Lara de Tucci | Hermanos cofrades de la Virgen de la Villa de este barrio de Entrevías-El Pozo del distrito de Vallecas: repito que éste no es un pregón de La Labradora al uso. Un pregón con la lógica exposición de nuestras devociones por la Virgen; de los recuerdos de la plantación de olivos que nos vio nacer, y de las imágenes más emblemáticas de nuestra localidad: el Baluarte, la Fuente Nueva. Y… la Peña -siempre la Peña en las retinas de los marteños que no habitamos allí-; la Peña, con las ruinas del castillo en su cima, dominando todo el casco urbano, cuales vigías del amplio océano de olivos que la circunda.”
Dado eso que apunto y dado también que nuestra Cofradía necesita savia nueva, me parece a mí, pues la crisis de fe nos afecta a todos, tenemos la obligación de ceder buena parte de la representación que ostentamos de Nuestra Señora La Labradora y ofrecérsela con espíritu cristiano, espíritu de hermanos animados por una misma religiosidad, a algunas de las personas que vemos por aquí en las misas de los domingos. Y ofrecerles cierta responsabilidad también tras ir captándolos, como cofrades de la Virgen, en este distrito municipal de Vallecas, en una labor conjunta con nuestro consiliario, don Luis Miguel.”
“Abramos las puertas de la Parroquia de San José de Calasanz y de nuestra sala de reuniones cofradieras e invitemos con suma insistencia (`A tiempo y a destiempo´, como dijo San Pablo en su epístola segunda a Timoteo) a personas bolivianas, colombianas, ecuatorianas, etc. Pero igualmente a otros creyentes del distrito aunque no sean hispanos. Invitémosles y que, los que así lo deseen, vayan cogiendo el testigo de algunas de nuestras manos, ya cansadas para proseguir sin desfallecimiento en aquella entrega que posibilitó en Madrid una devoción mariana venida de Andalucía y con siglos de antigüedad. Ya que de ese modo, según mi particular criterio, tendrá una segura continuidad el fervor por la Virgen de la Villa en Vallecas.
Los párrafos precedentes son transcritos de mi segundo Pregón de la Fiesta de la Virgen de la Villa en Madrid, año 2010. Que como el lector habrá captado pertenecen a un discurso si no de preocupación, sí de cierta inquietud por el futuro que la Cofradía de nuestra Imagen vallecana pueda tener por los aludidos motivos de falta de fe y, también, por desarraigos de unas nuevas generaciones que van perdiendo las referencias de las devociones y tradiciones marteñas que sus antepasados tuvieron el acierto de implantar en Madrid. Valores que fueron lo único que se trajeron de Martos porque era lo único que se podía transportar en los corazones dolidos por la emigración y el abandono de la tierra en la que vieron la primera luz.
Desde luego, en todos los núcleos urbanos de España ocurre cosa parecida. Algo de esto refiero en mi libro `La Virgen de la Villa´, que tuvo la gentileza de patrocinar Manuel Pulido Melero; seguramente, quien más se ha comprometido desde siempre con la entidad madrileña de La Labradora. En la parroquia de Santa Cruz, escribí, de la calle de Atocha, donde cuelga un gran cuadro pintado al óleo de nuestra Virgen, encargado por el mencionado cofrade, tenían antes su sede canónica treinta cofradías (véase pág. 67 del citado libro, que está a la venta en la Casa de la Cultura en beneficio de la Capilla de Jesús) coincidiendo en plena actividad. Hoy solo son catorce y los cofrades de éstas, mayoritariamente, pertenecientes a la tercera edad. Por lo tanto, mi referido Pregón tenía visos de atención por lo que pudiera suceder con la Cofradía de la Virgen de la Villa en Madrid.
Y la propia concejala presidenta del Distrito de Puente de Vallecas, Eva Durán, la persona de la política que más se ha comprometido con nuestra Cofradía y que incluso llegó a ir a Martos en tiempos del alcalde Fernando García Pulido, expresa en el programa de Fiestas de este año su agradecimiento por anticipado a los anderos del Cristo de El Pozo -una cofradía de Semana Santa- por cuanto colaborarán en la procesión de la Virgen; pues se viene haciendo difícil en los últimos años encontrar voluntarios para sacar a la sagrada Imagen a la calle.
Pero, en última instancia, confiemos en la ayuda de Ella para seguir avanzando y que su culto en la Ciudad del Oso y el Madroño continúe manteniéndose para bien de los creyentes católicos en general, como recuerdo de Martos y en homenaje secular a aquellos tuccitanos que se preocuparon de tenerla consigo lejos de sus raíces.
Termino con unos datos que infunden esperanza en este aspecto: llevamos tres años, que yo recuerde, en los que los hermanos mayores ya han nacido en Madrid. Pertenecen, pues, a la generación posterior a la de aquellos artífices comprometidos en la capital con la Virgen de su pueblo. Ellos son, por este orden, los hermanos Manuel y Miguel Ocaña Caballero y, este año, Antonio Luis Montes Pérez. Además, el pregonero de 2012, Amador Álvarez Cózar, aunque nacido en Martos, reside en Madrid y también ha recibido de sus padres el apego a la devoción mariana de la Villa. Por eso hay que decir que si continúan ejemplos como los de estos jóvenes, el porvenir de la Cofradía de Nuestra Señora La Labradora madrileña no puede ser tan gris como en algunos momentos lo intuimos.