valores en otras esferas donde quizá nadie nos conocía.
He dicho antes que me complace resaltar a personas así, y es que, al alcanzar Martos renombre por cualquier motivo -y ¡ojalá que sean siempre motivos para felicitarse!-, creo que la entera marteñía nos beneficiamos con ello. Yo, desde luego, en el plano personal, me siento beneficiado si a Martos se le reconoce por el sobresaliente quehacer de alguno de sus ciudadanos.
Refiero esto porque he sabido recientemente que al pintor marteño, José Domínguez se le va a hacer un homenaje en Méjico, concretamente en el Estado de Sinaloa de aquel país hermano. Un homenaje en el que la Dirección del Archivo Histórico General del citado estado le distingue “en virtud de su fructífera carrera artística, su trayectoria como pintor y su gran productividad con los pinceles durante años”.
Pero la distinción mejicana, placa incluida, tiene un premio añadido de gran consideración para José Domínguez: se le invita también a exponer una muestra de sus cuadros en la Sala de Exposiciones Temporales del antes citado Archivo Histórico. Que, según tengo entendido, se inaugurará en un acto académico el jueves 18 de abril, y cuya clausura será el 15 de mayo. Dando yo casi por seguro que nuestro pintor, al aceptar la distinción azteca, aceptará igualmente llevar sus lienzos a aquellas tierras, antes conocidas como Nueva España. Donde pocos pintores europeos contemporáneos nuestros han tenido la oportunidad de ver sus obras colgadas para admiración de los asistentes a eventos de esta naturaleza.
Anteriormente, ya he escrito algo sobre José Domínguez en otros medios, incluso aquí, en MARTOS AL DÍA, que tan extraordinaria labor informativa y cultural viene realizando; cubriendo unos espacios que los curiosos lectores le sabrán agradecer. En este periódico digital y en algún otro medio, el pintor marteño ha aparecido en artículos míos; donde resaltaba no sólo sus distinciones y reconocimientos curriculares en España y fuera de nuestras fronteras, como, por ejemplo, en Francia y en Italia; países en los que existe un gran conocimiento del arte pictórico, como sabemos por los artistas consagrados que han dado y por la gran cantidad de críticos en esta materia que nos han acercado substanciosas referencias captadas por sus impresiones profesionales; críticos y entendidos de esos que nunca aceptan que se les dé gato por liebre en las exposiciones museísticas.
De la misma manera que he escrito sobre los premios recibidos por José Domínguez, también he citado las publicaciones y catálogos donde ha aparecido. Como, por ejemplo, el libro titulado “Aproximación a las Artes Plásticas en el umbral del siglo XXI”, editado por el Museo Provincial de Jaén. Pero, mayormente, me he referido en mis artículos, casi de una manera generalizada y con placer, ya que me encanta, al principal de los rasgos que lo caracterizan: la luminosidad meridional que sale de su paleta a través de sus pinceles, sabiamente instrumentalizados por el artista; hasta el punto de crear líneas divisorias para que las sombras, dominadas de la misma manera con su arte, no traspasen los límites que su maestría tiene a bien señalar para que la luz y la oscuridad no se mezclen compartiendo el espacio de un mismo lienzo.
Concluyo diciendo que tan solo en los cuadros donde la naturaleza vegetal juega con los rayos solares tamizando la claridad que éstos proyectan en los rincones ajardinados o campestres es donde las luces y sombras se hacen compañeras para entresacar adecuados matices de los colores que se mezclan. Es como si José Domínguez descorriera así los velos de unas superficies planas y las hiciera aparecer como tridimensionales para recreo de quienes ven sus obras y para recreo también esta primavera de los aficionados a la pintura de Sinaloa, en Méjico.