Marteños por el Mundo: Aurelio García (Washington DC, EE.UU.)

Redacción | Continuamos con nuestra sección «Marteños/as por el Mundo». Hoy entrevistamos a Aurelio García, un marteño que reside y trabaja nada menos que en la capital de Estados Unidos. Para mi es un placer presentaros a una persona de la que todos los jóvenes marteños debemos aprender y sentirnos orgullosos. Recuerda que si conoces a algún amigo o familiar que resida, ya sea por trabajo o estudios en el extranjero, no dudes en escribirme un correo a redaccion@martosaldia.es si quieres que publiquemos una entrevista o una reseña.

¿Hola Aurelio, a que te dedicas, que has estudiado?

Hola Alejandro. Mi título oficial aquí es de Consultor de Facilitación de Comercio en el Banco Interamericano de Desarrollo en Washington DC, un banco de desarrollo muy parecido al Banco Mundial, pero que sólo trabaja con países latinoamericanos. En Washington somos aproximadamente unos 1.300, más otros 700 aproximadamente que están en la región. Mi unidad diseña y financia proyectos fundamentalmente de modernización de aduanas, y yo me encargo a grandes rasgos de la gestión de algunos de los proyectos, su ejecución y evaluación, y de las relaciones externas con otros organismos internacionales y representantes del sector privado. Ahora por ejemplo me estoy encargando de nuestro programa de análisis integral de fronteras en Centroamérica.

En cuanto a los estudios, empecé con la Licenciatura de Traducción e Interpretación, con especialización económica y jurídica, luego hice un Máster de Comercio Exterior, y varios cursos especializados similares, y hace unos meses terminé un MBA en Finanzas en la universidad de George Washington, yendo a clase por las noches y los fines de semana durante 2 años.

¿Cómo acaba un marteño trabajando en Washington DC?

Pues yo nunca pensé que iba a venir a EE.UU y ya llevo aquí 5 años. En el fondo todo se lo debo a mis padres que siempre me han apoyado mucho. Cuando terminé la carrera, a través de Rosa, la que es hoy esposa de mi hermano Iván, me enteré que había una empresa en Jamilena, distribuidora de ajos principalmente, que buscaba alguien que supiera idiomas y comercio exterior para abrir mercado, o vender fuera, como se suele decir. Mi fuerte era el inglés y también el alemán, aunque no sabía mucho de contratación ni formas de pago internacionales, pero rápidamente me apunté a cursos de comercio exterior y empecé un máster semipresencial. Mi jefe Juan Garrido también me apoyó mucho y me dio libertad para hacer muchas cosas. En esos dos años progresamos mucho y contactamos con decenas y decenas de medianos y grandes distribuidores de frutas y hortalizas en Europa, y finalmente hicimos negocios con varios distribuidores en Alemania, Inglaterra y Polonia. Ahora que miro atrás me doy cuenta de lo mucho que aprendí durante esos dos años.

Fue también durante esa época que conocí los servicios del ICEX, Instituto de Comercio Exterior, y Extenda, más o menos lo mismo que el ICEX pero sólo para empresas andaluzas. Extenda tenía, y me consta que aún tiene, un programa de Becas de 2 años muy bueno para formación de jóvenes profesionales en comercio internacional. Me presenté, y aunque sólo había 20 plazas tuve la suerte de sacarme una. No te puedo decir exactamente cuántos se presentaron, pero lo que sí sé es que para el primer examen había 4 auditorios en la Cartuja de Sevilla llenos de candidatos como yo.

Por suerte, en el segundo examen, me preguntaron básicamente por temas que eran los que yo manejaba en la empresa de Jamilena: formas de pago internacional, documentación, financiación, riesgo de moneda, incoterms, derecho mercantil internacional,… Así que después de pasar los exámenes, seleccionaron a los 25 primeros, y nos mandaron durante 4 semanas a realizar un curso intensivo de 8 horas diarias a Sevilla, tras el cual seleccionarían a los 20 becarios finales.

En definitiva, tuve la suerte de estar entre esos 20, y la gente de Extenda me mandó a Washington DC, y más concretamente a la Oficina Económica de la Embajada de España en dicha ciudad, en calidad de analista de los bancos multilaterales (Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo). Allí se suponía que iba a estar sólo un año, pero luego salió la oportunidad de irme al Banco Interamericano de Desarrollo y aquí estoy desde entonces.

¿Cómo ha sido tu adaptación al estilo de vida norteamericano? ¿Qué diferencias hay con el estilo de vida «marteño»?

Bueno, Estados Unidos es un país muy heterogéneo, y no te sabría definir el estilo de vida americano con muchos detalles, supongo que cambia mucho si estás en Texas, California o Nueva York. En este país tienes todas las comodidades que uno necesita para sentirte agusto (salvo la familia y los amigos del pueblo desgraciadamente), así que en lo que respecta a las comodidades materiales, la adaptación ha sido fácil. El tiempo no es muy diferente del de Martos, inviernos fríos y secos, a veces con nieve, y los veranos muy calurosos, aunque más húmedos que en Martos.

El estilo de vida es, en general, muy acelerado y dinámico, la gente siempre está pensando en hacer cosas, nuevos proyectos, nuevas ideas, y apenas paran para comer. La comida aquí es básicamente combustible para el cuerpo. A veces echo de menos, aparte de mi familia por supuesto, la tranquilidad de Martos, el pasear por el parque y tomarme unas tapas con los amigos, o irme al campo con mi padre y mi hermano. De hecho el fondo de pantalla de mi ordenador es una foto panorámica estupenda de Martos que le compré al fotógrafo de los Arrayanes.

¿Qué es lo que más te gusta de Washington DC y de EE.UU?

Lo que más me gusta es el ambiente internacional que se respira en las calles. No en vano aquí están practicamente todas las embajadas del mundo, algunas de las mejores universidades del mundo, y las sedes de muchos organismos internacionales, como el Banco Mundial, el Fondo Monetario, el Banco Interamericano de Desarrollo, etc, sin olvidarnos por supuesto de la Casa Blanca, el Capitolio y los ministerios del gobierno de EE.UU. Aquí puedes salir con tus amigos y fácilmente habrá en el grupo gente de todos los continentes, lo cual es una experiencia muy enriquecedora y te das cuenta de los distintos puntos de vista que tiene cada uno.

La ciudad es en general muy ordenada, y tranquila, nada que ver con Nueva York, no llega a los 600.000 habitantes, las calles son anchas y el tráfico es muy tranquilo, la zona del centro es donde están los monumentos más representativos de la ciudad, monumentales y con un marcado carácter masónico. Eso sí, no es oro todo lo que reluce, y la ciudad también tiene zonas muy pobres.

En cuanto a comida, hay una gran variedad de restaurantes de todos los estilos y para todos los bolsillos, incluidos varios restaurantes españoles. En los supermercados puedes encontrar casi de todo, pero no aceite de oliva de Martos, una pena, así que hay que conformarse con el italiano que es el que domina el mercado aquí y es el más fácil de encontrar, aunque siempre que puedo compro aceite español. Los parques de la ciudad también me gustan mucho, suelen estar muy bien cuidados y hay muchas zonas verdes de recreo y deportes.

De EE.UU. en general lo que más me gusta es la gente, muy amigable, honesta, directa pero educada, al menos los que yo me he encontrado. También la diversidad de razas, y las ciudades como Chicago, Miami, Nueva York, y por supuesto la geografía del país que es espectacular: montañas, parques naturales magníficos y únicos como el Gran Cañón o el Valle de la Muerte, playas hermosas en ambas costas,… El problema es que está todo muy lejos y necesitas coger el avión para cualquier viaje que hagas.

Háblanos de tu trabajo

Pues como comenté antes, gestiono y diseño proyectos de modernización de aduanas. En un día normal, me reúno con mis compañeros de equipo para revisar el progreso de los proyectos, e intentar anticipar retrasos y problemas. Parte del día también la dedico a hablar con nuestros clientes en la región, los gobiernos de Latinoamérica y el Caribe, para asegurarme que todo el mundo cumple con lo acordado en el proyecto, y con otros organismos internacionales. También me encargo de recoger datos que posteriormente analizo para medir el grado de satisfacción del cliente y la eficacia del proyecto con respecto a los objetivos establecidos originalmente, y ver qué funcionó y qué no (sobre todo esto último).

El resto del día la suelo dedicar a solicitudes internas de información, preparación de informes técnicos para la gerencia, y para la gente de finanzas.

Sin embargo, cuando estamos armando un proyecto grande, como el que acabamos de aprobar para la modernización de la aduana de Honduras ($10 millones), todo es diferente, entonces no hay horarios y la jornada de trabajo para el equipo puede ser fácilmente de 14 horas al día incluyendo sábados y domingo. Afortunadamente sólo sacamos proyectos así una o dos veces al año.

¿Piensas quedarte mucho más tiempo?, ¿donde te ves en un futuro?

Eso es exactamente lo que me pregunta mi madre cada vez que hablo con ella! Ya llevo aquí 5 años, y sólo venía para uno. Desde luego que en algún momento volveré a España, pero aún no tengo claro cuando.

Muchas gracias Aurelio por atender a Martos al Día, te esperamos pronto por tu tierra, cuídate y un fuerte abrazo.

Una reflexión de la redacción: Tenemos que hacer notar como los jóvenes de este país, personas extraordinariamente preparadas, se ven abocadas, en muchos casos, a emigrar para que se les reconozcan sus capacidades y que, en definitiva, puedan progresar a nivel personal y profesional. En el difícil contexto en el que nos encontramos, cuando nuestro país, nuestra economía, necesita dar un giro hacia un nuevo modelo productivo, no nos podemos permitir el lujo de prescindir de estos profesionales. A pesar de que nuestro gobierno minimice las cifras, es imposible esconder la «fuga de cerebros» que se está produciendo desde hace unos años, incrementada en estos tiempos ante la escandalosa tasa de paro de la población juvenil y el desalentador panorama laboral. Un mensaje para la juventud:  Sin por supuesto generalizar, casos como el de Aurelio deben de servirnos, por un lado, para empezar a dar un giro a nuestra mentalidad, basada en el subsidio y en el «que me lo den todo hecho», por la de «coger el toro por los cuernos» y empezar a emprender, sin miedo a esta crisis o al fracaso, diseñar y empezar proyectos, generar sinergias, con el fin de hacernos dueños de nuestro propio futuro. Solo así, saldremos con garantías de esta crisis y cambiaremos la economía de este país -hasta hace bien poco basada en exceso en el ladrillo-, por una economía más dinámica y competitiva… en esta nueva economía, profesionales como Aurelio o los cientos de jóvenes científicos que tienen que emigrar, podrán volver a su tierra en las condiciones necesarias para que no tengan que irse fuera.

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4 comentarios
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  1. Excelente ejemplo de esfuerzo y brillante reflexión.
    Saludos, Aurelio.

  2. PUES LA VERDAD UN CHAVAL QUE ES UN LUMBRERAS… MUY BIEN AURELIO AQUI IVAS A ENCONTRAR NADA MAS K PENURIAS.

  3. Aurelio, felicidades por esa trayectoria, ojalá que pronto puedas tener el futuro que te has currado y mereces aquí, con tu gente, que tienen que estar orgullosos de ti, mucha suerte y un abrazo desde martos.

    Estoy totalmente de acuerdo con la reflexión de la redacción a la que felicito por el reportaje, saludos.

  4. En primer lugar te doy la enhora buena Aurelio, por tu trayectoria , pero me gustaria decir que es una pena que personas bien preparadas como Aurelio tengan que salir al extranjero para desarrollarse profesionalmente y personalmente ¿porque nuestros gobernantes dejan que personas así tengan que dejar nuestro pais? , serian muy útiles para el desarrolo aqui, en fin esperemos que algún día vengan tiempos mejores y nuestros jovenes no tengan que irse fuera.

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